¿Zorra?

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Advertencia: El siguiente capítulo contiene lenguaje vulgar y situaciones +18

Capítulo 7;

Los gemidos de Tony resonaban en la habitación sin ningún pudor mientras Stephen trataba de ahogar sus gruñidos en su garganta, apretando fuertemente la mandíbula, resistiendo el maldito deseo de clavar sus caninos en el cuello del exquisito Omega que es Anthony Stark, no solo por la vista que le regalaba el castaño al tenerlo sometido de esa forma, de cara contra la cama y con su bonito culo en alto, sujetando sus muñecas contra su espalda, penetrándolo tan duro y profundo como le era posible, sino también por las marcas de mordidas en su cuerpo, que comenzaban desde la parte interior del cuello hasta la cicatriz que atravesaba su pecho.

Su bestia interior rugió ferozmente. No necesitaba ser un puto genio ni usar sus dotes de Hechicero para deducir quien era el autor de dichas marcas, menos con ese asqueroso aroma a sándalo amaderado que, aunque en notas leves, seguía mezclado con el del castaño, y aunque no tenía derecho, estaba molesto de que Steve Rogers lo hubiese tocado, más porque al parecer el encuentro que tuvieron no había terminado nada bien.

Tratando de contener su furia para que no se delatara en su aroma, embistió más fuerte el exquisito culo de su amante, reforzando el agarre en sus muñecas con una sola mano, para la otra dirigirla a una de sus redondas y bonitas nalgas para apretarla con desesperación.

El pecho le dolía. No tenía derecho de sentir celos porque muy a su pesar, y aunque tras cada encuentro con Tony cuestionaba por qué no podía ser él el destinado de ese lindo castaño, sabía bien que jamás lo sería, jamás lo tendría de la forma en que él quería siquiera.

No importa el tiempo o qué versión de ti seas, en todas y cada una de ellas, tú corazón, tú mente, todo tu ser, siempre le pertenecerán a ese imbécil de Steve Rogers.”

—Ah… Steve…

Gimió por lo bajo el castaño inconscientemente mientras hundía su rostro en la cama una vez que su clímax llegó con una última y certera estocada, por su parte, Strange sintió morir una vez más por dentro, el destino si que era desalmado al restregarle en su cara su propio pensamiento al instante.

Aunque no era la primera vez que pronunciaba el nombre de aquel estúpido rubio mientras quien se lo cogía era él, cada vez que lo hacía, en lugar de acostumbrarse y aceptar su lugar, le dolía más que la vez anterior.

Stephen salió de su interior antes de alcanzar siquiera su orgasmo, y sin decir una palabra dejo descansar al castaño que aún estaba perdido en su propio éxtasis, tumbándose a su lado en la amplia cama en completo silencio.

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Había pasado una semana desde la discusión de Tony y Steve en el taller. La ausencia de Tony en el complejo o su ya acostumbrado auto encierro era ya algo “común” para el equipo, pero que Steve lo imitará en esa última parte era algo sumamente extraño.

Aunque de eso iban solo cinco días desde la última vez que Nat lo había visto, seis para los demás ya que después de la fiesta, él no había salido de su habitación ni siquiera para entrenar. Nat, Barton, Barnes, el recién llegado Sam e incluso Thor antes de partir a Asgard de emergencia fueron a su habitación para hablar con él y saber que estaba pasando, pero fueron ignorados por el rubio de forma olímpica, y cuando en un momento de desespero le pidieron a la IA abrir la puerta está les dijo que el rubio había dado órdenes específicas de no permitir el acceso a nadie.

Derrotados intentaron seguir con su rutina, sin preguntar ni entrometerse, hasta aquella mañana en qué Clint se levanto temprano y comenzó con los preparativos para el desayuno. Wanda fue la segunda en madrugar y se ofreció a ayudarle. Ambos sembrados en un silencio que no era del gusto de ninguno, así que sin soportarlo más, Wanda se animó a hablar, por eso y porque ya no podía con su curiosidad.

—¿Crees que haya pasado algo entre Stark y el Capitán como para que ninguno se digne a aparecer por aquí? — su voz sonó neutral pero Clint se sorprendió por la pregunta.

El arquero se rasco la cabeza y la confusión atacó su mente. Aunque el aroma de ambos se había mezclado el día de la fiesta y el día siguiente a esta, como si hubiesen intimado, al tercer día, el aroma de aquel Alpha misterioso que solía acompañar cada cuando a Tony en su tiempo de celo inundó parte del complejo. Nadie entendía el por qué, o tal vez si, pero al menos él no quería sacar conclusiones apresuradas del por qué llegaba infestado con ese aroma fuera del tiempo de su celo o porque le permitía a él acompañarlo si no era su Alpha pero , después de todo, sobre lo que hiciera o no Tony, nadie tenía derecho a cuestionar o señalar, y sobre el Cap, talvez su encierro se debía también a eso.

Supo de una fuente pelirroja que habían discutido y que el Cap había atacado al genio. No pidió detalles ya que con la palabra atacar fue más que suficiente para que su mente dedujera las cosas por si sola, pero tampoco es como si por ese simple hecho fuera capaz de opinar al respecto.

—En Tony es normal el encierro, lo sabes, y sobre el Cap, talvez está ocupado con algo, escuche por ahí que había vuelto a dibujar. — se encogió de hombros restándole importancia.

Quería salirse por las ramas, de cualquier forma se enterarían tarde o temprano lo que estaba o no pasando entre esos dos.

—O talvez Steve está molesto porque Stark sigue revolcándose con ese Alpha al que no le pertenece.

La voz de la chica sonó ácida y con cierta molestia, en especial cuando pronunciaba el apellido de Tony.

Muy pocas habían sido las veces en que cruzaba palabra con la pequeña bruja, nada más allá de un “buenos días” o un “me pasas el pan” pero hasta ahí, así que no entendía del todo su interés sobre hablar de aquellos dos, aunque, ahora que lo notaba nadie más allá de Nat, Thor, él, incluso Scott y en ocasiones Bruce, — quien ya parecía un Tony 2.0 por la cuestión del auto encierro en su laboratorio — formaban una conversación amena, larga o de interés, ya que Bucky solo estaba pegado a Steve, y ahora a Sam que no tenía mucho de haber regresado y por la ausencia del primero, la pequeña bruja se la pasaba sola o a veces con Scott. Visión y Rodhes se juntaban en par o con Tony rara vez cuando esté salía del taller. Todos estaban en grupos pero divididos, sin duda el desenlace de la Guerra Civil fue peor de lo que todos esperaban.

—Talvez pero no es algo que nos concierna.

Dijo sin interés, aunque no porque no le importará, sino porque era un asunto en el que no debían meterse. La pequeña bruja lo miro mal, las palabras que salieron de su boca la habían molestado, aunque seguía sin entender por qué.

—En mi opinión, debería dejar de comportarse como una zorra y estar con su destinado. — Gruñó, efectivamente, con molestia.

Cuando Clint iba a abrir la boca para rectificar a la pequeña bruja, un gutural carraspeó llamó la atención de ambos hacia el umbral que separaba la cocina del comedor, dónde se encontraron con un par de lagunas azules.

Destinado. [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora