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El lunes llego con rapidez para YoonGi ya que pasó todo su fin de semana durmiendo, solamente su madre le pasaba la comida a su habitación y de vez en cuanto se despertaba solo a eso e ir al baño.
No podía creer lo que había escuchado de la boca de ese imbécil. Le había advertido a HoSeok sobre lo que le dijo pero momentos después apagó su teléfono para poder dormir como debía.
Cuando entró a la institución todos lo observaban mucho y era extraño, se había puesto el uniforme normal y no tenía lagañas o algún moco ¿O si?
Entró a su aula y vio todo un montón de regalos que conocía perfectamente apilados en una mesa a la mitad del salón. No se encontraba nadie y le dió mucha vergüenza.
Se dirigió a ella pues ya no era necesario eso y tomó todos los que sus brazos pudieron sostener para llevarlo al bote de basura pero al darse la vuelta estaba JiMin ahí viendo con el ceño fruncido lo que hacía en el que se abría convertido en su asiento.
—Me asustaste— soltó algunos regalos por la impresión. Se sentía muy a vergonzoso debido a que todos esos regalos eran demasiado cursis, con muchos corazones rosas, rojos y algunas cosas amarillas que encontró.
—¿Tan feo estoy?— le regresó la broma con una sonrisa y sus mejillas rojas. —¿Mi mamá me mintió?
YoonGi quería morirse ¿Por qué se veía tan normal y le hablaba de esa manera?
—Si, bueno, uhm, esto es mío, con permiso. — JiMin no se movió, vio las cajas y se mordió el labio.
—¿Qué harás con esto?— el pálido camino hacia el bote y JiMin vio una etiqueta donde aparecía su nombre. Alzó la vista y YoonGi ya había tirado una caja pero el menor se apresuró a detenerlo.
—¡No lo tires!— chilló tomandolo de su brazo para alejarlo del bote de basura. —Esto no es tuyo. Dice "Park JiMin".
YoonGi suspiró nervioso y simplemente los volvió a dejar en la mesa del chico mientras esté sacaba del bote lo que alcanzó a aventar.
El mayor se acercó a su banca y tomó su mochila para salir pero JiMin lo volteó.
—Tambien me gustas. — JiMin se aferró a la manga de YoonGi. No lo dejaría ir.
No estaba seguro de lo que sentía realmente pero podía decir que de cierta manera le gustaba el mayor, era muy guapo, atento y se había tomado la molestia de comprar todo eso para él.
—Son tal para cual. Aún con novio buscas a alguien más. — espetó con enojo intentando quitar el agarre del menor.
JiMin soltó una risita para jalarlo y tomar su rostro con fuerza y besarlo. Si tenía que demostrar que le gustaba debía hacer algo.
—JungKook no es mi novio. Siempre lo ví como mi hermanito y no puedo verlo de otra manera. — aclaró suspirando, había hecho las cosas mal porque no debió quedarse callado cuando el menor lo besó. — Escuché lo que dijo el viernes y me siento muy mal por eso.
—¿Por eso buscas consuelo en mi? No estoy dispuesto a ser el premio de consolación de nadie. — siguió caminando sin importarle que no se soltará de su brazo.
—YoonGi, no, no entiendes. Déjame terminar. — protestó JiMin pues caminaba muy rápido y si no fuera porque tenía su brazo muy bien apresado, nunca lo alcanzaría.
—Ya fue suficiente demostración de lo que realmente eres.
—No, no. No entiendes. YoonGi, dejame explicarte todo. — intentó detenerlo pero era más fuerte. No pudo evitar llorar, estaba rogando por algo que no debería.
YoonGi se fue a alguna parte mientras él se quedaba en medio del pasillo.
Regresó al aula y la profesora no llegaba aún. Al menos no obtendría algún regaño de su parte.
Al entrar quiso llorar pues todos los regalos estaban aún encima de su mesa. Los había olvidado.
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