Vecinos Con Beneficios

capítulo 8

Lara subía cansada por las escaleras del edificio descalza, en una de sus manos sus zapatos de tacón nuevos, cuando escalo el último escalón para su piso respiro aliviada, ya la noche tan larga se terminó. No supo cómo una noche tan bien planeada se fue al diablo. Busco en su pequeño bolso sus llaves, los encontró en un instante, tener un bolso pequeño era muy beneficioso. Antes de abrir la puerta se giró a ver la puerta de su vecino, vio algo de luz que se colaba por deba. Supuso que se habría olvidado de apagar la luz de su sala, pero escucho el ruido de unos clics y un ruido sordo, se lo re planteo un momento, pero al final sus pies se movieron solos y su mano ya estaban golpeando la puerta.

El silencio inundó el pasillo por unos breves momentos. Escucho unos pasos y vio una sombra moverse por debajo, luego la puerta se abrió.

Despeinado, vestido con una camisa blanca y unos pantalones grises, un poco ajustados, que hicieron que ella se quedara sin aliento por un momento, el calor de la sala rasgó su piel expuesta por el vestido, hicieron que su piel se eriza y temblara un poco. Se abrazó un poco por tal sensación.

No dudo un momento, se hizo a un costado y con una simple seña la dejo entrar, luego de verla acomodarse en el sofá, fue a la cocina y busco en la heladera un par de cervezas, las destapó en la mesada y volvió a la sala, le entregó una a Lara y volvió a su lugar de trabajo, cerró la computadora dio un sorbo largo a la cerveza y volvió su atención a la intrusa que ya se había bebido más de la mitad de la cerveza.

- ¿No tienes algo más fuerte? -

- ¿Qué tan fuerte? – el ni siquiera dio un sorbo la suya, ¿qué tan mal la habrá pasado?

- Ah cierto, eres pobre

- Ok, tenía un buen vodka guardado, pero creo que me lo guardaré cuando viva en la calle.

- Era chiste, creo... - se levantó del sofá y agarró su bolso que dejó a un lado- creo que es hora que me vaya, es tarde.

- Hey, no te estoy echando, solo... ¿Qué pasó? –

Se acercó a ella la tomo de los hombros para que se vuelva acomodar en el sofá, pero sintió lo fría que estaba su piel, Lara al contrario siento la calidez de sus manos, porque estaba tan fría en los dos sentidos. Levantó la mirada para verlo a los ojos, y se choco con sus ojos castaños que con la luz tenue que había en la habitación se veía mas oscuros, pero por unos momentos veía unos rayos verdes, la estaba mirando fijamente, ella se estaba mirando a través de sus ojos, se veía pequeña, bueno él era unos centímetro casi un metro que ella, de vuelta su respiración empezó a faltar, sintió calor desde sus hombros que eran tocados por él, sus mejillas y de su pecho, por un momento sintió que se estaba mareando. Era el alcohol con lo poco que había comido en la cena o era la cercanía de él. ¿Qué era?

Isaac la seguía viendo, preocupado ¿Qué pasaba? Él también estaba sintiendo algo. No se esperó que ella apareciera esa noche, él había llegado a su casa un poco tarde, lo sabía por qué había visto a Lara subirse a un taxi, con ese hermoso vestido negro y unos tacos que combinaban. Parecía otra chica. Pero sabía que era ella, su cabello suelto que tiraba un hemos aroma a coco y vainilla que lo había sentido desde que doblo la esquina, se quedo congelado al verla subir, su caminar lento hasta ese vehículo. Que suerte tiene ese misterioso pretendiente.

Ahora que la tenía al frente aun sentía ese aroma a coco y vainilla. El coco venia de su pelo y la vainilla de su piel. Deslizó una de sus manos hasta su espalda, y la otra a su mejilla. no pudo más la acercó a hasta su cuerpo y guió su rostro hasta el suyo, sellando ese momento con un pequeño choque de sus labios. Por un momento Lara se quedó en shock, era la segunda vez que lo hacia la tomaba sin su permiso o alguna sugerencia, pero esta vez ella no dudo, abrió la boca para dejarlo pasar, sus lenguas se chocaron y empezaron a bailar en una danza interminable. Las sensaciones de la vez anterior volvieron, pero esta vez ella no tenía miedo, elevo sus brazos para abrazarlo desde su cuello.