Ember of Villefranche ; l.s

1.

Apartado 1: "debes entender como funciona esto"

Ventisca. Principios del mes noveno.

—Quémala.

Laurent, consejero real y beta, rodó los ojos suavemente sin mostrar tal expresión hacia el monarca, bajando la carta, suavemente escrita a mano por el mismísimo príncipe Zayn Malik de Evranem. Parecía que nunca iba a acabar este suplicio que le ha tocado, el de presentarle a cada pretendiente que osa a venir para introducirse ante el príncipe Louis o, como otros lo hacen, mostrarle los obsequios caros y las cartas de amor eterno que pronto quedan olvidadas por el castillo o que los mismos esclavos toman para cambiarlos por comida en el pueblo.

—Mi señor...

—¿Acaso no has oído, Laurent? Quémala, no me interesa saber más acerca de ese manipulador y engreído príncipe, ni de ningún otro. Pensé que quedaría claro cuando arrojé al príncipe Castiel fuera del reino, ese suceso era un llamado a los otros tres reinos de que pararan de mandarme condes, duques y príncipes Alfas y Betas para que pidieran mi mano en matrimonio.

El rey Martis había sido muy responsable con su hijo. Después de que él lo tuviera le había enseñado a valerse por si mismo y le enseñó todo desde muy temprana edad; desde siempre lo educó para ser un omega ejemplar, digno de alabanzas y súbditos satisfechos. Desde que los Omegas se erradicaron el poder los Alfas sólo eran vistos para procrear y luego, cuando vieron que desaprovechaban la fuerza bruta de las que habían sido proveídos habían pasado a ser esclavos, simples y muy poco valorados esclavos, sin embargo, hacía un par de décadas que habían vuelto a ser parte de los altos cargos, sólo si venían de familias importantes, tales como las familias soberanas. La madre de Louis, alfa, había sido la princesa de un reino lejano que actualmente no existía, pero sus labores como la consorte del rey Martis eran bastante menos que como había sido educada, por eso cuando el rey enfermó gravemente no le sorprendió que el poder pasara directamente a su hijo Louis, aún cuando no tenía consorte.

Louis era el primogénito, sin embargo, Teresa siempre había tenido más apego a su hijo Michael, segundo y alfa, que sólo será conocido por estar comprometido con la princesa de Anteros, Adrianne, y que nunca podría ocupar un puesto de alto rango en su vida.

—Ya es muy tarde, por favor, dile a Harry que prepare mi baño y mi ropa de dormir. —Louis tenía una voz melodiosa y apacible, que cambiaba mucho cuando hablaba con la gente de su gabinete, la cual se volvía dura y firme. Laurent no recuerda ni una sola vez que haya usado su voz de Omega en nadie.

La voz de Omega había sido una característica que los de su raza habían adquirido conforme el tiempo pasó hace muchas lunas. Como habían adquirido habilidades nuevas y ya no se doblegaban a la voz de Alfa empezaron a usar una suave y tenue voz para tranquilizar a las personas y apaciguarlas en peleas, esa voz era la voz de Omega, y ayudaba mucho en conflictos, mas el pequeño príncipe no hacía uso de esta en ninguna de las discusiones que se habían llevado a cabo en la cámara, dejando que ellos mismos terminaran lo que empezaban o no tolerando nada de eso.

—Si, señor.

Louis lo miró mientras se iba y fue él mismo quien tomó la carta olvidada y la lanzó al fuego de las calderas. El frío estaba al acecho y ese día había estado discutiendo acerca de hogares de acogida para los Alfas que aún están en la calle, eran pocos, el porcentaje de SinHogares era el más bajo de los cuatro reinos, pero debía asegurarse que nadie muriera por la implacable nieve, en un reino donde nieva 6 meses al año y los demás hay lluvias debe tomar precauciones.

Todos en el castillo estaban dejando sus labores, era la entrada a la noche y debieron de haber terminado sus tareas hace horas, se despidió de quienes se topaba por el camino a sus aposentos y miró a sus dos guardias que custodiaban su puerta antes de entrar. El interior estaba templado por las brasas que aún quemaban a un lado, las velas titilaban tenues y podía ver que en el cuarto de baño había movimiento, por las sombras que la luz proyectaba. Caminó, adentrándose mientras relajaba su cuerpo y su propia expresión sin notarlo y se detuvo en el marco de la puerta con cautela. Dentro, Harry, su siervo, tocaba el agua caliente con uno de sus dedos y hacía burbujas con las flores que se utilizaban para limpiarse el cuerpo, aún cuando el aseo no era muy común, Louis tenía una leve obsesión por las flores y cómo se sentían en su cuerpo, eso había traído muchos cotilleos entre la gente del palacio que a él no le podrían importar menos.