|Capítulo 11|

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— ¡Por fin viernes!.— Doy grandes saltos en mi cama.

— Sí, pero primero hay que ir a la escuela.— Comenta Luka recargado en el marco de la puerta.

— ¡Maldición, Luka! Me arruinas la diversión.— Frunzo el ceño y dejo de saltar.

— Ya, hermanita, deja de quejarte y vámonos, quiero ver a Madeline.— agarra su mochila y camina hacia la puerta principal.

— ¡Tiene novia! ¡tiene novia!.— Le grito mientras me ato los cordones de las zapatillas.

******

— ¿Desde cuándo usas falda?.— Alza una ceja mientras estaciona el auto.

— No lo se, sólo me dieron ganas de usarla.— Me bajo del auto mientras me encojo de hombros.

— Pues, para serte sincero les das muy buena vista a los demás hombres.— Comenta y miro a mi alrededor como todos los hombres me miran de arriba a abajo.

— Ahora ni siquiera puedo vestirme como quiero sin que me coman con la mirada.— Ruedo los ojos y empiezo a caminar hacia mi salón.

— Pues claro que puedes, sólo que como están los hombre hoy en día.— Comenta mientras alza las cejas.

— Cambiemos de tema, ¿cómo se llama el chico nuevo de ayer?.— Se notaba mi interés en mi tono de voz por saber su nombre.

— ¿Cuál es en interés?.— Me mira con una mirada y sonrisa pícara.

— Admito que era guapo, pero nada más que eso.— Admito alzando mis manos.

— No lo sé.— Se encoje de hombros y se dirije a su salón dejándome sola caminando.

Mientras camino siento como una mano se desliza por mi pierna hasta llegar a mi trasero levantando mi falda, rápidamente me giro y veo a Kim.

— Lindo trasero, Marinette.— Dice con una sonrisa burlona.

— Ahora si te pasaste Kim.— Dejo mi mochila en el piso y le doy una cachetada dejando mi mano marcada, y luego le doy una patada en la entrepierna, se pone de cuclillas y lo agarro del caballo obligando a mirarme.

— Lo vuelves a hacer y juro que te llega peor, maldito cobarde.— Suelto su cabello empujándolo hacia atrás, cae al piso y noto que varias personas me quedan mirando.

— Que esto le quede claro a cualquier hombre que se atreva a tocarme a mí o a una de mis amigas, así les va a llegar o incluso peor.— Digo mirando a todos los hombres que hace unos momentos  me miraban bobamente.

Recojo mi mochila, me sacudo la falda para bajarla un poco y comienzo a caminar de nuevo a mi salón.

Al tocar el timbre de entrada todos entran a mi salón hablando de lo que paso hace un rato con Kim, Nathaniel no deja de dibujar garabatos en su cuaderno, noto que tiene el ceño fruncido y la mandíbula muy apretada, en cambio Adrien no me ha hablado. En el último minuto llega el tal Robert, al entrar se me queda mirando de una forma muy coqueta, al pasar por el pasillo de los asientos me guiña el ojo y se va a sentar, en cambio Adrien suelta un bufido de rabia y frunce el ceño.

— ¿Estás bien?.— Pregunto alzando una ceja.

— Es un idiota.— Responde serio.

— Hay varios idiotas en este salón.— Comento alzando ambas cejas desviando la vista al frente.

— ¿Me estás diciendo idiota?.— Pregunta con una sonrisa burlona.

— A lo mejor, pero hay gente más idiota que tú.— Me encojo de hombros.

¿Ahora me buscas? (AU Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora