Veintiocho

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La muchacha se alejó por el pasillo y una vez la puerta de su habitación se cerró,Black se levantó del piso para pararse en frente de Zamasu, quien lo miraba con desaprobación y enojó.Se miraron fijamente,como si estuvieran mirando a un adversario terrible al que debían neutralizar. Se veían como intentando buscarse el uno en el otro,pero sólo encontraban un sujeto extraño,diferente y de algún modo desdeñable.

-¿Qué intentas hacer?-le pregunto Zamasu-¿Acaso quieres que huya otra vez? ¡Deja de acosarla!

-¿Acosarla yo? Pero si el que no la deja ni a sol ni a sombra eres tú-le señalo Black.

-No fui yo el que la asustó al punto de hacerla escapar de aquí-le respondío Zamasu-No vuelvas a ponerle un dedo encima. La ensucias con tu hedor y  pensamientos impúdicos.

Black se sonrió con desprecio, algo que molesto a Zamasu.

-¿Qué es lo que te altera tanto realmente?-le preguntó con una sonrisa torcida-¿Mis ideas para con ella o que me preste más atención a mi que a ti?

-¿De que hablas?

-Mírame-le dijo Black y lo sujeto de la ropa para acercarlo-Mírame bien. En el interior de este cuerpo,sólo estas tú Zamasu. Puedes repudiarte mi conducta y todo lo que conlleva emplear este cuerpo para realizar el plan cero humanos,mas no olvides que este que tienes en frente no es más que tu propio ser. Tengo tus recuerdos,tus convicciones,tus pensamientos...-eso última lo pronunció con voz grave.

Zamasu frunció el ceño e intento apartarse de Black.

-¿Qué pasa Zamasu? No me digas que no se te ha pasado por la cabeza esa idea...

Zamasu apartó la vista consternado y ante eso Black se sonrió con un oscuro deleite en su triunfo sobre su contraparte, sobre si mismo.

-Si yo lo pienso,tú lo piensas; si yo lo siento tú lo sientes. Somos uno nada más.Admito que tú puedes dominar tus ideas,porqué son sólo eso ideas,pero en mi caso son impulsos de este cuerpo que no sólo me exige combatir, sino responder a este amor por ella de otras formas-le dijo Black y dandole un pequeño empujón pasó junto a él para ir a sentarse al sofá.

Zamasu se quedó inmóvil allí, apretando los puños y mordiéndose la rabia de ser expuesto de esa manera. Podía ser sólo la curiosidad o el afán de hacerle saber que él la amaba, pero un par de veces se le habían pasado por la cabeza ideas impropias de un díos como él. Mas eran eso solamente.Él no la deseaba de ninguna otra forma que no fuera como la tenía hasta entonces,como un objeto único y para su deleite;para su contemplación. Para ensalzarse en esa devoción que ella sentía por lo divino.Pero si, imaginó esa otra posibilidad descartandola de inmediato. Eso sólo era la vulnerabilidad de los humanos. Él no era un ser endeble,él era un dios y no sucumbiria ante algo tan mundano como los deseos que despierta el amor por una mujer. Los humanos habían corrompido el amor mezclándolo con la necesidad de aparearse, por el placer que esto último les causaba. Por un efímero momento de satisfacción que podía abrir toda clase de abismos y oscuros gozos. Los humanos degeneraban todo,él no.

-¡Piensa lo que quieras!-exclamó Zamasu-De cualquier manera ella es intocable para tí...

-¿Eso crees? Le pedí que me acompañara a mi lecho cuando apenas llegó e iba a hacerlo...

-Si se lo pides dudo que proteste, mas te dará sólo ese cuerpo lástimado.Su alma y su corazón
los a escondido muy bien y no te lo entregará a tí-le dijo Zamasu.

-¿Crees que a ti si? Durante todos estos meses nunca no has a abierto las puertas de su ser. Lo más hermoso que guarda,allá al fondo de sus ojos,no nos lo ha enseñado. Lo tiene tan custodiado, tan celosamente guardado tras esa armadura impenetrable que ni nosostros, siendo dioses,hemos estado cerca de alcanzarlo-declaro Black.

Guardaron silencio un rato.

-Te refieres a eso...-comentó Zamasu-Ese amor tan grande que contiene en su interior y que nunca a derramado en humano alguno.Ese amor puro y que se asoma en esos ojos cuando sonríe.Ese es el amor que los mortales deben ofrecer a los dioses,ese es el amor que quiero me dé y lo hará.

-Nos lo dará -le corrigió Black-Deja de monopolizar a Sora.Ella no te pertenece exclusivamente a ti,sino a ambos y reclamaré su presencia o lo que quiera de ella cuando lo desee-le señaló Black- Mas no te preocupes...No quiero lastimarla,asi que no la exigiré nada que ella no esté dispuesta a darme...

Black sonó honesto para Zamasu quien llamó a la muchacha para que les hiciera algo de comer y ella, sin siquiera sospechar la contienda en la que estaba involucrada,obedeció nada más.

A la mañana siguiente el cielo estaba encapotado,pero ya no nevaba. Hacia frio,pero no tanto como el día anterior por lo que Sora salió a la terraza después del desayuno y contemplo el lago congelado. Descendió con el afán de ver esa cubierta cristalina de cerca,pero en su júbilo fue imprudente y se adentro en el lago caminando despacio para no caer.A unos seis metros de la orilla oyó el crujidos del hielo bajo sus pies. Se quedó muy quieta,mas la transparente cubierta terminó de facturarse y ella cayó al agua sin remedio. Se hundió un momento para luego salir a la superficie intentando sujetarse del hielo,pero era inútil. Las heladas aguas entumecieron sus músculos,pronto no fue capaz de moverse y las aguas se cerraron entorno a ella. Pensó que moriría en ese lugar cuando sintió que la halaban de las manos.

Sintió una mano tibia apartar sus cabellos de su rostro y el primer rostro que vio fue el de Zamasu,que le cambió ese atuendo por uno seco. La miraba con severidad. A su otro lado estaba Black,era el quien la sostenía.

Fue un alivio verlos allí. Sujeto con fuerza la mano de Black que le sostenía la suya y también la de Zamasu que estaba en su mejilla. La mitad de su vida la pasó sola en la oscuridad y mientras se hundía en las gélidas aguas,uno de sus mayores temores se hizo presente y casi sin notarlo comenzó a llorar.

-Siempre me ha asustado morir en la oscuridad y que nadie sostenga mi mano al momento de dejar este mundo-dijo a nadie en particular.

Lo dijo como reconociéndose aquello así misma. Sora siempre tuvo que ser fuerte. Desde muy temprana edad debió resistir los golpes de la vida. Tomar por el cuello el dolor,la tristeza y el miedo para avanzar y no sucumbir. Mas eso la privó de vivir sus emociones oscuras y en ese momento en que sintió a la muerte estirar sus indolentes dedos hacía ella,ese miedo que tanto tiempo reprimió salió a flote,pero fue sentir a los dioses conteniendola lo que le permitió convertir ese sentir en palabras.
Tal vez ellos no la entendían, quiza sonaba ridícula aquella declaración a oídos de esas deidades,mas si así era no dieron ninguna señal de ello y la llevaron de vuelta a la cabaña.

Black se sentó con ella en la alfombra, frente a la chimenea mientras Zamasu fue a buscarle algo caliente y luego se sentó junto a ella también. Tras beberse aquello y entrar en calor la muchacha término por dormirse en el regazo de Zamasu quien le peinaba el cabello, mientras meditaba.

-¿En que tanto estas pensando?-le pregunto Black.

-Dime ¿Cuándo está mujer empezó a importarnos más que el plan cero humanos?

Los ojos de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora