Treinta y uno

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"No te engañes.El amor de Sora está lejos de poder pertenecer a un solo individuo. El amor de Sora a sido acondicionado por todas sus experiencias y su forma de vivir.No es un amor que le pueda pertenecer a un individuo particularmente. Amor por hermanos,por amigos o por un hombre,no son conceptos que ese corazón haya formado. Nunca definió aquellas diferencias por su vida en la naturaleza,donde tales conceptos no existen.Sora es amor tan puro que no puede caer en una sola categoría,pese a que nos reconoce como los seres más próximos a ella,no lograras que individualice amor por ti. Su amor es generoso,honesto, ingenuo y amplio".
 
Zamasu recordaba las palabras que él mismo le había dicho a Black hace unos días, mientras contemplaba esa escena. Pensaba en que tal vez se equivoco.Sora era tan pura, inocente,amorosa,
obediente y digna;pero humana. Una humana excepcional,un ejemplo para la humanidad completa, mas seguía siendo humana.Era por eso que era tan única para Zamasu y por eso mismo siempre temía que Black la enredadera en sus redes y llegará a corromperla,sin embargo,tal como su contraparte se lo dijo si eso llegaba a suceder no podía desconocer que él mismo lo quiso así. Eran el mismo ser, aunque le costara trabajo admitirlo. Dentro de su forma de verse a si mismo a Zamasu le disgustaba tener que ver cómo se iba corrompiendo,le disgustaba Black. Aquello le causaba un fuerte conflicto porqué se adiaba asi mismo.

Le gustaba que Sora viera diferencias entre él y Black,le gustaba que ella rechazará a Black,pero también le gustaba que lo dejara estar cerca porque significaba que Sora aceptaba cada parte de él y en ocasiones se sentía estúpido por sentir envidia de si mismo ¿Envidia? Prefería usar esa palabra a esa otra tan vil que empleaban los humanos para definir el disgusto de ver lo que amas en compañía de otro.

Realmente estaba cautivado por esa muchacha,realmente sentía por ella un amor honesto. No queria que ella sufriera o llorara, quería ver esa sonrisa cálida y esos ojos tan transparentes como el día en que la conoció. Despreciaba a los humanos,pero por ella les daría una oportunidad. Le molestaba que Black intentara  tenerla sólo para él,mas si eso la hacia feliz estaba bien;pero no quería, realmente no quería,que él le despojara de eso tanto le gustaba;en conclusión no quería ensuciarla ni él mismo.

Black la quería sólo para él,aun si no podía tenerla como sus impulsos lo requerían,quería el amor de esa mujer exclusivamente para él,pero en ese abrazo que ella le solicitó,el dios oscuro tuvo que darle la razón a su contraparte. Sora no sabía de amores sólo de amor. Sabía sentir profunda y desinteresadamente,sin categorías. Ese abrazo que ella solicitó,estaba desprovisto de deseos de cualquier tipo. En ese gesto ella sólo quería hacerle saber que se sentía en confianza con él,que en efecto le era singular entre todos los demás y no sólo por ser un dios. Le estaba diciendo que ese sitio era lo más parecido a un hogar y que ellos eran el único afecto que tenía.

Cuando se apartó de él y lo miro supo que el dios Black lo había entendido,no estaba segura si lo aceptaba o no,pero sin duda lo entendió.

-¿Qué te pasó en el pie?-le pregunto Zamasu descendiendo frente a ellos.

-Pise una trampa de osos-le dijo la muchacha algo avergonzada.

Zamasu no hizo comentarios y le curó la herida. Black iba a decirle algo cuando un disparo rompió la quietud.

-Cazadores-señalo la muchacha- Vienen a comienzos de la primavera porque es cuando los animales salen de su inversión.

Zamasu hizo una mueca de repulsión y al oir un segundo disparo Black se puso de pie. Sora lo sujeto del brazo al instante,haciéndose una idea muy clara de sus pensamientos.

-No los mataré-le dijo y ella lo soltó para dejarlo irse volando en aquella dirección.

-No es bueno que otros humanos anden merodeando por aquí-le dijo Zamasu-Ten calma,él no hará algo que pueda ofenderte o lastimarte.Respecto a tus salidas al bosque...Será mejor que seas más cuidadosa.

-Sí señor...

-Ven...Traje unos libros que podían interesarte,si aún quieres aprender a leer el idioma de tu gente.

Zamasu había estado enseñando a Sora a leer y ella aprendía rápido,él no lo consideraba importante sólo era una buena forma de mantenerse ocupado.

Black noqueó a los hombres antes de que pudieran verlo siquiera. Con asco y una desaprobación total contempló los cadáveres muertos de unos cachorros de oso y otro agonizante,a ese lo tomo,a los hombres los arrojó al río sobre un tronco que no soportaría mucho a esos sujetos,pero ese no era su problema. Regreso a la cabaña y le dió el animalito a Zamasu para que lo curará.

-Que actitud tan desagradable- comentó el dios de los ojos de acero-Ni siquiera se miden con un animal que pueda darles un combate digno.Son realmente detestables-murmuró y miro de reojo a Sora a su costado.

-Esta bien,yo también creo este tipo de cacería es repudiable-dijo la muchacha mirando al pequeño osezno que les gruñia enseñando los dientes.

-Lo hemos curado,pese a eso las posibilidades de sobrevivir allá afuera son pocas-señalo Black-En cosa de días morirá.

Sora miro al animal y luego se reclino sobre él para olerlo.

-Huele a leche materna,tal vez su madre lo este buscando. No tiene impregnado el olor de los cazadores,así que tal vez podría devolverlo con su madre...

Ella quería regresar al oso a su madre,ellos no querían que saliera sola al bosque así que decidieron acompañarla. Dos horas caminando sin más pista que seguir,que el arona que Sora percibía de tanto en tanto husmeando el aire o el suelo.

-¿Me recuerdas por qué hacemos esto?

-Porque podrían haber más cazadores o trampas de las que ella puede ser víctima-le respondió Zamasu.

Black soltó una burlona risa.

-Mira a lo que esta mujer nos ha reducido...A ser su escolta-dijo con cierto disgusto el dios oscuro.

-Nosotros los que vinimos a castigar a la humanidad terminamos sometidos por una de ellos -señalo Zamasu con una sonrisa irónica.

-No es cualquier humana...

-No,no lo es-afirmo Zamasu-Es la que nos hizo descubrir que podemos amar después de todo.

-Si Gowasu nos viera se reiria a carcajadas-comento Black.

-Probablemente...

Un oso grande apareció unos seis metros de ellos y Sora se arrodilló para dejar ir al osezno que no dudo en correr hacia su madre. La osa lo olfateo y luego dando un gruñido,les dió la espalda para alejarse. 

-Terminamos aquí,volvamos a la cabaña-le dijo Zamasu.

-En seguida-les respondió y pasó corriendo entre ellos.

-Dos horas caminando para que esté feliz,dejamos el plan cero humanos en receso para que fuera feliz también ¿Qué más terminaremos haciendo para que ella esté feliz?-cuestionó Black.

-No lo sé...En cualquier caso,ella es la mariposa efímera,hay que disfrutarla mientras la tengamos con nosotros-le dijo Zamasu.

Black detuvo su andar un momento para reflexionar esas últimas palabras y no tardó en comprenderlas...

-Sora-la llamó Black ganándose la atención de Zamasu también-Dime ¿Es para los humanos un inconveniente saber que cada día es un paso más hacia la muerte?

La muchacha lo miró algo confundida.

-Bueno mi señor yo creo que es un regalo de los dioses...Saber que un día moriremos

-¿Y eso por qué?-le pregunto Black

-Porque así apreciamos la vida un poco más e intentamos ser más cuidadosos con nosotros mismos y los demás,pero claro esta,como ustedes,lo han señalado que los humanos tenemos una naturaleza autodestructiva...

-Si pudieras obtener la inmortalidad tú...

-No-le respondió Sora antes de que Zamasu terminara la pregunta-Aun si tuviera la oportunidad de tener la inmortalidad no la tomaría

-¿Por qué no?-le preguntó el dios de caballo blanco.

-Porque si los hombres estuviéramos hechos para vivir para siempre,así nos hubieran creado ¿No es así,mis señores? Además creo que vivir para siempre es...Antinatural.

Black se sonrió y Zamasu también,pero como si tratara de disimular que eso último fue como una bofetada.

Los ojos de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora