Capitulo 3

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- Ahora hazlo más lento, movimientos suaves, no olvides mover un poco la muñeca

-Mierda como me hace llorar esto.

- Dale, no te quejes, las está cortando muy grandes

Lara le explicaba como cortar cebollas, ya que Isaac quiere dejar de comprar comida hecha. Sería un ahorro de dinero muy importante y dejaría de depender de sus amigos de bar.

- Igual te quedaron grandes, pasa un poco el cuchillo.

Ya había pasado una semana desde que almorzaban juntos, no pasó mucho más de charlas banales. Y algo de historia del uno del otro, por ejemplo que Isaac era diseñador gráfico en un banco de un familiar re diseño el logo del lugar y recibe una pequeña regalías. Pero un ex compañero lo engaño diciendo que si ponía cierta cantidad de dinero en una idea recibiría el doble, no lo pensó dos veces y dio la mayoría de su paga excluyendo el pago de sus deudas y alquiler de su departamento. Obviamente su ex compañero engaño a la mayoría de sus conocidos y se escapó del país con todo el dinero y una rubia. Ella solo le contó de su vida actual, que con su mejor amigo compraron un local y lo volvió una panadería que sirve café, que actualmente va muy bien. Son muchos detalles del pasado solo el presente.
A medida que los ingredientes eran cortados, la castaña le indicaba como cocerlos, sazonarlos, etc. Al cabo de un rato la comida ya casi esta lista. Le enseñó a hacer salsa para cualquier tipo de pasta, hasta para lasaña. Como el cocino esta vez ella lavaba los platos que iban ensuciado.
- Esto no sabe para la nada a lo que haces tú - Isaac se sacaba la cuchara de la boca
- Es obvio, nadie cocina igual que otro, es como una huella digital. Aunque nadie lo hace mejor que yo.
-¿Y la humildad donde quedo?
- Mucha charla, pon la mesa.

- Si señora -

Él ya sabía cada ubicación de cada cosa en la cocina, ya casi vivía en esa casa, solo que se quedaba una hora a en el departamento. Ya sabía cuándo llegaba de su trabajo y que momento volvía, pero él ya estaba saliendo, a pesar de las suplicas de su amigo Nico insistía en llevarlo aún no podía lidiar ir a buscar chicas a un bar solo.

- ¿Trabajas los fines de semana? -

- ¿Y eso? - se limitó a responder mientras dejaba el tenedor a un lado

- Es simple curiosidad, ya que nunca te vi ir a alguna parte que no sea el café.

- A veces, depende quien tenga asuntos más importantes. A mi socio le gusta saltarse horas de sueño e ir a fiestas y luego trabajar.

- Entonces, ¿me acompañas? -

- No - le guiño un ojo mientras recogía su plato.

No se habló más del tema, Isaac se retiró sin decir más y con un hasta mañana. Lara se puso a lavar el resto de los platos sucios, vio la hora en el reloj que colgaba arriba de su cocina tenía unas horas antes de volver a la panadería. Se acostó en el sofá, una siesta no le cae mal a nadie.

Isaac estaba también recostado en su sofá, ya que su cama era un desastre, aun no se ponía a acomodar sus desastres, su cabeza seguía girando en como terminaría el mes, tenía que dejar de confiar en algunas personas, algo que su padre le había enseñado cuando era adolescente. Tenía que volver a trabajar en algo no todo la vida iba a vivir por regalías.

Se preguntó si podría volver a hablar con su viejo amigo Daniel, con él siempre tuvo grandes ideas y el dibujaba como los dioses. No le dio muchas vueltas, busco su número en su lista de contactos, el tono de llamado le parecía demasiado lento y molesto, ya al 5to tono estaba listo para cortar cuando una voz demasiada familiar le contesto

- ¿Dani?

- ¿Quién habla?

- Soy Isaac - agarraba con más fuerza el teléfono, sus manos sudaban.

Empezó una charla demasiado exhaustiva entre los dos, se pusieron al día con sus vidas, problemas, etc. Dani le conto que su emprendimiento necesitaba un poco de ayuda creativa para poder avanzar un poco, ya que seguía estancando en la misma posición. No se habló más el lunes tenía que ir a su oficina a poner a la corriente y poder dar una mano, le dio un mes de prueba en la pequeña empresa para demostrar que no perdió la magia, si lo cumplí seria el nuevo Jefe en diseño. La alegría desbordo en el casi baila arriba del sofá. Finalizo la llamada y se volvió a tirar y dejo descansar su cabeza de ideas, al fin la suerte estaba de su lado.

Lara ya estaba terminando de hacer sus tareas del día, fin de semana se llenaba el local de gente casi todo en los mostradores se iban al solo colocarlos en la vista. Solo quedaban los mini Lemos que siempre se los llevaba el chico fanático de los limones y uno que otro desesperado de última hora.

Volvió a la cocina a ver que hacia su compañero, que estaba en su celular muy entretenido.

- ¿Quién es la victima ahora? - curiosa miraba arriba del hombro de su socio

- Nadie que conozcas, policía.

- Detective para vos - carcajeaba mientras tomaba una bandeja y la llevaba al local.

Paso al lado de la cajera, la misma le guiño un ojo y le señalo con la barbilla al cliente que acababa de llegar, el fanático de los limones.

- Hola - saludo con una sonrisa de oreja a oreja - ¿lo de siempre?

Le devolvió la sonrisa, cosa que le hizo sentir la rodillas débiles, trato de controlarse y preparando la caja y los minis. Como a alguien le quedaba tan sexy una camisa azul y jean, se lo preguntaba mientras terminaba de empaquetar.

- La cajera te cobrara, que no está ahora – en qué momento se fue la desgraciada – cruzo en su mente

Puso el código del producto en la computadora, mientras el sacaba el dinero, esquivando los cruces de miradas innecesarias. Le dijo el precio y le tendió la mano para recibir el dinero. Sus manos se rosaron en un pequeño instante que hizo correr una pequeña electricidad por todo su cuerpo. Ella levanto la mirada y se topó con unos ojos azules muy lindo que se perdió en ese mar azulado. Desvió la mirada rápido y antes de poder ver cuánto de cambio le tenía que dar el ya no estaba. En medio de los billetes encontró un papel con un número de teléfono.

Vecinos Con BeneficiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora