Capitulo I

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Hola a tod@s, tal vez algunos conoscan esta historia porque la subio una amiga hace unos semanas, pero tuvo unos problemas y voy a subirla yo, especialmente porque en verdad es mía. Ojala q les guste y espero q no sea necesario decir q copiar o cualquier adapatación que se le haga esta terminantemente prohibido, todos los derechos estan total y absolutamente reservados para mi persona.

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Nunca les ha pasado que creen que son adoptadas y que no pertenecen a su familia. A mí me pasa desde que tengo memoria, pero no es porque no me parezca a mi familia físicamente, al revés soy igual a mis padres y hermanos. Pero psicológicamente somos muy diferentes,  yo  puedo hacer cosas que ellos no pueden o eso creo porque nunca los he visto haciéndolo.

   Yo puedo hacer levitar cosa, que las flores crezcan más rápido o hacer desaparecer y aparecer cosas de la nada, en pocas palabras soy maga, una bruja.  Antes pensaba que mis hermanos también podían serlo, por lo que los espiaba, pero mi espionaje no me sirvió de nada porque no descubrí nada. Empecé a pensar que estaba pasando, y me di cuenta que cada vez que hacia magia ningún hermano mío estaba presente, por no hablar de papá y mamá.

  Fueron pasando los años y yo seguí haciendo magia, pero con mucho cuidado para que no me descubrieran. En la mesa a la hora de la comida siempre mandaba indirectas para ver si alguien era como yo pero sin éxito, como siempre.  A los 10 años me resigne y deje de buscar un indicio de magia en mi familia.

   Hasta un domingo, en las vacaciones de verano, mi mamá grito como todos los domingos:

-       ¡Nos vamos!

       Mis hermanos continuaron gritando, como siempre, que me apure.

       -¡Nos vamos a la casa de la abuela Tati!

       Una vez todos en el auto partimos.

      Todos mis primos fueron en esta oportunidad al almuerzo familiar. Mis tíos, con mis papás y mis abuelos fueron a almorzar, y yo con mis primos fuimos al jardín a jugar, con mucho cuidado para no hacer magia frente a mis primos, ya que mientras iba creciendo me costaba más no hacerla.

   Nos bañamos en la piscina y jugamos a la pinta. Los grandes terminaron el café y todos tuvimos que pasar al living para hacer vida familiar. Los hombres se salvaron de esa pequeña reunión, porque todos subieron corriendo a la sala de estar a ver un partido importante de fútbol. Las mujeres nos quedamos, las mamás comentando las copuchas de la semana en los sillones; mis primas y yo jugamos cartas, en la mitad casi me quedo dormida. La partida termino y la hora de irse se acercaba. Mis tíos y primos fueron bajando poco a poco, pero mi papá, mis hermanos y mi abuelo no bajaban.

      Todos se fueron, quedando solo mi familia en la casa de mis abuelos. Mi papá y hermanos se habían quedado hasta el final del partido de fútbol. Mi mamá estaba hablando de algo con mi abuela; mientras yo jugaba “Solitario”, un juego de cartas, en un rincón.

       Mi abuela se paró a buscar algo en su pieza, y cuando ya había subido la escalera mi mamá me dijo que vaya a ayudarla. Partí corriendo, con tal de dejar de jugar ese aburrido juego mientras esperaba a mi papá y hermanos, pero al llegar a la entrada de su pieza me pare y eche un vistazo. Lo que vi me sorprendió enormemente.

      Mi abuela estaba en su walking closet, tratado de levantar una caja para sacar lo que había debajo de esta. No pudo. Miro a su alrededor para asegurarse de que no haya nadie, a mí no me vio, y movió la mano murmurando unas palabras y la caja empezó a levitar. Casi me muero de la impresión. Mi abuela era nada más y nada menos que una bruja. ¡No era la única bruja de mi familia!

El secreto de EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora