Samira. Enloquecía.

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Un tirón en mi cabello hizo que despertara sobresaltada, mi cabeza palpitaba y mis ojos me pesaban. Otro tirón, gritos de fondo.

"Samira" Jr lloriqueaba a mi lado "Papá está peleando con el tío James, porfavor ayuda" mi resaca apenas me dejaba abrir los ojos, solté un suspiro hasta que le tomé el peso a la situación. Bajé lo más rápido que mi cuerpo permitía, Cristiano tenía a James acorralado mientras gritaba un montón de improperios hacia él.

"¿Qué haces aquí?" grité lo más fuerte que mi resaca permitiera.

"Que puta eres, Samira" soltó a James y cargó a Jr "Aún no se como te haz salvado de tanto, si no deberias estar aquí" se acercó, pude sentir como todo mi ser se aquebrantaba, mis piernas tiritaban sin control y casi por defensa propia me cubrí cuando su cercanía fue extrema. Soltó un suspiro "Perdóname, ¿sí?" mordió su labio.

Narra Cristiano.

Me atormentaba, me atormentaba horrible lo ocurrido con Samira, casi tanto que no podía respirar en cuanto la tenía cerca de mí. Mis relaciones sexuales pasajeras con quien se cruzaba en mi camino en cuanto la rubia se iba de casa cada vez eran más frecuentes, me relajaba, me hacía estar en paz.

Mis excesos en todos los aspectos pasaban mi cuenta, muchas veces no era consciente de lo que hacía.

Lara, Clara, Mara, no sé, aquella chica, recostada encima de mí mientras yo alardeaba en el teléfono mis relaciones cayó al suelo en cuanto la voz de James retumbó en mis oídos, segundos después y sin previo aviso la llamada se finalizó.

"Mierda" grité, empujé nuevamente a la chica y me dispuse a vestirme rapidamente.

"Debe ser una broma, ¿en serio no terminaremos?" se paró, aún sobando su cuerpo entero producto del impacto.

"Muévete ya" la saqué de mi camino.

"Oh vamos" tomó mi brazo y, algo dentro de mí se descontroló por completo.

"¡Qué me dejes ya!" me giré y la tomé agresivamente por el cuello, la arrastré hasta la pared mientras presionaba tan fuerte que me dolía.

Ella luchaba, pataleaba, trataba de defenderse y eso solo me hacía enloquecer más ¿Es que no puede ser como Samira?.

Samira.

Mi vista se nubló, aflojé mi agarre permitiendo que la pelinegra pudiese respirar y me propinara un golpe de los mil demonios en la boca.

"¡Estás loquísimo!" tosió, tomó su cuello y tomó unos cuantos aires más.

Apreté mi mandíbula, imaginando lo peor, imaginando su cuerpo sobre el de James.

Me aproximé a la chica y la besé, la besé descontroladamente y la cargué hacia la cama nuevamente.

¿Qué pasaba conmigo?

Uno, dos, tres.

La chica se movía encima de mí.

Uno, dos, tres.

En tres segundos ella estaba bajo de mí, siendo brutalmente asficciada.

Uno, dos, tres.

Me paré, la dejé tirada en la cama sin saber siquiera si vivía o no.

Uno, dos, tres.

Tres.

Dos.

Uno.

Retrocedía, avanzaba, me estancaba. La droga afectaba cada sentido de mi cuerpo. La droga. Samira. Enloquecía.

El semáforo en rojo indicaba mi parada, avancé, esquive autos y me dispuse a llegar donde el colombiano.

Uno, dos, tres. No sabía con quien se había metido.

Maltratada (Cristiano Ronaldo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora