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¿Sabes cuando pasas uno de los mejores momentos de tu vida con una persona a la que sin darte cuenta extrañabas más que ninguna otra teniendo la tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos?

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¿Sabes cuando pasas uno de los mejores momentos de tu vida con una persona a la que sin darte cuenta extrañabas más que ninguna otra teniendo la tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos?

Lo sé, es una pregunta bastante larga, pero si, eso era lo que me pasaba con Tyler. Todos estos años me hizo falta, él estuvo junto a mí, pero al mismo tiempo no lo estuvo y eso me dolía. Aunque trataba de hacerme la dura y no admitir nada, lo cierto era que lo extrañaba como a ninguna otra persona. Es talvez por eso que siempre me sentaba junto a él y me alegro de haberlo hecho.

No es que la pasara mal con mis amigos ni nada por el estilo, es sólo que Tyler y yo prácticamente nos conocemos desde que tengo memoria y éramos los mejores amigos. Extrañaba sus locuras, apoyo incondicional, su cariño, su personalidad de alegría tan contagiosa... lo extrañaba a él.

Cuando estábamos en la primaria Tyler y yo éramos inseparables, pero desde que ingresamos a la secundaria él empezó a salir con otras personas, nuevos amigos y yo sentí que estorbaba y que no entraba en su zona de Confort, que no debía interponerme en su nuevo círculo social, eso es lo que más me dolió... nuestra lejanía.

Tyler siempre estuvo conmigo en las buenas y en las malas, antes de que todo se viniera abajo y nos alejarnos. Hacíamos cosas increíbles y divertidas porque todo con él era paz y felicidad y el hecho de que ya no estuviera más para mi, me lastimó demasiado. Pero después de todo me alegro de que él haya dado el primer paso y me pidiera que reanudaramos nuestra amistad, de verdad me hacía mucha falta, lo extrañaba, extrañaba mi mejor amigo y estoy muy feliz de que volviera.

Eran las 8 pm y ya era de noche, Tyler me estaba acompañando a casa porque no quería causarme problemas con mis padres por no haber llegado a casa desde que salí del instituto todo porque después de que salimos corriendo como locos el teatro para que no nos atraparan nos dirigimos al estadio de softball del pueblo a ver la práctica de los jugadores.

Al parecer mi queridísimo amigo (Al que creo que sus padres dejaron caer al suelo cuando era pequeño) se hizo la idea de que era un juego de verdad y no una práctica, ya que habían más espectadores que sólo nosotros y entonces se puso a gritar como loco -tipo fangirl- cada vez que alguien hacia un home run ya se podrán imaginar lo divertido y vergonzoso y divertido que fue -mas vergonzoso que otra cosa- la gente lo miraba como si estuviera loco y cuando fijaban su vista en mí por estar a su lado yo simplemente hacía como si no lo conociera.

En un momento uno de los jugadores bateó la pelota y se desvío hacia dónde estábamos nosotros, entonces Tyler empezó a gritar aún más fuerte que antes y a querer atrapar la bola.

—¡Oh, no puede ser! ¡Viene hacia nosotros! — gritó Tyler emocionado. —Voy a atraparla.

—Tyler no, espera. No creo que vayas a poder atraparla.— musité haciendo un gesto de preocupación por la rapidez con la que venía la bola hacia nosotros.

Hola Mona, Digo Lola.© #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora