CHAPTER 013

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Diciembre había llegado. Por lo tanto, el mes preferido de Kimberly. El 19 es su cumpleaños número quince, y no puede estar más ansiosa. Digamos que antes lo estaba más. Pero después de lo que ha pasado con su hogar, le quita un poco las ganas.

Está preocupada. Sus padres están haciendo lo posible para que la casa quede terminada antes del cumpleaños de su hija. Kimberly se siente culpable. Sabe que fue Doctor Octopus y, que de alguna forma, ha descubierto su identidad. Eso la está atormentando ya que él tampoco se ha presentado en estos días.

La tercera es la vencida, ha dicho la última vez que se vieron. La rubia no es una chica supersticiosa pero esta vez cree que pasará algo muy malo. Su visión de la clarividencia no se ha cumplido todavía. Y ha pasado antes la de la explosión de su casa. Tiene miedo, una sensación que no la siente muy a menudo.

Se encuentra con Flash en este momento, caminando por las plazas llenas de nieve. Pasaron casi dos meses desde la primera vez que empezaron a salir. Y Flash no deja de sorprender más y más a Kimberly. Ella está feliz y se siente a gusto con él. La complace, la hace reír, siempre está con ella y le gusta. Simplemente eso, le gusta.

Le ha gustado solo un chico cuando era pequeña. Más o menos a los diez años. No era Peter. Ni ella se acuerda su nombre pero no es que le gustaba de verdad como Flash. Sino que era un amor pasajero de la niñez.

- Hoy vamos a ir a un lugar hermoso - le dice el rubio apretando la mano de la adolescente. - Te encantará.

- Seguro que sí - sonríe ella y le da un beso en la mejilla.

Es increíble cómo Flash ha cambiado. Ella ni se lo puede creer todavía. Es que pensar que era el chico que la molestaba a ella y Peter todos los días. Y ahora es el chico que quiere y con quién le encanta pasar su tiempo.

Él la besa en los labios. Es un beso corto pero dulce para ambos. Kimberly solo tiene catorce años pero es una chica muy madura para su edad. Fue así el mes pasado. Besos, charlas, salidas. Ninguno de los dos sabe que significa. O si son algo, o nada. Pero ambos lo disfrutan y no quieren alejarse.

Resulta que el lugar donde Flash decide llevar a Kimberly es una pista de hielo. La rubia comienza a saltar de la alegría y a sonreírle agradeciéndole.

- ¿Cómo sabes que me encantan las pistas de hielo?

- Bueno... - sonríe él tomándola de la cintura. - Digamos que necesité un poco de ayuda...

Kimberly abre la boca lentamente y niega con aire divertido.

- ¿Peter, enserio?

- Sí, - admite el rubio. - él me ayudó en todo. Es tu mejor amigo, ¿quién mejor para pedirle consejos?

Luego de pagar y ponerse los patines, Kimberly traga nerviosa y se toma de la baranda. Hace tiempo no patinaba. Es una actividad que hacía con su hermana. Flash se adelanta a ella, y parece tener claro todo.

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