Dieseisiete

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El dios Black le parecía terrible casi todo el tiempo,mas habían ocasiones donde se volvía menos fiero. No estaba segura de a que se debia,pero así era y cuando estaba más dócil era cuando a Sora le resultaba grato estar en su presencia. De por sí eso pocas veces pasaba,pues durante el día Zamasu la acaparaba para él. A veces resultaba agotador estar en compañía suya,mas Sora no se quejaba. En otras ocasiones era bastante agradable y Sora aprendía cosas de mundo lejanos, aunque esos relatos siempre acababan igual.

Si le hubieran preguntado a que dios prefería la respuesta hubiera sido complicada. Eran dioses muy inflexibles,severos, orgullosos e incuestionables. Mas el dios Black le era mas facil de llevar,aunque esa sensación de que le quería siempre decir algo era,para ella más evidente cada día y,a ratos,era incómodo.

Black era aterrador más allá se esas montañas. No tenía piedad alguna con los humanos, devastada ciudades y sus habitantes, con una sonrisa de gusto que era espantosa para quienes lo veian.El fuego,los gritos las miradas de horror eran para él una exquisitas sinfonías. Mas en ocasiones,cuando de casualidad hacia contacto visual con alguna de sus víctimas los ojos de Sora se le aparecían como un fantasma. Se le aprecian llenos de pavor,de terror,de rabia,de súplica...Se le aprecian como reprochando sus acciones y al volver a casa,los  encontraba serenos como siempre.

Esos ojos,esos hermosos y transparentes ojos, eran un tormento constante para Black. Él sabía el motivo de ello. La amaba,pero su amor le generaba sensaciones muy diferente a las de Zamasu,Sensaciones que pasaban por la carne y eso lo asustaba,porque si en un principio pensó en corromperla de esa forma ahora deseaba tenerla entre sus brazos por razones ajenas a la burla,al odio. No quería lastimarla,queria brindarle caricias que borraran los maltratos marcados en su piel  y alcanzar su alma para brindarle el amor que tanto merecía y nadie le daba. Pero esto era tan opuesto a lo que hacía lejos de la cabaña. 

¿Amor? Era ridículo que él siquiera hablara de amor. Él estaba desprovisto de amor, de lo contrario jamás podría hacer las cosas que hacía, que escapaban a cualquier definición de la palabra amor,mas a su vez estaba seguro que amaba a Sora.
A Sora no quería lastimarla,por Sora se preocupaba,a Sora quería verla sonreír porque sus ojos, parecían destellar cuando lo hacía ¿Hablarle de amor él,que estaba corrompido a una alma tan pura?

Black sentía que su cuerpo le exigía pelear con luchadores fuertes y de hay esa necesidad de cada tanto enfrentarse a Trunks, claro está también había otro motivo,pero la imperante era esa necesidad de pelear,esa que en cierta forma siempre tuvo,por eso fue a buscar a Kibito para medir fuerzas con él. Su ser se corrompio en algún momento antes de todo eso y seguía sin saber el instante exacto,es que tal vez no había momento exacto. Todo pudo ser paulatino y el enfrentamiento con ese humano fue sólo el impulso para realizar sus ideas. Daba igual. El punto es que esa mujer despertó en él,el amor de alguna forma.A momentos le recordaba las enseñanzas de su maestro,
Gowasu y le era increíble  que aún pensará en supremo kaiosama incapaz. Sora le recordaba tantas cosas.

Aquella mañana la vio salir al bosque con su cesta,dejando las botas y el abrigo sobre un tronco. La siguió,no era extraño que lo hiciera,a veces le hablaba a veces no;pero siempre le hacía notar su presencia esperando a que ella le hablara primero. Se sentía ridículo,mas no se acerca demasiado porqué podía ver en esos ojos de cielo un tenue temor hacia su persona.

-¿Qué buscas hoy?-le preguntó Black después de casi una hora de verla husmear el aire.

-Brotes de liz de cristal-le respondió la muchacha-Es una flor muy peculiar,mi señor...Es una flor que tiene la fuerza para florecer en el invierno,a través de la nieve y el frío.

-¿Por qué pones tanto empeño en encontrarlas?

-Porque sus capullos puestos en el té le dan un sabor agradable y un perfume maravilloso-respondió arrodillandose sobre la nieve-mire aquí hay algunas...

Black se aproximó a ver y contempló una varitas verdes con unas flores en forma de campanilla de color blanco. Tomo una en su mano y la aproximó a sus nariz. Olía bien aunque tenía un perfume muy tenue.

-No tenía que arrancar la flor por completo-le dijo Sora -Sólo se toman algunos capullos. Si se arranca la planta desde la raíz su ciclo estará roto,no se secara y no soltara sus semillas...

Black apartó los ojos de ella al oír aquellas. Se sintió como un estúpido. Iba por ahí pregonando que los humanos no cuidaban la naturaleza y el arranca una flor sin razón. La rodeo de si ki entonces y la flor blanca se tornó negro-púrpura,la intento poner en el cabello de Sora,pero ella retrocedió.

-¿Qué sucede? ¿Mi obsequio no es digno de ti? ¿Te desagrada que este dios con las manos llenas de sangre te toque?-le preguntó Black con un tono de inquisidor.

-Me halaga su obsequio y no me desagrada me toque con sus manos llenas de sangre...-le respondió Sora calmadamente.

Black esvoso una sonrisa torcida al oír esas palabras.

-Asi que tienes la osadia de señalarme como un asesino-comento-Creo que te hemos dado demasiadas libertades...

-Fue usted el que dijo de si mismo tener las manos manchadas de sangre,mi señor...Pero es natural ensuciarse un poco cuando se toma la decisión de ser un justiciero...

-Explícate...

-La justicia sin fuerza no es justicia por tanto es inevitable que el justiciero se ensucie un poco al impartirla-explico Sora-Y se debe tener mucho cuidado con no cruzar la delgada línea entre la justicia,el castigo y la venganza...Bueno eso decía mi padre.

-Un justiciero de corazón puro no se mancilla mientras imparte la justicia,Sora.

-Pero usted no es puro de corazón o al menos no le es ese cuerpo en que mora su espíritu divino...Sus ojos están llenos de odio,mi señor-le dijo Sora.

-Cómo te atreves a decirme algo como eso -exclamó Black bastante ofendido con el comentario.

Se puso de pie molesto y la miró con una mezcla de rabia y vergüenza por oír esas palabras de ella.  

-Mi padre decía que la diferencia entre la justicia,el castigo y la venganza es el amor-le dijo Sora levantándose-La justicia sólo puede ser impartida con amor en el corazón,de lo contrario es sólo un castigo y de ser realizada con odio es venganza.

-¡Insinuas que lo que imparto en este mundo es sólo venganza!-exclamó ahora enojado y tomándola con violencia por el brazo-¿Quién te crees que eres para hablarme tan atrevídamente? ¡Ser nuestra favorita no te pone a nuestra altura,Sora! ¡Que yo te ame no te da la libertad de expresarte asi de...

-¿Usted me ama? Como lo hace el dios Zamasu sólo porque crees que soy algo singular.Como el último especimen de una ave exótica que los ensalza con su obediencia,con su gratitud...

-¡No me compares con él!

-Son la misma persona, aunque parezca que están en guerra con sigo mismo...-le dijo la muchacha y se quedó mirándose en los ojos negros de Black.

Black se quedó sosteniendola del brazo,mirándose en esos ojos azules que parecían ser el firmamento mismo condensado en esas pupilas que lo veían sin reclamo.

-¿Por qué me desafías?

-Porque mata a mi gente,mi señor...

-No les debes nada a ellos...

-No podría vivir en paz sino lo intento...

-Eres una niña ilusa-le dijo Black.

-Mi señor,si ustedes extinguen a la humanidad,le suplico,le imploró me mate también, porque seré un ser fuera de lugar...

Los ojos de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora