Capítulo 18

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Pienso en todo lo sucedido hasta el día de hoy, los momentos buenos y malos. Dejando a un lado el ¿por qué a mí? Y tratando de ser feliz junto a las personas que amo.

Una que otra semana pasó y todo iba tan normal como de costumbre, a diferencia que los momentos que pasaba con Alex cada vez eran mejores.

—Y ya sabes Alex, cualquier cosa, lo que sea, no dudes en llamarme—le dice papá.

—Lo haré, George, tranquilo.

—Tengan cuidado por favor, los esperaremos aquí el domingo.

Me despido de ellos. Luke no está, ha salido con Sophy al cine. Alex y yo vamos a pasar un fin de semana juntos, en la casa de campo de papá.

Se preguntarán cómo es que a mi edad mis padres me dan toda esta libertad de hacer este tipo de cosas con mi novio y la verdad, tampoco lo sé. Supongo que tienen toda su confianza depositada en mí, no se dejan llevar por los prejuicios y buscan mi felicidad.

Cuando mis abuelos paternos murieron le dejaron la casa de campo a papá, un lugar rodeado de gente amable, animales, aire puro... En fin, sabía que iba a disfrutar de esto.

—¿Lista? —pregunta Alex.

—Sí—le respondo, emocionada.

Fueron tres horas y medias de viaje.

—Annia, hemos llegado.

Abro los ojos y trato de estirarme un poco.

—¿Vamos?

—Claro, vamos—asiento.

Tomando nuestros bolsos nos dirigimos al interior de la casa, donde se encuentra la señora Hims junto a su pequeña hija. La señora Hims es encargada de la casa y siempre que mis padres vienen, ella los atiende.

—Es un gusto que estés aquí, muchacha—Me extiende sus brazos.

—Gracias, espero no causar molestias—le digo, mientras le correspondo el abrazo.

—Claro que no, no digas eso, será un gusto atenderlos.

Me dirijo a la habitación que voy a compartir todo este fin de semana junto a Alex. Son las 18:00 pm y se me antoja una ducha.

—Tomaré un baño.

—Claro, si deseas puedo salir. —Se incorpora de inmediato.

—Tranquilo, quédate, será una ducha rápida—le respondo. Alex hace todo lo posible para no incomodarme. Recuerdo el día que fuimos a la playa cuando nos bañamos juntos y se me hace imposible no sonreír.

Alejo aquel recuerdo y me dirijo al baño. Una vez lista, salgo y Alex está acostado. Me fijo que su cabello está mojado. Se ha bañado, pero en el baño de la otra habitación.

Observo como Alex se coloca una almohada en la cara.

—¿En serio lo harás? —le pregunto, con cierto tono de diversión.

—Lo estoy haciendo.

—Alex, no es necesario—le digo mientras sujeto la toalla que cubre mi desnudez, pero él se niega a soltar la almohada.

Me coloco la ropa y me acuesto a su lado, lo miro y le sonrío.

—Hablaba en serio cuando dije que estaba dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario.

—Alex, durante todo este tiempo he aprendido a llevar mi vida de otra manera. Soy más centrada y mis sentimientos ahora son más certeros que antes.

Naciste para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora