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Capítulo 10;

Estaba más que preocupado. Un dolor se le clavó en el pecho desde el instante en que presenció aquella extraña y perturbadora escena.

Después de lograr conseguir quitarle la pesada armadura al castaño que yacía inconsciente ahora sobre su cama, se sentó a una distancia prudente en el suelo, y se dedicó a observarlo tratando de entender.

Según reportes, que para su sorpresa – aunque un poco a medias – Viernes le brindo esta vez sin chistar, no era la primera vez que el genio pasaba por una crisis así. Aunque la IA se abstuvo de entrar en detalles por respeto a la privacidad de su jefe, le mostró una tandada de videos dónde se observaba al castaño en situaciones similares – aunque no tan severas – como la de hoy.

Después de mirarlos, una y otra, y otra vez, aún sin saber el motivo exacto de por qué había comenzado a sufrir los ataques de forma concreta, pudo deducir que la severidad de los que tuvo hoy, talvez se debía a la presencia de todos Los Vengadores cerca de él.

En lo vídeos mostrados, se veía desde un Tony que llegaba de forma abrupta y brusca por el estacionamiento de su mansión en Malibú que conectaba a su antiguo taller, con el traje de Iron Man puesto, como si hubiese huido de algo hasta un Tony que lloraba en el rincón de su nuevo taller, en el complejo, mientras su cuerpo temblaba cual hoja y su respiración delataba que estaba teniendo una taquicardia. Se le podía observar como miraba hacia todos lados temeroso por algo que no se podía apreciar en cámara. Culminando solo su pesadilla cuando el sueño lo terminaba venciendo bien entrada la madrugada en sus peores días, o en los mejores solo después de unas horas, limpiando solo el sudor frío de su frente con el dorso de su mano después de reestablecerse y distraer su mente de lo ocurrido, al quedarse horas creando cualquier cosa o haciendo ajustes a alguna de sus armaduras.

Aunque eso no era lo peor de todo, claro que no.

En cada una de las crisis que fue mostrada en los vídeos, Tony estaba solo. Completamente solo. Ni siquiera Pepper o Rodhes, quienes se supone son las personas más cercanas al castaño estaban ahí en esos momentos de oscuridad, ni siquiera Visión, que se percata de todo y podía atravesar paredes no aparece ni en la última dónde se podía observar que ya estaban ahí, en ese mismo complejo, aunque solo era mera especulación ya que no sabía de qué fecha databa la grabación con exactitud.

Un sabor amargo se sembró en su boca.

¿Cuántas grabaciones más había sobre esos ataques? ¿Cuándo fue la última vez que tuvo uno? ¿Por qué Tony sufría pánico y ansiedad? ¿Por qué él, a pesar de ser su destinado, no se había percatado de ello?

Entre ellos no había una unión como tal, por la falta de la mordida, pero sus sentimientos estaban conectados, ¿Verdad?

Entonces… ¿Cómo fue que no vio eso?
Ya llevaban un par de años viviendo bajo el mismo techo, debería de conocer todo sobre el castaño a estas alturas o al menos detectar esos detalles pero, no fue así. Ahora que miraba en retrospectiva, las cosas que sabía sobre Tony Stark eran contadas. Amante del café y las donas, genio, millonario, Playboy y filántropo.

Esa es información de dominio público, Rogers. Todo el mundo lo sabe.”

Atinó su mente al recordar la noche de la fiesta.

Un atisbo de sonrisa se asomó en su rostro ante el recuerdo pero se fue borrando de a poco ante la cruda verdad. En realidad no sabía mucho de él, solo para no decir que técnicamente no sabía nada, más allá de los artículos en las revistas o de las entrevistas en televisión, unas dos o tres cosas un tanto triviales que compartieron durante esas noches de vela en el taller pero nada era relacionado al bienestar físico u emocional de Tony, sino del de él, sobre las emociones que experimentó y aún experimentaba por esos setenta años que se había saltado y similares. Nunca se inmutó ante ello para dirigir la atención hacia el castaño y saber cómo estaba, cómo se sentía.

Daba por hecho de que estaba bien, porque siempre tenía esa sonrisa brillante en su rostro y sus ojos coquetos llenos de vida. Sin mencionar su característico sarcasmo y humor negó que así como irritaba, también divertía.

Se revolvió el cabello con una mano y se maldijo por lo bajo.

Estaba tan centrado en si mismo, en sus malditos celos contra ese desconocido Alpha que se adueñaba de su cuerpo de forma tan libre y a conciencia del castaño que no reparo en las cosas realmente importantes.

Más allá de querer poseer su cuerpo, quería ser merecedor de su alma, del brillo de esas preciosas orbes marrones y adquisidor de esas hermosas y coquetas sonrisas, pero no, el estúpido Steve Rogers tenía que sucumbir a sus primitivos instintos de querer establecer territorio más por ley que por ser merecedor debido a sus méritos porque desde la Guerra Civil no había hecho ninguno, simplemente cometía error tras error con Tony, y en lugar de recuperar lo que habían querido iniciar antes de ese acontecimiento, solo lo estaba alejando más y más de él.

La brecha entre ellos es descomunalmente enorme y ahora más que nunca, no veía forma de como cerrarla pero no iba a rendirse, no claro que no. Está decidido a luchar, para recuperar los confianza de Tony y ganarse su amor.

Unos suaves toquidos llamaron a la puerta.

Steve se levantó de golpe, gruñendo por lo bajo de forma instintiva. Apretó los ojos y sacudió la cabeza, debía comenzar a controlarse a la de ya si quería tener de vuelta a Tony.

Giró el pomo de la puerta y se encontró con el rostro de Bruce.

—Me gustaría poder hablar contigo un momento.

Dijo con voz baja, tratando de sonar lo más firme posible y sin dejarse amedrentar por el potente aroma que desprendía el Alpha de forma instintiva.

Steve solo asintió y salió de la habitación cerrando la puerta tras de él. Bruce camino un par de pasos en el pasillo para alejarse de dicha puerta y el Capitán lo imitó.

—Los chicos ya me contaron lo que ocurrió. — dijo pero el rubio se quedó en silencio, incitándolo a continuar — lo mejor es que nos dejes a nosotros dos — Visión apareció atravesando una de las paredes, para situarse un par de pasos detrás de Banner — encargarnos de él.

Steve frunció el ceño con molestia.

—Yo también puedo cuidarlo. — alegó con voz gruesa y Banner tragó en seco.

Aunque era un beta, también se veía afectado por el Alpha +.

—Pero no debe. — sentenció Visión, ganándose una mala mirada por parte del rubio.

—Tony no está estable psicológicamente en este momento, y el que te vea ahí cuando despierte, sinceramente y sin ofender no creo que mejore las cosas, sino todo lo contrario. — intervino Bruce.

—Pero quiero estar con él, quiero comprender por qué fue que sucedió eso.

Dijo y Bruce se removió incomodo, sin sostenerle la mirada. Algo le decía a Steve que él sabía algo al respecto.

—Tú lo sabes, ¿no es así? — Inquirió acercándose lentamente al Doctor.

Visión al sentir una actitud hostil en la postura del Capitán se puso en medio de ambos.

—Sepamos o no, no es algo que nos corresponda a nosotros hablarlo con usted, Capitán. — el androide le sostuvo la mirada y continuó — así que, si nos permite, nosotros cuidaremos del Señor Stark a partir de aquí. Puede ir a su habitación y descansar.

Lo último sonó a como una orden y Steve gruñó por lo bajo. Ellos sabían algo sobre su crisis, pero no tenían ni la más mínima intención de decirle porque lo veían como una amenaza. ¿Acaso Tony les había contado lo de Siberia?

Banner lo paso de largo y se adentro en la habitación primero, seguido de Visión quien detuvo su andar cuando quedo a la par, hombro a hombro con Steve.

—No es necesario hablar, cuando los pensamientos son tan ruidosos.

Dijo y sin esperar una reacción por parte del rubio, se perdió en el interior de la habitación, dejándolo con un nuevo amargo sabor de boca.

Destinado. [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora