14. Deseo cumplido

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Azazel fue ingresado ese mismo día en el hospital local, la neumonía empeoraba a cada momento. Casi agonizante, recordó aquel numero 0215-991482-2058, comenzó a llamar. Nadie contestaba del otro lado. Se sentía estafado, engañado, él había cumplido con su parte del trato pero nadie más había cumplido con él. Su único remedio le había sido arrebatado. La única posibilidad de enmendar su error estaba perdida. Ahora no sólo agonizaba de asfixia, si no también por la decepción hacia sí mismo. Se había convertido en algo aún peor que su padre y había sido por absolutamente nada.

Los tres días pasaron y Azazel perdió la batalla contra su enfermedad. Murió tal y como le habían vaticinado treinta días antes. Lenta, dolorosa , diabólicamente. El tumor fue poco a poco apoderándose de sus pulmones, quitándole inclusive su último aliento.

Al morir, su alma comenzó el paseo por la sima. La recordó, lloró por no poder explicarse. Lo recordó, y su rabia se acrecentó aún más. Después de su interminable descenso al foso se encontró con su negociador, aquel que le había ofrecido la inmortalidad y que a su juicio, no le había cumplido:

¿Qué estoy haciendo aquí? – Decía Azazel con tono enfurecido – Yo debería estar vivo.

-No te precipites, Laire tardó tres días en morir y al final desfalleció sin fuerzas, muerta de hambre, deformada, justo unos momentos antes que tú. Por supuesto que no podía otorgarte un premio si aún no habías cumplido con tu obligación en el plazo dado. Además, para tener un cuerpo joven y eterno primero debías deshacerte de ese enfermizo que poseías.

-Yo he cumplido con mi parte, ahora cumple con la tuya y otórgame esos tres deseos

-Admito que lo has hecho, has cumplido aquí están tus tres deseos:

1. Tu alma es libre ahora, no le pertenecerá a nadie más que a ti.

2. Tendrás todo el dinero que necesites de aquí a la eternidad, al despertar solo debes buscar en el bolsillo derecho de tu pantalón y ahí lo encontraras.

3. Tendrás también juventud y vida eterna, poseerás tu embellecido cuerpo de 24 años, saludable y fuerte, jamás morirás ni envejecerás. Pero has de esperar tres días para esto pues a nadie le es permitido levantarse de entre los muertos antes de esos tres días.

El joven hipócrita se notaba complacido, sabía que estaba obteniendo lo que tanto anhelaba; todo ese esfuerzo al fin estaba dando frutos. Permaneció en el limbo durante tres días, y como le había sido prometido, al tercer día despertó. Moría de ansias por encontrarse con su nuevo futuro. Con ella. Con él.

Lentamente sus ojos se abrieron. La oscuridad era total. Su cuerpo se hallaba entumecido debido a la falta de movimiento. Poco a poco iba recobrando la vida y poco a poco también el horror se acrecentaba al infinito. 

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora