Ella vivía despreocupada sin importarle nada con esa carismática sonrisa que la caracterizaba o eso aparentaba a todos.
Él vivía entre las sombras de las sonrisa de esa hermosa chica callando el remolino de sensaciones que sentía cada vez que la veí...
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La cena transcurría bastante lenta pero muy agradable al menos para mamá y Tyler que se la pasaron hablando de cualquier cosa, o más bien mamá se la pasó interrogando a Tyler sobre todos los aspectos de su vida para ponerse al día de lo que había pasado todos estos años sin vernos, o eso decía mamá.
De vez en cuando se dirigían hacia mi preguntándome qué pensaba sobre ciertas cosas que Tyler había hecho y yo sólo les daba respuesta cortas como: "Si", "No", "Talves", "Grandioso" etc.
Todos a excepción de mi al parecer se habían olvidado de la presencia de Jordan quien también se encontraba cenando en la mesa con nosotros. Al parecer se sentía incómodo allí ya que nadie le dirigía la palabra, ni siquiera yo.
Me sentí muy mal por verlo de esa manera, tan excluido. Quería pararme de mi asiento e ir a su lado para abrazarlo. Pero no podía, no podía porque estaba enojada con él y no quería que pensara que podía jugar conmigo a su antojo y que yo de inmediato lo perdonaría. No, eso ni aunque él fuera el chico más lindo de todos, -que lo es- pero no lo perdonaría por eso.
Lo quería, si claro que lo quiero con todo mi corazón, pero eso no significa que tenga que ser una masoquista, y el hecho de que me vea la cara de estúpida no está entre mis planes.
La mayor parte de la cena Jordan se la pasó con la mirada fija sobre mi, no dejó de mirarme ni un instante y eso me hacía más difícil mantener mi enojo hacia él. Traté de no ponerle asunto a eso y prestar atención a mi plato.
-Y dime Ty ¿Ya tienes novia querido? - preguntó mamá muy ansiosa por la respuesta de Tyler.
Mamá miraba a Tyler como si fuera su hijo perdido o algo así, cualquiera diría que su hijo era él y no yo, talvez por tanto tiempo sin verlo.
-¡Mamá! Déjalo en paz, lo has llenado de preguntas desde que inició la cena y ni siquiera hemos terminado, pero tú sigue dale y dale con la preguntadera. ¡Por Dios mujer! Respira y deja de hacer tantas preguntas.- exclamé ya hastíada por el parloteo de mamá.
