Una gran sorpresa.

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Guillermo prácticamente arrastraba a Samuel por las calles, no quería volver al pasado,  no soportaba ver el rostro de Tamara y el de Alex.

-Willy tío!-dijo Samuel.-Para ya.

-Lo siento Samu.-dijo Guillermo tratando de no llorar, ¿Quién se creían esos dos para arruinar los momentos de su nueva relación su Samuel? No lo aceptaba, él era feliz en su nueva relación. Le formaba un nudo en la garganta pensar en su pasado.

-Hombre tranquilo.-dijo viendo que su pequeño estaba a punto de llorar.-Vamos a casa.-le propuso tomando su mano y entrelazando sus dedos.

-V-vale.-dijo Guillermo siguiendo el ritmo de Samuel. Amaba a este hombre, era alguien al que le podía contar todo, y entendía sus sentimientos, era tan… Perfecto.

Guillermo nunca se imaginó que después de la muerte de sus padres y su hermana iba a pasar esto con Tamara, y que luego de un tiempo conocería a Samuel. Su vida había cambiado mucho, y quería empezar de nuevo, con este gran hombre  a su lado, brindándole apoyo para lo que necesitara.

-¿Willy?-la voz de Samuel lo volvió al mundo.

-¿Qué pasa?-pregunto.

-Quédate un minuto aquí.-no se había dado cuenta que estaban en un parque, ¿Cuánto tiempo se quedó pensando?

-Vale.-dijo Guillermo para ver como su novio sonreía y salía corriendo a quien sabe.

¿Cómo su vida había cambiado tanto? No lo sabía, solo quería disfrutar el presente.

De pronto vio como Samuel volvía corriendo hacia él con algo en sus manos.

-Ten.-le dijo con una sonrisa. Dos helados, ¿este hombre podía ser más tierno?

-Samu.-Guillermo tomo el helado y antes de que Samuel empezara  a comer, le dio un rápido beso en los labios, este se sorprendió pero le gusto.-Gracias.-le dijo.

-¿De qué?-dijo Samuel sentándose a su lado mientras comía su helado de uva y tomaba la mano de su novio.

-Por entenderme.

-Willy, yo siempre estaré a tu lado, para lo que quieras.-dijo mientras le daba otra lamida al helado.-Y si no quieres ir al instituto te entiendo.-dijo para darle una sonrisa.

Guillermo no respondió, solo asintió con la cabeza y comenzaba a comerse su helado.

Samuel y Guillermo se la pasaron charlando en ese parque, se habían olvidado que habían arreglado para estar en casa de Samuel. Samuel le contaba las graciosas y otras tiernas anécdotas de su infancia, este hombre sabio como sacarle una sonrisa.

De repente, una lluvia los atrapo mientras caminaban a la casa de Samuel. Los dos chicos tuvieron que correr rápidamente por que la lluvia era cada vez más fuerte.

Cuando llegaron a la casa los dos se empezaron a las carcajadas, ¿Por qué? No lo sabían, solo eran felices.

-Tío, tienes que cambiarte o te enfermaras.-le dijo Guillermo.

-Vale.-Samuel hizo un pequeño que para Guillermo fue adorable y a la vez gracioso. Samuel caminaba hacia a la sala mientras se quitaba sensualmente la camisa. Guillermo lo seguía mientras sus curiosos ojos recorrían la espalda de su hombre, ¿este realmente era su novio? Estaba flipando a colores.

-¿Te gusta lo que ves?-pregunto picaron Samuel mientras sonreía.

-C-claro q-que n-n-no.-dijo avergonzado.

-Tu igual tienes que cambiarte o te enfermeras.-dijo se acercaba a Guillermo.

-N-no quiero.-dijo ya sonrojado.

-¿A si?-en un movimiento rápido Samuel ya tenía sus manos en los extremos de la playera de Guillermo. En un rápido movimiento la levanto mostrando el pequeño torso de Guillermo.

-SAMUEL!-chillo Guillermo. Este lo abrazo juntando sus torsos desnudos, mientras le besaba tiernamente el hombro. Guillermo solo podía sonrojarse cada vez más y dejarse llevar por los besos de su novio. 

-¿Samuel?-una voz femenina arruino el momento. Guillermo volteo su rostro para encontrarse con una mujer que miraba sorprendida tan escena.

-¿Mamá?-Samuel abrió como platos los ojos sin saber que decir, ¿ahora que asían?

¿Amor? -Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora