Capítulo 2

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― ¿Puedes dejarnos a solas, Stephanie? ―pregunté mirándola.

― ¡No me llames así ¡Soy tu madre y tienes que respetarme! ―empezó a decir, yo dejé de escucharla.― ¡No me ignores!

― ¿Nos vamos? ―me dirigí a Jason mientras la mujer que había a mi lado seguía chillando. Estaba loca, confirmadísimo. Él asintió y salimos en silencio por la puerta aún abierta.

Empezamos a andar sin rumbo, primero sin decir nada hasta que decidí romper el hielo.

― Bueno, ¿para qué has venido?

― La verdad, me gustaría decirte algo. ―no respondí, esperando a que lo dijera. Se pasó la mano por su cabello dorado que tanto me había gustado meses atrás― Me mudo. 

Sinceramente me sorprendió bastante. Jason fue mi primer y último novio pero hacía mucho tiempo que no hablaba con él. Cortamos de una manera un poco agresiva cuando me enteré de que sólo me había utilizado para completar su lista de «Chicas para desvirgar» pero siempre me había gustado e ignoré los malos rumores que corrían sobre él.

― ¿Dónde? ―pregunté más que nada por cortesía.

― A Canadá. Mi padre ha encontrado una oferta de trabajo irrechazable, ganaremos como el doble de lo que ganamos ahora. ―siguió hablando con la mirada fija en las baldosas que íbamos dejando atrás a cada paso― Te echaré de menos.

Sus palabras me frenaron en seco, él me imitó y me miró a los ojos. 

― ¿En serio? ―pregunté con un deje irónico en mi voz― Hacía tiempo que no oía un chiste tan malo. 

― Es verdad, Alice, siempre has sido muy buena conmigo y no sé, joder, no volveremos a vernos.

Fli-pan-do.

― ¿Qué dices? ¡Me hiciste daño y me humillaste delante de todo el mundo! ¿De verdad crees que quiero volver a verte? Ojalá no vuelvas. ―eso último lo dije casi susurrando porque me pareció que alguien giraba la vista para vernos pelear. Normal, estábamos en medio de la calle.

― Yo... lo siento. ―Jason se acercó preocupantemente y antes de que pudiera hacer nada me agarró por la cintura. 

― Déjame. ―le ordené sin éxito.

Entonces, en un instante vi como su rostro se acercaba rápidamente al mío y nuestros labios se unieron en un beso. 

En ese momento alguien tocó mi hombro para que me dira la vuelta y no podía ser Jason ya que sus dos manos estaban perfectamente puestas alrededor de mi cuerpo. 

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