Pesadilla.

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Me dolía el estómago. Justo debajo del esternón, sentía una gran presión, y como todo se retorcía. El hormigueo, la tensa respiración y las expresiones faciales eran parte del todo. Empece a sentir como se partía la piel y brotaban insectos de mi abdomen, pero no veía nada, estaba totalmente ciego. Solo podía escuchar, hasta que también dejé de oír y empece a sentir un agudo chillido y como si cucarachas se metieran en ellos, me dolía el cerebro, era extraño. Estaba muy exaltado y de golpe. Desperté. Y sobre la cama, en la esquina derecha, arriba del acolchado, una araña.

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