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Rebuscó y rebuscó entre sus cosas queriendo encontrar esos caramelos que tanto le gustaban, no sabía por que, ni cuando inició su adicción hacía ellos, solo sabía que si moría de diabetes, su muerte valdría totalmente la pena. Esos dulces valían la pena.
Luego de un rato los encontró.
Su habitación quedo totalmente desordenada pero los encontró.
Bajo su cama hasta la esquina, allí estaba su bolsa mediana de paletas sabor sandía, algunas tenían forma de bolitas y otras forma de sandía pero todas eran deliciosas por igual, Flug realmente adoraba su sabor y no es por que prefiriera la sandía sobre todas las frutas, claro que no, pero le gustaba el sabor agrió, picante y dulce que tenían cuando las probabas y como se mezclaban en su boca causando un sabor electrizante, como sabía el relleno que traían las de bolita adentro cuando las mordía y...¿para que negarlo?, le gustaba como sus labios se tenían de un rojo semejante al de las paletas, le gustaba mirarse al espejo y ver sus labios de color rojo, uno muy apetecible, lo hacían sentir lindo.
De hecho, él secretamente se consideraba bonito, contrario a lo que le decían sus compañeros cuando estaba en Universidad y a lo que decía Demencia cuando le veía sin bolsa, Flug se consideraba bonito de pies a cabeza.
Y es que lo era, los demás estaban muy ciegos por que Flug era hermoso dentro de lo que cabía su naturaleza humana, claro esta.
Tenía el cabello castaño rizado y algo largo que le quedaba bien, los rulos que caían en su frente lo hacían verse mas adorable y resaltaban sus grandes ojos castaños bordados por grandes y largas pestañas negras, cuando polvo se metía a su bolsa y entraba a sus ojos que Flug tenía que quitar el objeto de papel de su cabeza y pestañear varias veces, ese pestañeo lo hacia verse como un ángel, un angelito jodidamente inocente que muchos desearían corromper, su piel era pálida y ligeramente pecosa de las mejillas y el puente de la nariz, tenía varios tonos rosados que resaltaban al estar en sus mejillas, hombros, codos, nariz y rodillas.
Y su cuerpo; Tenía las piernas largas y rellenitas, las manos pequeñas y los dedos largos muy adorables, una espalda no muy ancha pero no muy pequeña, un cuello largo y blanco muy sensible por si lo preguntan, una cintura marcada y unas caderas esbeltas, envidia de cualquier modelo y también tenía un gran trasero, uno muy envidiable a decir verdad, este resaltaba por su cintura y caderas, redondo, apachurrable, rellenito, firme y suave, algo rosadito al igual que su entrada.
Aun que algo que el doctor no sabía era que no sólo el se consideraba lindo, también Black Hat lo hacía.
Para él su doctor era el humano más deseable y tierno que jamás había visto, lastima que ocultará su linda cara bajo esa horrenda bolsa de papel.
Flug se metió bajo cama y con algo de esfuerzo logro sacar su amada bolsa de paletas, siempre que tenía que trabajar hasta tarde llevaba paletas a su laboratorio para mantenerse despierto.
