Azazel lo sufría. Lloraba internamente. Gritaba por despojarse de su tarea. Pero tenía que cumplir su cometido y prosiguió con la tortura.
Tomo los diez dedos amputados, y comenzó a cocinarlos en aceite y especias en una pequeña cocina que estratégicamente se encontraba en el lugar, los cocino hasta freírlos en su totalidad. Los sirvió en un plato con sus respectivos aderezos. Estaba disgustado, vomitivo, pero no podía dejar que una simple tarea se interpusiera en su camino. El cocinar los dedos además había permitido borrar las huellas digitales de aquella mujer por si el ente al que había llamado no cumplía del todo su promesa y decidía hacerle aún más difícil la tarea dejando que lo arrestaran. Por esto sin duda obtendría una pena de muerte.
Le pidió que abriera la boca, pero al negarse la joven, le arrancó los trozos de labios que le colgaban y no conforme con eso, la golpeo hasta fracturarle algunos dientes, para luego obligarla a comerse sus propios dedos. Su presa estaba a punto de sucumbir, le rogaba a su verdugo por su muerte, en cambio, tomó nuevamente el mechero y encendió la llama a potencia media arrancándole de inmediato insufribles alaridos de dolor, su piel se contraía a consecuencia del fuego, mostrando la carne al perfecto color rojo carmesí que se ennegrecía lentamente al calor de la llama, la grasa corporal que emergía no hacía más que avivar la llama llegando a quemar y carbonizar el área hasta que la sangre no fluía mas.
La garganta de la joven ya había excedido su límite, totalmente desgarrada solo abría la desfigurada boca sin poder ya emitir sonido alguno, mientras Azazel seguía quemando pequeñas porciones de su cuerpo en un patrón arbitrario. No pasó más de una hora antes que ella dejara de moverse, al fin la muerte la acogía.
Dieciséis horas de tortura habían pasado, y el ni siquiera supo su nombre. No podía ponerle una identidad a la pobre joven que acababa de torturar. Sólo lo hacía más difícil y no podía dejar verse afligido. Lo único importante es que ya había cumplido con su primer objetivo, y en realidad, se decía a si mismo, lo había disfrutado mucho más de lo que alguna vez se imaginó, era un monstruo como siempre lo supo.
Comenzó a cavar una fosa en el patio de aquella mansión para sepultar aquel cuerpo repugnante y desfigurado, ahora solo necesita dos almas más.
ESTÁS LEYENDO
Oscuridad
TerrorAzazel. Un joven hermoso, pero desperdiciado en una vida de libertinaje y un pasado oscuro. Se encontrará con la oportunidad de su vida, pero... ¿Cómo tomará las decisiones esta vez?