Cristiano salía temprano de casa, debía entrenar y eso lo entendía. La noche anterior habíamos tenido un par de discusiones que se podían haber evitado, y la verdad, es que Cristiano estaba con unos ánimos de perros.
“Cuando vuelva hablaremos, de momento, no digas nada. Que lo empeoras todo cuando abres tu boca” me miró inexpresivo, asentí.
Me senté en el sofá en cuanto Cris cerró de un portazo la puerta principal, suspiré agotada. ¿Todos los días debía ser así?.
Me levanté y me serví un poco de café, Madrid mostraba un día totalmente frío. Prendí la televisión y coloqué el canal donde transmitirán el partido del Real Madrid.
“Vamos amor, tú puedes” susurré cuando lo enfocaron, reía junto a Marcelo mientras calentaban.
Por lo que comentaban en la televisión sería un partido fácil para el equipo blanco, su rival venía de una mala campaña desde el inicio de liga y sería verdaderamente difícil que todo saliera mal. Los madridistas confiaban en Cristiano, coreaban su nombre junto a cánticos de apoyo. Sabía que eso subía el ánimo de Cris, y me sentí satisfecha al verlo sonreír y reír junto a los demás jugadores.
El partido comenzó y sin duda el Madrid dominó desde los primeros quince minutos del partido, pero faltaba el finiquito, no lograban concretar la jugada. Cristiano llegaba pero no fusilaba el arco rival. Los minutos restantes fueron llegadas y llegadas de los chicos, un centro de Marcelo hacia Cristiano, quién cabecea y el arquero rival con mucha suerte la despeja al córner. Mi chico se veía estresado, la pelota no entraba aunque les saliera todo lo que querían.
Ví como al término del partido Ramos se tiraba al piso, tapé mi boca y miré con expectación lo que ocurría. Noté que tenía un calambre, después de todo, de algo me había servido estudiar kinesiología.
Mi café se había acabado, y en el entretiempo me tomé una foto junto a la camiseta de Cristiano y la subí a Instagram.
@Samira_7: Apoyando a mi Cris, ¡Hala Madrid y nada más!💖
Me serví un poco más de café junto a unas tostadas, no había almorzado. Prefería no almorzar a que hacerlo junto a Cris luego de una pelea, solía ser bastante irritante e incómodo. No exento de polémica y de palabras ofensivas por ambos lados.
El partido comenzó y mordí mi tostada, los chicos entraron tal cual en el primer tiempo. Siendo sinceros, el equipo rival se dedicó a ratonear y a esperar en su lado de la cancha, de lo poco que entendía del fútbol pude saber lo que esperaba el equipo rival, jugar al contragolpe.
Los chicos no dejan espacios.
En cuanto terminé de decir aquello mentalmente, la pierde Ramos en una zona comprometedora, de un momento a otro era un uno contra uno y sólo pude tapar mis ojos y confiar en Navas.
¡Goooooool!.
Suspiré.
El partido se reanuda luego del gol, Cristiano comienza la jugada y se la entrega a Marcelo, Marcelo para Modric quien la pierde, pase tras pase el equipo rival logra llegar y finiquitar la jugada. Dos a cero y nadie sabía que ocurría.
Cristiano fue participe de un gran contra golpe, Cristino para Marcelo, Marcelo para James quién da un pase en profundidad a mi chico para que marque el dos a uno.
Salté del asiento provocando que la tostada volara por el departamento, grité y celebré sin importar los golpes en la pared de la vecina.
“Ése es mi hombre” grité, me senté y solté una risa mientras aplaudía. Un golazo con todas las letras.
Repitieron la acción, Cristiano celebró señalando a la cámara y haciendo un corazón, para luego hacer un signo de «perdón» con ambas manos. Sonreí en cuanto lo ví, esos pequeños detalles eran los que me encantaban de éste hombre, de mí hombre.
Un penal no cobrado para el Madrid hicieron que me quejara y pasara a llevar la taza, la cual cayó y se partió en pedazos.
“Mierda” hice maniobras para evitar pisar los restos, justo en aquel momento, James convertía el empate. Celebré bailando como los chicos evitando pisar los restos de taza, tomé una escoba y lo barri.
El partido terminó en un empate inesperado, pero el hecho de que rescatamos un punto valía bastante para la Liga.
Miré a Cristiano pasar sus manos por su cabeza algo frustrado, tiré besos a la televisión gritando palabras de aliento.
Tomé mi celular y me fuí a vestir algo más decente para ir a comprar cosas al mercado. Me vestí con unos jeans azules, una manga larga turquesa y un chaleco negro. Fuí en busca de mis botas, el celular, el dinero y las llaves.
Apagué la televisión y cerré la puerta. Conducí hasta el mercado y compré leche, cereal y una que otra verdura. Pagué y miré la hora, Cristiano debía haber llegado hace una hora más o menos.
Volví a casa y con mucho esfuerzo bajé las bolsas, toqué la puerta y no hubo respuesta. Suspiré y dejé las bolsas en el suelo, abrí la puerta y dejé las bolsas en la cocina. Cerré la puerta y grité.
“Amoor, ¿estás?” escuché pasos.
Cristiano venía con una toalla en su cintura, me miraba serio y con los brazos cruzados.
“¿Donde estabas?” entrecerró los ojos.
“Comprando lo que faltaba” lo abracé por la cintura y me apartó “Hey, ¿Qué ocurre?” susurré abrazándome a mí misma.
“Tú ocurres” gritó “Siempre saliendo sin avisar, siempre haciendo problemas” me tomó de los hombros.
“No sé que te ocurre Cris” jugué con mis manos “ No entiendo qué discutes”
“¿Me eres infiel? ¿Ya no me amas?” susurró “Responde, Samira.”
“Claro que no, capullo” grité ofendida.
“No me grites” contraatacó.
Ví como su toalla se caía dejándolo completamente desnudo frente a mí, me tapé la boca soltando una que otra risa.
“No te rías de mí” colocó la toalla en su lugar y me tomó fuertemente del brazo.
“Cristiano... duele” susurré apretando mis labios.
Me empujó haciendo que me pegara contra la pared, gemí.
“A mí me respetas, Samira. No soy tu padre” susurró en mi oído “niñita mal criada” aflojó su agarre y se fue.
Cerré los ojos y saqué un gran suspiro.
Estamos peor de lo que pensé.
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N/a: Hola, qué tal. ¡Bienvenidas a mi primera novela!
Ojalá, de corazón, les haya gustado el primer capítulo, lo escribí con mucha ilusión.
Les dejo quién es físicamente Samira (si no les gusta, imagínense a la chica según sus gustos).
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Maltratada (Cristiano Ronaldo)
FanficAún tienes la oportunidad de cambiar tu vida, sólo, vete. Déjalo aunque duela, aunque lo ames, déjalo.