capitulo veintiocho.

458 40 17
                                    

Capitulo veintiocho.

Futuras promesas.

Narra Lucas.

- El cerdo. - Dijo sonriendo.

- ¿ese es tu animal preferido? - Pregunté mirandola raro, pero con sorna.

- ¿tan raro es que quiera un cerdo como mascota? - rio y yo observé su sonrisa. - Es que es tan rosita, tan regordete, tan... Tan... ¡Tan mono!

- Jajaja vale vale. - Reí ante su respuesta y acaricie su pelo.

Estabamos sentados los dos juntos, ella sentada con las piernas sobre mi y la cabeza sobre mi hombro.

Ya casi estaba amaneciendo y nosotros seguiamos en el banco de su jardin trasero.

Estabamos jugando al juego de las 30 preguntas, y debíamos haber pasado las 100 ya. El tiempo habia pasado rapidísimo.

Llevabamos unas horas riendo y haciendo bromas. Por fin todo había pasado, y gracias a dios, bien.

Flashback...

Narra Lucille.

Había bajado al jardin después de comprender lo idiota que habia sido y el seguia ahi, no me habia dejado...

No lo merecia...

- Lo siento mucho, Lucas... - Susurre haciendo que se girara rapidamente y me mirara a los ojos.

Vaje la mirada al suelo, habia llorado y no queria que me viera em ese estado. Acababa de dejar de ser la chica fuerte que siempre habia aparentado, lo deje de ser en el momento que lo conocí.

Debían haber pasado un par de minutos y el silencio no se rompía.  Comencé a ponerme nerviosa.

La habia cagado, se iria, me dejaria sola de nuevo y no... No puedo...

Comence a notar picor en mis ojos, dejé caer alguna que otra lágrima que gracias a la oscuridad no se verían, mis manos comenzaron a moverse nerviosas y lo que quedaba de mi mundo, cayó a pique.

Lo habia perdido...

Lo habia perdido por idiota, por pensar solo en mi...

Me dejé caer hasta el suelo, notando como las pequeñas piedras se clavaban en mis rodillas, pero ya no me importabq nada, solo sabia que a partir de ahora si sufriria, y mucho.

Sin darme cuenta, unos brazos me rodearon y me alzaron. Mi cabeza se poso y un olor familiar invadio mis sentidos. Caminó unos pasos y después note como me reposaba en sus piernas, sin soltarme.

Sus brazos seguian enroscados en mi, mientras sus manos masajeaban suavemente mi espalda.

Intentaba calmarme y ahi me di cuenta que me habia dado un ataque nervioso, mi respuracion incontrolada y los ectraños ruidos al llorara lo delataban, ya los habia sufrido antes.

Pasaron unos minutos hasta que conseguí tranquilizarme, las lagrimas seguian cayendo pero mi respiración ya habia vuelto a la normalidad.

Me hizo separar lentamente la cabeza del hueco de su cuello, y me miro con sus ojos azules, ahora cristalinos.

Habia llorado, habia llorado junto a mi...

- lo siento... - Dije con voz ronca, de llorar y baje la mirada ante la suya.

- Te pareces tanto a ella... - susurró haciendo que levantara el rostro, quitando algunos mechones de pelo que se me habían pegado a la cara a causa de las lágrimas. - Sufres tanto... Y te quejas tan poco...

Quiéreme si te atreves. (reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora