¿Disculpas?

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Capítulo 6;

Eran casi las nueve de la noche. Steve llevaba esperando horas a que Tony apareciera en su habitación pero no aún no lo había hecho.

Con resignación salió del cuarto y se encaminó a la sala de estar, donde inusualmente estaba solo.

¿A dónde habían ido todos?

Viernes, ¿Dónde están todos? — preguntó mientras se dirigía a la cocina por un poco de jugo.

Los Agentes Romanoff y Barton están en la sala de entrenamiento, el Sargento Barnes está en su habitación al igual que Thor y la Señorita Wanda, Visión está con el Coronel Rodhes en la sala de cine, Scott Lang esta al teléfono con su hija y el Doctor Banner está en el laboratorio.

—¿Y Tony aún no llega?

Me temo que no puedo darle esa información, Capitán.

Steve frunció el ceño ante las palabras de la IA.

—¿Él te pidió que no me dijeras?

La IA tardó en responder.

Esta en su taller, llegó hace dos horas.

Steve no dijo nada, era comprensible que hasta la IA quisiera protegerlo después de haberse comportado como un animal con él la noche anterior.

Después de servirse el jugo, preparo algo de café, tomo una de las cajas de donas del frigorífico y lo puso todo en una bandeja. Sería una buena ofrenda de paz, siempre y cuando no le arrojará el café caliente a la cara y las donas no tocaran el piso.

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—Quizá resulte mejor si ponemos esto acá.

Tony estaba moldeando una nueva armadura de forma holográfica, en cuanto llegó al Complejo, Viernes le había dado la información que había pedido desde el trayecto de las instalaciones de SHIELD y lo que encontró no era de su agrado, en absoluto.

Fury le había dicho que uno de sus satélites tomo una imagen de un robot, que “casualmente” se parecía a Ultron físicamente hablando, aunque eso no era lo peor, sino que la foto había sido tomada muy cerca de la base de Hydra en Siberia.

Se masajeo el puente de la nariz y suspiró con pesadez.

Aun estaba investigando que tan verídico podía ser aquello. A pesar de ser uno de los satélites de SHIELD, no podía fiarse de ellos, no después de haber encontrado infiltrados de Hydra consecuente a la pelea contra Loki en Nueva York. Podía ser una trampa, lo cual en su fuero interno deseaba que así fuera. Que estuviesen planeando cualquier otra cosa y que estuvieran usando cortinas de humo para encubrirlo sonaba mucho mejor a que en verdad algún idiota estuviera haciendo intentos por imitar a Ultron.

Tenía que dar con ello de inmediato y dar una solución pero estaba atado de manos, no podía actuar libremente, no hasta que las ratas de la ONU dejen de tener la vista posada sobre él. Sin mencionar que si es algo que tenga que ver con Ultron, los reproches por parte de su viejo equipo no se harían esperar.

Señor Stark, el Capitán Rogers pide permiso para entrar al taller.

Hablo la IA y Tony solo respondió con un vago “Si” por inercia.

Tenía que conseguir el apoyo de un nuevo equipo para esa misión porque no podría solo, no porque fuera un inútil pero debía reconocer que había peleas que no podría llevar por si mismo. Además no quería involucrar a Rogers ni a los otros, no quería tener que lidiar con ellos, sus regaños y reclamos por cada error cometido. Talvez llevar a Visión y/o al mocoso de Queens sería buena idea para comenzar.

—Hola, Tony.

La voz a sus espaldas lo hizo pegar un brinquito en su lugar por la sorpresa, siguió la dirección de la que provenía la voz y sus ojos se abrieron grandes al encontrarse con las orbes azules de Steve.

—¿Cómo entraste? — se apuró a preguntar y una mueca un poco dolida se asomó en el rostro de rubio.

—Estas tan metido en eso — señaló el holograma — que ni siquiera recuerdas que fuiste tú el que me dejó entrar.

—Ah, cierto, lo siento yo… — balbuceó un poco.

Tony movió la cabeza confundido, entre Steve y el holograma hasta que con un movimiento de sus hábiles manos, comenzó a manejar la armadura, retomando los ajustes que aún le faltaba aplicar en la misma.

—¿Qué necesitas? — pregunto con voz neutral.

Tan ensimismado había estado en sus pensamientos que dejó entrar a Steve a su recinto sagrado. ¿Cuánto había pasado desde la última vez que él estuvo ahí, ¿Un año, año y medio?

Tony se sintió extraño al recordar la última vez, talvez hasta con un poco de nostalgia y tristeza pero se repuso para no dar indicios de esas emociones con su aroma.

—Escuche de Nat que tuviste una reunión con SHIELD. — escupió lo primero que se le vino a la mente.

Tenia que fijar el terreno con una conversación común para no hacer ninguna idiotez, tenía que estar relajado y actuar bien si quería que Tony aceptara siquiera una explicación de lo acontecido anoche.

—Ah, si… solo… fueron cosas aburridas sobre informes y trajeados que les gusta hacer perder el tiempo a los demás, puff, nada fuera de lo normal. — trato de bromear pero de nueva cuenta había balbuceado.

“¡Mierda!”

—Ya veo, ¿Aún no hay una misión cerca? — atino a preguntar para seguir con el flujo de esto.

Quería mantenerlo, no solo porque podría ser una buena oportunidad para disculparse sino porque también el genio estaba entablando con él,  la conversación más larga del último año, sin pelear ni rehuir, al menos de momento.

—Gracias a Dios no. — dijo con alivio.

—¿Aún no han dicho si ya van a reincorporarnos o no? A las misiones.

Steve se acercó un par de pasos hacia Tony, con cautela y con suma atención en su reacción.

El castaño solo se quedó mirándolo fijamente, sin moverse un ápice de su lugar. El rubio le extendió la bandeja y Tony frunció el ceño por tan extraño acto.

Le había llevado donas y Café, como solía hacerlo cuando se la pasaba encerrado en su taller y Steve decidía que era hora de sacarlo de ahí. Primero lo alimentaba y después con argumentos no tan válidos pero que el castaño aceptaba de cuando en cuando, lo convencía de ir a su habitación porque necesitaba dormir, descansar.

Tony trago en seco y casi sintió un nudo formarse en su garganta por la nostalgia.

—¿Por qué estás haciendo esto? — atino a preguntar el castaño y el rubio se tenso.

Tenia que buscar bien sus palabras, no podía perder, talvez la única oportunidad de poder disculparse con él correctamente.

—Tony, yo… yo solo… — comenzó a balbucear.

“¡Mierda! ¡Contrólate, Steve!”

—Steve, ahórratelo. — Tony le cortó y Steve lo miro desconcertado — Tú, yo, nosotros… — lo señaló a él y luego a sí mismo.

—Quiero disculparme — se apuró a hablar — sé que anoche me porte como un idiota y…

—¿Ah, en serio? — lo interrumpió — Te juro que casi ni se notó, Rogers. — dijo con sarcasmo.

Steve dejo la bandeja sobre una de las pequeñas mesas llenas de herramientas y se pasó una mano por su perfecto peinado.

—Tan solo escúchame por esta vez, escucha todo lo que tengo que decir y si al final decides que no es suficiente me iré por esa puerta y no volveré a molestarte si es lo que en verdad quieres.

Tony no dijo nada, estaba meditando sus palabras en su mente y después de unos minutos donde a Steve le carcomía la espera, se animó a hablar.

—Tienes un minuto. — dijo parcamente.

Hoy no tenía muchos ánimos de discutir o siquiera ser cruel, tenía cosas peores en que concentrar su mente para su desgracia.

—¿Un minuto? — Inquirió Steve con incredulidad.

—57 segundos para ser exactos… — se burlo Tony en su mente y el semblante de Steve lucía divertido a su vista, claro, por la confusión en el — 56, 55….

—Bien, bien. Escucha — se acercó un paso más a él pero el castaño le hizo una seña para que no lo hiciera — sé que lo que hice anoche no fue lo mejor que pude haber hecho, lo que yo quería era disculparme por ser más que un completo idiota contigo.

—Oh, fuiste más que eso, Rogers. Usaste el vínculo y tú estúpida voz de mando para someterme. — le dijo con incredulidad al recordar ese hecho.

—Lo sé y enserio lo lamento, Tony solo que… — Steve gruñó por lo bajo, apretó fuertemente sus ojos y se pasó ambas manos por el cabello con cierta brusquedad.

Tenía que controlarse, no tenía que ser la bestia que era siempre cuando los celos le hacían hervir la sangre.

—Solo que enserio no puedo soportar el hecho de que alguien más te toque.

La mirada de Steve se había tornado de un azul cielo a un azul marino intenso y profundo, Tony trago en seco al notarlo, y si a eso le sumaba la sinceridad bruta en el tono de su voz, el comentario sarcástico que le había pasado por la mente para atacar lo que el rubio había dicho simplemente se esfumó.

El castaño carraspeó un poco su garganta, no debía reparar demasiado en esos pequeños detalles, así que desvió su vista de nuevo a su holograma.

—¿Y tu gran idea para evitarlo fue querer someterme para marcarme y establecer territorio?

La voz de Tony sonó fría e indiferente, aún así Steve se mantuvo y se acercó un par de pasos más, aprovechando que dejó de ser el foco de atención del millonario.

—Fue estúpido, lo sé, yo no quiero obligarte a nada que tú no quieras, Tony.

Tony fijo su mirada en Steve al reparar en el doble sentido que conllevaba aquella oración, no porque le tomara el doble sentido a todo, sino porque recordó una ocasión dónde le había dicho exactamente esas palabras, solo que en ese instante el enorme y marcado cuerpo de Steve había estado sobre el suyo, en la cama de su habitación después de que el rubio lo besará frenéticamente y lleno de deseo.

El genio iba a abrir la boca para decir algo pero su mente no conecto con su boca, así que Steve continuo al saberse dueño de su atención.

—Te quiero de vuelta — continuó — que retomemos lo que dejamos antes de la Guerra Civil, porque yo…

—Ey, para tu carro. — Tony acortó la distancia entre ellos con ambas manos al frente para que el rubio se callará y lo dejará hablar — Steve — pronunció su nombre antes de soltar un suspiro cargado con algo de hastío.

Aunque había una pequeña y estúpida parte de él, que quería creer en lo que el rubio le decía, una voz, la de su orgullo para ser exactos, le decía a gritos que no podía sucumbir. Él le mintió una vez, ¿Quién le aseguraba que no fuera a hacerlo una segunda?

—Estamos en un punto de no retorno, Rogers. Tú me mentiste — la voz se le quebró un poco — con algo que sabías era importante para mí.

—Lo hice porque quería protegerte, Tony. Estabas bien, no quería arruinar eso.

Tony se pasó una mano por el rostro hasta su cabello para dejarla reposar sobre su nuca y dio una honda respiración, lo miro directamente con esas orbes marrones que contenían emociones que el Capitán no supo interpretar y una sonrisa que no le alcanzó los ojos se dibujó en su boca.

—Yo nunca he… — dudo sobre decir lo que iba a decir, se giró, dándole la espalda a Steve, mirarlo a los ojos no era una buena opción— yo nunca he estado bien, Steve.

El Capitán sintió una puñalada en el pecho al escuchar aquellas palabras. Esa línea había sonado con más carga emocional de la que esperaba.

—Tony, en serio lo lamento, yo nunca quise hacerte daño. — fue lo único que se le ocurrió decir.

El rubio de acercó a él y de un movimiento que Tony no esperaba, sujeto la mano del castaño entre las suyas para después pegarla en su pecho, y ambos así, se mirarán cara a cara.

Tony sentía claramente el ritmo acelerado del corazón de Steve, ¿O sería el del suyo por la cercanía del rubio?

Aunque su mente le gritaba que debía alejarse, romper el contacto, su cuerpo se quedó estático.

—Te amo, Tony y te quiero de vuelta.

Destinado. [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora