Capítulo 14: ¡Regreso!

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- ¿Estás seguro? – me pregunto Nino un poco escéptico, yo asentí.

- La vi, sé que ella está de regreso, estoy seguro de que es ella.

- Adrien – me dijo Alya poniendo la mano en mi hombro -. ¿Te refieres a Bridgette? Solo se le parece, no es ella.

- Aun si no es ella, Marinette está en la ciudad – les dije con determinación.

Mis amigos intercambiaron una mirada casi de lastima, lo que consiguió molestarme.

- No me creen ¿verdad?

- Adrien, tienes que dejar ir completamente a Mari – dijo Alya -. Pelearte con tu hermano por una chica que solo se le parece... no te hara ningún bien.

Suspire con frustración y le di un sorbo a mi bebida para abstenerme de responderles.

- Además Kagami parece muy decaída últimamente, sabe que algo te está pasando – me dijo Nino -. Ella te quiere, no la pierdas por una tontería.

- Marinette no es una tontería – le respondí toscamente.

- Lo sabemos hermano, pero empeñarte en que Marinette es la prometida de tu hermano si lo es...

- ¡Ya te he dicho que aunque no sea ella, Mari está aquí en París!

- Kagami ha aguantado muchas cosas por ti – me dijo Alya -. Pero no la fuerces demasiado, un día se cansara de ser la segunda mujer en tu vida, aun si no te lo dice ella sabe que no la amas completamente porque aún no has podido superar a Mari.

Cerré los ojos con disgusto, estaban intentando hacerme ver como el malo, ello no entendían, no entendían lo que siento, no llegaban a comprender todo el amor que sentía por Marinette y lo que sufrí cuando ella desapareció, no saben que cada segundo de estos últimos diez años estuve anhelando su regreso, no saben que muchas veces me perdía pensando en cómo sería nuestra vida si ella siguiera aquí, tal vez a estas alturas ya estuviéramos casados, ¿Qué nombres le hubiéramos puesto a nuestros hijos? Ellos no podían entender que parte de mi vida y mi futuro se desvaneció junto con ella.

- Tengo una sesión de fotos – dije levantándome de la mesa, si no me ayudaban a buscar a mi Marinette, lo haría yo solo sin su ayuda -. Nos vemos en otro momento.

Me marche antes de que pudieran decirme algo, la sesión de fotos seria en un par de horas así que tenía tiempo, me puse a dar un largo pareo, recorrí la ciudad siguiendo nuestros pasos de adolescentes, pase frente a la casa de Marinette y frente al colegio.

Me quede fuera recordando todo lo que vivimos en ese lugar, la recordé siempre enérgica, corriendo de aquí para allá, ayudándonos a todos, sentí que las lágrimas volvían a caer por mis mejillas.

¿Cómo hubiera sido nuestra vida juntos? Si ella no hubiera desaparecido, tarde o temprano nos hubiéramos dado cuenta de nuestros sentimientos y comenzado una relación, si ella no se hubiera ido habríamos ido a tantos lugares juntos, habríamos jugado miles de videojuegos y perseguido a André buscando un helado.

Pero ella se marchó y toda esa felicidad se fue con ella, quería tanto recuperar lo que debió haber sido mío, volver a ver sus ojos y besar sus labios que no recuerdo haber hecho nunca, si tan solo pudiera recordar como sabía su boca en aquellas dos ocasiones que nos besamos y que por crueldad del destino olvide... quería tener todo eso de vuelta, quería ver a Marinette nerviosa ante mi presencia y quería que se ruborizara cuando le confesara lo mucho que la he amado.

Mire mi reloj y comencé a dirigirme a mi sesión de fotos.

- Mira hacia aquí – me dijo el camarógrafo y lo hice, el alzo las cejas -. Me encanta el fuego que traes hoy en la mirada, pero sonríe un poco más.

He intente sonreír como lo había hecho estos últimos diez años, de dientes para afuera, con el dolor quemando mi corazón pero sin permitir que nadie lo notara, porque yo era el hijo perfecto de Gabriel Agreste, el que seguiría su legado, para muchos su único hijo porque mi hermano se marchó cobardemente a Londres huyendo de las cámaras y los reflectores.

Regrese a casa para la cena y encontré a Bridgette hablando con mi padre sobre moda, Félix la observaba casi con devoción mientras guardaba silencio esperando que la cena fuera servida. Me senté junto a ellos y clave mi mirada en la mesa evitando a Bridgette y así estuve durante toda la noche.

Cuando la cena se terminó nos levantamos y comenzamos a retirarnos, mi padre fue el primero en desaparecer hacia su estudio, Bridgette y Félix caminaban delante mi susurrándose cosas, él le dijo algo y ella ruborizada comenzó a jugar con su pelo hasta que nerviosamente se lo coloco detrás de la oreja, el aire huyo de mis pulmones, cuando llego Bridgette no tenía esos aretes.

Ahora no tenía dudas, ella era mi Marinette, ¿Por qué no había regresado? ¿Por qué me había mentido diciéndome ser otra persona?

No sé si hice algún ruido pero Félix se giró protectoramente para verme, mientras que Bridgette, o mejor dicho Marientte, miraba desconcertada, Félix envolvió su brazo alrededor de ella atrayéndola contra él.

Félix me miraba hostilmente y estoy seguro que mi mirada era tan severa como la suya, él me había robado a mi Marinette y no se lo perdonaría ¡Incluso me miraba como si fuera yo quien había actuado mal!

Mi padre abrió la puerta de su despacho cortando la tensión entre nosotros y Félix aprovecho ese momento para llevarse lejos de mí a mi Marinette. 

La chica que una vez fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora