Un Lincoln Loud de treinta y cinco años de edad, sumergido en la soledad y la necedad de mantener distancia de su familia. Trabaja como un famoso creador y escritor de cómics, bajo el anonimato de L.L. Gracias a su fama se le ofrece realizar una ada...
(Lamento informar que ilustraciones no hay de momento, espero eso cambie pronto..., estoy intentado retomar el dibujo nuevamente... luego de bastante tiempo...(tienen la vista aguda)
(Tienen la vista aguda...?)
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(Retrospectiva desde Lincoln)
Supervivencia del más albino...
Es un poco incomodo y vergonzoso, pero me encuentro siendo guía, y siendo llevado, al lugar donde pasé mis días de niño. Allí, donde fui educado, y criado con tanto amor. Seguro resulta raro, el que me sienta incomodo y con cierta vergüenza ¿verdad?, al ir a un lugar, donde puedo decir francamente que, es el único lugar, donde guardo la mayoría de mis mejores recuerdos. Pero, es así, y las razones son más simples de lo que se podrían creer.
Realmente la vergüenza y la incomodidad no surgen exactamente por ir a donde me dirijo, sino, más bien, surgen por la manera en que estoy siendo llevado, ya que, ahora mismo, una hermosa y bella joven, va a mi lado, pegada a mí, con ansias y emoción de llegar a una casa, a la cual, una vez pude llamar, mi hogar, mi ruidoso hogar.
Exactamente, quien es la joven que me acompaña, bueno, ella es, simplemente es, mi niña, mi hija, mi pequeña, mi princesa, mi pastelito, mi todo, una de mis diez maravillosos hijos, la segunda mayor si somos exactos, y la única en mi relación con mi hermana mayor Leni, nuestra hija "Liena". Si, lo sé, enfermizo ¿cierto?, pero, bueno, ahora con eso aclarado, ¿dónde está lo vergonzoso..., e incómodo de la situación..., además..., del incesto?
Bueno, solo digamos que, desde que mi niña, Liena, tuvo la oportunidad, se aferró a mi brazo, abrazándolo cariñosamente, amistosamente y empalagosamente, poniéndolo en contacto con su delicado ser. Ciertamente, una acción muy distintiva que haría su madre para conmigo. Pero, bueno, dejemos eso de lado y aclaremos, ya que, seguramente aún no se explica, el porqué de mi vergüenza e incomodidad ¿verdad?
Bueno, como debería poner esto sin que suene mal..., desde que mi hija, "Liena", me tiene abrazado, de esa manera algo llamativa, he podido notar..., "gracias a mi brazo", ... su crecimiento... y lo grande que es..., creo que con eso se da a entender fácilmente a lo que me refiero ¿verdad?. Estoy casi seguro de que es tan grande, como su madre a esa edad.
Ejem..., bueno..., mejor evito estúpidas comparaciones, dan una imagen mental demasiado clara para un solitario como yo, y eso es bastante malo. Pero, como decía, sinceramente es demasiado embarazosa la situación para mí, el que mi brazo estuviera claramente en contacto con el voluptuoso pecho de mi hija, me ponía incomodo y realmente avergonzado, ya que, me permitía conocer sobre su feminidad, su suavidad y su propio desarrollo físico.
Honestamente, me hubiese gustado cortar con esa situación, donde me hallaba atrapado entre la vergüenza y la ligera inmoralidad, pero al ver a Liena tan cómoda y a gusta, me era imposible hacerlo.
Sonriendo ya rendido, me permití seguir prisionero del afectivo abrazo de mi hija, mientras admiraba su alegría, al tiempo que se aferraba aún más a mí, estrujando y enterrando mi brazo en su notorio pecho, aún más.
