Capítulo 1

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Mis manos sudaban por culpa de mi nerviosismo. Estaba dentro del palacio real junto con nueve periodistas más, todos de diferentes naciones, quienes escuchaban atentos a un encargado del palacio darnos indicaciones sobre a donde seríamos dirigidos, yo estaba demasiado aturdida y sorprendida por el solo hecho de estar presente, que no estaba prestando atención del todo, aún no podía creerlo, estaba dentro del palacio de Suecia a punto de entrevistar al príncipe Frederick Kallenberg.

Como si fuera poco, mis ganas de hacer pipí incrementaron por haber bebido tanta agua durante el trayecto al palacio, en esos momentos, me sentía como si tuviera de vuelta cinco años y le hubiese dicho a mamá que no quería ir al baño antes de salir de casa.

Debí de haber ido al baño antes de entrar al palacio. Me mordí el labio inferior con fuerza, ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde que entramos? ¿Quince minutos? Bien, se sentía como si había pasado una hora y durante todo ese tiempo, mis ganas habían aumentado.

Me maldije por ello.

El grupo avanzó y lo hice junto con ellos un tanto indecisa, nos iban a dirigir a una habitación que estaba acondicionada para que todos podamos tomar asiento y esperar por el príncipe, a cada uno de los periodistas se nos ha dado la oportunidad de realizarle tres preguntas directas, lo cual es una gran ventaja, ya que una oportunidad como esta no aparece siempre y menos cuando se trata de un miembro de la realeza. La mayoría venía con libretas donde habían anotado sus preguntas, yo no había traído nada de eso, estaba confiando en mi memoria que justo en estos momentos se veía en un punto crucial entre preguntarle al príncipe sobre cualquier cosa interesante sobre su vida o preguntarle por el baño más cerca en el palacio, que parecía estar a kilómetros de donde nos encontrábamos.

Para mi mala suerte, nos formaron en una fila antes de entrar a la habitación, y uno de los empleados que estaba hasta al frente, estaba entregando botellas con agua a cada uno de los periodistas. No voy a aguantar, pensé, volví a morderme el labio inferior y como era la última de la fila por estar de distraída, aproveché esa oportunidad para dirigirme a uno de los hombres que poseía un impecable traje negro a un par de metros a mi espalda.

—Disculpe, ¿Cree que podría decirme donde está el baño? —pregunté en un tono educado y tranquilo. El hombre frente a mí pareció analizarme por unos segundos, quizás debió creer que se trataba de una especie de plan para adentrarme más allá de esos pasillos y conocer a otro miembro de la realeza además del príncipe, yo pensaría de esa forma si fuera él, así que decidí contarle por qué quería ir al baño—. Miré, bebí dos botellas grandes antes de entrar aquí porque estaba nerviosa y entusiasmada por el hecho de tener oportunidad de estar en el palacio, lamentablemente no medí las consecuencias que eso podía ocasionarme y entiendo que usted crea que solo intento excusarme para explorar el palacio, pero le juro que no es así, si quiere, puede esperarme en la puerta del baño, no tengo ningún problema con ello. Además, siento que podría hacerme realmente aquí, en verdad necesito encontrar un baño lo más pronto posible y créame, comprendo a la perfección que crea que estoy mintiendo, pero le juro que ese no es el caso, no lo estoy, prometo que no tengo intenciones de escabullirme por los pasillos y acosar a un miembro de la familia real, no soy esa clase de chica, se lo juro. Prometo qué...

Creo que debió de ver mi desespero en el rostro porque las comisuras de sus labios casi se alzaron en una sonrisa, antes de interrumpirme.

—Camine derecho por este pasillo y luego doble a mano derecha, allí encontrará uno de los baños más cercanos en el palacio.

—Gracias.

Respondí antes de casi echarme a correr en dirección a donde me dijo. No tuve inconveniente en encontrar el baño, pues era la única puerta que se encontraba y había un letrero que indicaba que era el baño.

Mi romance realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora