Treinta y cinco

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El pecho de Sora era amplio, podía oir su corazón latiendo,el confortable calor que desprendía su cuerpo y su aroma. Muchos eran los años que había vivido  Zamasu y no recordaba haberse sentido mejor. Eran los brazos de esa mujer el sosiego a sus tormentos,el alivio a sus dolores; el consuelo sin juicio. A su amparo,mientras ella con ternura le peinaba esos plateados cabellos,Zamasu se durmió.

Con cuidado,Sora lo recostó en la cama y lo cubrió con las mantas  para que descansara. Ella dormiría en el sofá y hasta allí fue. Se quitó los zapatos,tomo un cojín como almohada y se cubrió con su abrigo para descansar. Era tarde y estaba algo cansada, no tardó en dormirse.

Cuando Black llegó,encontrarla allí fue algo que le llamó bastante la atención. Sintió la presencia de Zamasu en la habitación de Sora y se preguntó a qué se debía está situación. El sofá no era lo suficientemente amplio para que ella descansara apropiadamente, así que la llevó a la habitación que él usaba,que en el algún momento fue la alcoba matrimonial. Aquella habitación tenía una ventana bastante amplia y en el cristal se recargo Black a contemplar el paisaje. Era una panorámica sombría que los relámpagos iluminaban de tanto en tanto con un resplandor dorado, frío y amedrentante.

Apartó la vista de la ventana para mirar hacia la cama. Sora dormía a gusto allí entre las blancas mantas. El dios evocó aquel primer encuentro con ella, cuando estaba mal herido en el bosque. Por poco la mata. "Fue la suerte la que la salvo" eso pensó en un primer momento,mas tuvo la oportunidad de matarla después de ese intento fallido y no lo hizo ¿Por qué? Tenía que ser honesto consigo mismo,desde el primer momento ella le cautivó causando esa dicotomía en su ser. Nunca imaginó que la vería de nuevo,mucho menos que a fuerza de paciencia lo someteria de esa forma,pero así era y no parecía haber escapatoria.La idea de verla asustada,dolorida o temerosa por acción suya le disgustaba.

Había dejado en receso el plan cero humanos para que ella no sufriera.Lo hizo pensando en que ella moriría un día y entonces retomaria aquello. Sólo era cosa de tiempo,pero no podía esperar. Mientras él estaba ahí,los humanos estaban allá afuera con sus sucios afanes. Reuniéndose para reconstruir sus ciudades y en el proceso destruyendo la tierra. Devastarian bosques, abrirían minas,construirian presas; contaminarian. Edificarian otra vez sus urbes llenas de vicio y depravación. Se reproducirian como plaga y enfermarian al planeta que clamaba un respiro.

¿Por qué tenia que aparecer esa mujer en su camino? ¿Por qué sentía por ella lo que sentía? ¿Era está la respuesta que la existencia le daba a sus planes? Sora,la que se volvió un cielo inalcanzable para él,la que devota a los dioses seguía junto a ellos pese a todo lo que le habían hecho y de algún modo le seguían haciendo. No fueron buenos con ella al principio,la lastimaron bastante sin ningúna razón válida. Cayeron en la conducta humana que reprochaban tanto. Ella tenía razón y no era tan distintos a los humanos,le gustara o no.

Sora y su amor por ella eran el freno a su plan. Su plan que era justicia,que corregiria el error de los dioses. Su plan que purgaria de la existencia a la plaga humana.Sora era una traba.
Mientras ella estuviera con su esperanza,con su infinita fé... Mientras ella estuviera él,sería un esclavo de su voluntad. No era libre,sino prisionero de esa mujer que lo tenia dominado y debía librarse lo más rápido posible.

Se le quedó viendo,acumulando por ella y la situación en la que se sentía atrapado,todo el disgusto posible para realizar aquella acción.Apoyo una rodilla en la cama,aun costado de la muchacha,paso su otra pierna sobre las de ella y la contempló un último instante.

"Irás al paraíso,Sora. No volverás a saber de miedo,soledad,tristeza o dolor. Ese es el mejor lugar para un alma tan pura como la tuya. Yo debo limpiar la existencia del mal y el mal son los humanos"

Le dijo desde su pensamiento para luego echar el brazo derecho hacia atrás,apuntar y descargar sin piedad el arma sobre ella,pero una milésima de segundo antes, cambio la trayectoria y término por hundir su mano a un lado del cuello de Sora. La muchacha abrió los ojos en ese momento y se encuentró con un díos Black reclinado sobre ella con una expresión de consternación. Un relámpago iluminó el cielo y su luz invadió la habitación.

Los ojos de Sora se llenaron de lágrimas en un segundo.

-Iba a matarme,mi señor-le dijo y aunque su voz estaba quebrada aquella declaración sonó exactamente a lo que era,una afirmación.

Black no se sorprendió,sabia que Sora podía sentir las intenciones de las personas.

-Así es-le dijo.

-¿Por qué? ¿He hecho algo que lo ha ofendido,mi señor?-le pregunto.

-No... Sólo que tu existencia me tiene sometido y hago el ridículo mendigando el amor de una mortal.P or tu amor es que ignoro a los humanos que aún pueblan la tierra y eso va en contra de lo que creo-le dijo y sus lágrimas cayeron sobre el rostro de la muchacha-¿Qué me has hecho,Sora? ¿Qué poder guardas para doblegarme de esta forma? Eres tan pura y...

-Nada es absolutamente puro,mi señor.Tengo mis manchas y pecados.

-¿Qué pecados podrías haber cometido,tú Sora?-le pregunto Black.

-Soy humana,mi señor y hay algo de lo que cada ser humano peca es algún momento de su vida... La rebeldía-le dijo y un trueno segucundo aquella declaración-Ahora mismo estoy en rebeldía. Porque no aceptó que quiera terminar con mi vida...No es mi momento.

El silencio los inundó a ambos.

-Nunca hay un momento para morir,Sora...Pero si,eso que me has dicho es muy humano-le dijo Black separando una de sus manos de la cama para hacerle una caricia.

-La rebeldía es la principal razón de nuestra desobediencia a los dioses y es la desobediencia una prueba de la falta de aceptación a sus designios y está resistencia la causa del miedo,la angustia y el dolor-le dijo la muchacha mientras él le secaba las lágrimas.

Las de Black había dejado de caer,sin embargo,sus pupilas inquietas estaban atentas sobre ella.

-No me odias por esto-le dijo Black-¿No me odias por todo lo que te hice y aún te hago? ¿Cómo lo haces? ¿Cómo erradicaste el mal de tu ser? Dímelo para hacer lo mismo y dejar de lastimarte.

-Es que el mal no se erradica, mi señor-le dijo Sora-El mal nunca de va.Siempre está ahí. La lucha contra el mal es una guerra sin fin que se libra día a día. A Veces estamos más vulnerables y nos gana alguna batallas...Como le ha ganado una a usted ahora,pero eso no significa que la guerra haya terminado. Al contrario después de cada derrota que el mal tiene sobre nosotros es cuando la lucha se vuelve más feroz y debemos fortalecernos...

-¿Cómo?

-Aferrandonos a lo bueno,a lo gentil a lo generoso por más mínimo que parezca...

-¿A que te aferrabas tú cuando vivías sola en esa choza?

-A que si hay mal en las personas, también hay bien, mi señor, aunque el mal parece ser mucho mayor,mas fácil de causar y advertir;el bien también está ahí. Callado,tímido,pues obrar bien no siempre nos trae recompensas y no las tres porqué el bien es eso que simplemente es tácitamente correcto hacer,sentir o decir

Hubo una prolongada pausa entre los dos.

-Es fácil perder la esperanza de ese modo-le dijo Black.

-Sí,es difícil.Más cuando se sufre tanto. Porqué por nuestro dolor y sufriendo creemos que el mundo nos debe algo y no es así, el mundo no nos debe nada. No tendremos una compensación por nuestro sufrimiento más de lo que de el podemos aprender.
Por mucho tiempo me la mente desesperanzada,pero ya no más.

-Asi que por eso tu fé en la humanidad es tan férrea...

-Confio en que los humanos podemos mejorar-le dijo Sora a Black poniendo su mano en la mejilla del dios-fé tengo en los dioses,mi señor...

Los ojos de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora