7 Capítulo siete 7

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Apenas ese día había notado que aquel rustico restaurante de tacos atendía al público veinticuatro horas y en un impulso bastante tonto en la espera de su amado optó por comprar unos tacos. Cuando el reloj dio las cinco y cincuenta pensó fugazmente que Peter no aparecería, y recordando cómo ningún mensaje que le envió el día anterior fue respondido estuvo dispuesto a llamarle por su celular común, claro, hasta que justo cuando su costoso reloj marcó las seis en punto el cristal oscurecido de su auto fue golpeado con delicadeza.

Quitó el seguro y abriéndole la puerta sonrió gustoso cuando Peter entró finalmente en el coche, cerrando la puerta y respirando hondo antes de mirarlo a los ojos.

- Buenos días - Saludó el mayor, recibiendo como respuesta una triste y vacía sonrisa sin palabras que la acompañaran - ¿Estás bien? -

- ¿Tú cómo crees que estoy? - Respondió en una pregunta, moviendo sus dedos frenéticamente sobre sus propios muslos.

- Asustado - Contestó inmediatamente, recibiendo un pequeño asentimiento por parte de Peter. No le miró a los ojos, pero no divisó vergüenza en su confirmación - Dulzura - Llamó posando su mano derecha sobre el hombro del adolescente - Tú y yo somos sinceros en todo, absolutamente todo. Dime la verdad, ¿estás de acuerdo en abortar? -

Peter respiró hondo antes de al menos pensar en la respuesta - No tengo opción - Contestó fríamente, no como una forma de ser duro con Tony sino como una forma de ser realista consigo mismo.

- No haremos esto si no quieres - El menor volteó a verlo, queriendo descubrir en la profundidad de sus ojos si esas palabras era una forma de presentar otra salida, hasta que inmediatamente cayó en cuenta que no había otra salida.

- No quiero hacerlo - Confesó - No quiero abortar, pero la verdad es que nadie quiere hacerlo. A nadie le fascina la idea, pero tener al bebé es algo que está en el número uno de mi lista de cosas que no quiero, muy por encima del aborto. Si la gente lo hace no toma en cuenta el proceso, toma en cuenta lo que viene después... - Tragó saliva, intentando darle un orden a las ideas que se atoraban en su cabeza - Sólo digo que hay cosas que no nos gusta hacer, pero es lo mejor. Para ti y para mí -

- Eso es muy maduro de tu parte - Opinó, siendo recibido por una sonrisa más animada por parte de Peter. En ese instante sólo sucumbió al fugaz impulso de besarle, nada de lo que preocuparse sin que no estuviera rompiendo con descaro la estricta norma de no tener ningún tipo de demostración de afecto en público - Pensé que vendrías sin desayunar, así que aprovechando nuestra beneficiosa ubicación te compré tres tacos... y algo más, pero lo otro podrás verlo más tarde - Tomó las dos bolsas que mantenía entre su pierna izquierda y la puerta para luego entregársela a su amante - Sólo hay un problema -

- ¿Cual? - Preguntó tomando las bolsas que se le ofrecían, mucho más interesado en el inconveniente que en el misterioso presente.

- Me comí un taco en lo que te esperaba - Confesó jocoso, encendiendo el auto mientras se regocijaba en la cálida y natural risa que Peter dejaba al aire.

Una sencilla, tonta, hermosa, inigualable y memorable risa que Tony disfrutaba con absoluta devoción.

Los minutos pasaron al igual que los kilómetros y cuando el final del camino llegó ninguno de los dos héroes podía dejar de pensar en absolutamente nada. Sin saber que decir o hacer, Peter tomó con firmeza de la mano de Tony, buscando la seguridad que necesitaba antes de entrar al tan intimidante edificio.

- No puedo ir contigo, Pete - Susurró apenado, entrelazando sus dedos con los de su acompañante. Sintió como el menor se estremeció ante sus palabras, notando como su expresión facial cambiaba drásticamente de una de nervios a una de pánico absoluto.

Entre mentiras y secretos  - StarkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora