Jammy, el de la linda sonrisa.

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No les pasa que sienten, por un momento, que todo a tu alrededor se paraliza y simplemente dejas que el mundo siga contigo estática, sin saber que hacer, dejando que las cosas pasen y sintiéndote tan indefensa ante la inminente rapidez con la que suceden la mayoría de las cosas.

Ahí estaba yo, sentada junto a la esposa de Marcelo, con la cabeza apoyada en el hombro de la misma sintiendome indefensa y vulnerada, con un montón de cámaras expectantes ante una posible reacción mía o de cualquiera de los involucrados en la bochornosa situación.

"No es tu culpa querida, ella debe entender que su hijo es feliz contigo" Thania acariciaba mi mano de una manera cercana y que, quizás en mis cabales, me hubiera relajado lo suficiente para saber que lo que ella decía era verdad.

Cristiano se encontraba al otro lado del salón, bailando y disfrutando junto a su madre, se encargó de alejarla y me dejó a cargo del moreno y su mujer, procurando que nada malo me pasara.

Se sentía mal, creo que es difícil quedar en vergüenza y sobre todo gracias a tu "suegra". Sobre todo considerando que jamás quise asistir al evento en cuanto me entere que ella estaría ahí, realmente no me asombraba, era una madre orgullosa y Cris estaba teniendo un buen desempeño.

"Debo salir de aquí, ¿Sabes?" logré decir luego de 10 o 20 minutos procesando lo ocurrido.

"Oh querida, es tu novio, no lo dejes solo aquí" Thania tomó la mano de Marcelo mientras ambos me miraban con cierta compasión.

"Yo no quiero arruinar la velada junto a su madre, solo, diganle que me sentía mal" me levanté lentamente y solté un leve suspiro.

"No puedo dejarte ir sola Sami" Marcelo se levantó arreglando su corbata.

"Tranquilo hermano, yo la llevo. Cristiano es mi bro" quien parecía ser el conocido James Rodriguez, uno de los mejores amigos de mi Cris, llegó desde algún lado del salón para hacer que Marcelo se sentara y ofrecerme su mano para ir al estacionamiento del local.

Sonreí y me despedí de la mayoría, procurando no toparme con Cris.

"Usted es muy linda, ¿sabe?. No la considero una zorra y mucho menos una mala persona, esa señora estaba realmente loca, no se deje pasar a llevar Samira" James sonrió medio de lado mientras caminábamos hacia su auto, aún, con las manos tomadas.

Me solté de su agarre y le sonreí, no sabía que contestarle pues no esperaba un halago.

Me subí al auto y estiré la mano para poner algo de música, de inmediato la alejé, recordando lo furioso que se solía poner Cristiano cuando quería subir siquiera el volumen de la radio.

"Oh, tranquila, ponga música si lo desea. Mi auto es su auto" sonrió, lo miré por una gran cantidad de segundos, era un Colombiano muy apuesto, con una sonrisa cautivadora y que inspiraba belleza y ternura, digna de observar durante largos periodos de tiempo. Tenía una mirada acogedora y alegre, por lo que no me costó sentirme en confianza y plenamente segura a su lado.

Prendí la radio y una conocida bachata sonaba a todo dar.

Tú, me enamoraste a mi, tú me hiciste sonreír
sabiendo la situación.
Que los dos, tenemos nuestro amor
vivimos escondidos
escucha bien mi canción

"Ay rechazame, es que no puedo aceptar tu amor, ay olvídame aunque nos duela hay que aceptar ese dolor" canté mientras sonreía hacia la ventana, el restaurante quedaba alejado de la ciudad por lo que la belleza del paisaje era única.

"Es que, yo tengo mi mujer y tu tienes tu novio. Yo no, no quiero ser infiel, me matará la tentación" siguió James, lo miré y sonreí, estaba en su salsa, haciendo pasos de baile mientras conducía y cerrando por fracción de segundos los ojos disfrutando la melodía de la canción.

"Tienes buenos gustos musicales, James" dije por primera vez, mirandolo con una leve sonrisa.

"Usted también los tiene Samira" sonrió y soltó una leve carcajada.

"No tienes porqué tratarme de usted James, estamos en confianza"

"Perdón, en Colombia somos muy educados y me cuesta tratarla como los demás" rió y se ruborizó.

"Dime Sami, me gusta que me digan así" miré con desinterés hacia la ventana, pues habíamos llegado a la ciudad y estábamos atrapados en un taco horrible.

"Pero que común y trillado decirle como todos" suspiró "Perdón, decirte" soltó una risa nerviosa. "Si no te molesta, me gustaría decirte Sam, es lindo y la verdad nadie te dice así"

"Quieres ser especial y único por lo que veo" reí. "Claro, dime Sam".

"Y tú Sam, como piensas decirme" se volteó a mi y sonrió.

"Colombiano de linda sonrisa no estaría mal" reí.
"Jammy, me gusta"

"¿Jammy? Colombiano de linda sonrisa me parecía atractivo" reímos.

Durante la larga travesía hacia mi casa hablamos de variados temas, uno de ellos, su difícil relación con su ex mujer y su casi nula relación con su pequeña hija, me comentó su vida en Colombia y lo bien acogido que estaba aquí en Madrid. Me interesó bastante su personalidad, era introvertido en muchos aspectos pero creo que había conseguido un poco de su confianza. Su mirada se aguo en cuanto habló de su difunta madre y de la difícil situación económica de su padre, no pude evitar abrazarlo. Me estremecí, tal y como lo pensé, tenía una piel suave y era de una buena contextura.

"Llegamos Sam" se detuvo frente a mi casa.

"Muchas gracias Jammy, enserio por todo" besé su mejilla.

Antes de bajar me tomó de la muñeca, reteniendome.

"No permita que la pasen a llevar Sam, es una gran mujer" sonrió.


Maltratada (Cristiano Ronaldo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora