Capítulo 23

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—¡Suéltame! —le grito y me suelto de su agarre.

—Annia, por favor. —Se acerca y me alejo de él.

—¡Minutos, Alex! ¡Unos cuantos minutos y estás de lo mejor con esa recién llegada! ¿Qué me vas a decir? ¿Que ella te besó y que te obligó? ¡Eres un idiota!

Alex intenta tomar mi mano, pero de ella se desprende una fuerza inevitable que se plasma en su cara, dejándola roja. Es lo menos que se merece por imbécil.

—Te lo pido Annia...—me dice, rogando que lo escuche.

—No quiero que me busques, ni que me llames, no quiero nada de ti, hasta aquí llegó todo esto y te juro que si me buscas será peor—le respondo decidida. No puedo permitir que Alex me vea la cara de estúpida.

(...)

—¡Sabía que es una perra! ¡La voy a matar! —exclama Sophy, muy indignada.

—Annia, ¿Qué harás ahora? —me pregunta Lesley.

—Hemos terminado—suelto, como si hubiese sido la frase más difícil de pronunciar mientras mi helado lucha por no seguirse derritiendo.

—Lo siento amiga, en serio. No entiendo como Alex pudo hacer esto—agrega Sophy, decepcionada. Más bien todas lo estamos, jamás Alex se ha mostrado así, bueno, si comparamos la vez de las fotos del beso con Rose, todo eso fue un plan de ella y Tifany, pero esta vez no era un "plan".

—Chicas, deberían ir a casa, necesito pensar un poco—pido.

—Claro que si, por favor cualquier cosa tú solo llámame—me dice mi mejor amiga.

—Tranquila—es lo último que respondo y salen de mi habitación.

Después de varios minutos en mi habitación, decido hablar con mi hermano.

—Annia, la verdad no sé por qué Alex hizo eso, en serio que, así como es un caballero contigo también es un imbécil.

—Lo amo y me duele todo esto—confieso.

—Lo sé hermanita, solo date tu tiempo y si sientes que realmente lo mejor es que cada uno siga por su lado, pues así será, por ahora solo date tu tiempo.

Y sí, definitivamente necesito mi tiempo, me duele todo esto, no sé la razón por la cual Alex me haya lastimado así, a lo mejor esta relación ya le aburría, o tal vez ya no me amaba como lo decía.

Decido evadir todo pensamiento que me recuerda a él. En cuanto llegan mis padres, hablo con ellos y me siento un poco mejor, obvio no les he contado de mi ruptura con Alex, hablamos del trabajo, el colegio y otras cosas.

Reviso mi celular y hay más de veinte llamadas perdidas, todas son de Alex, aunque le he dicho que no quiero que me llame, lo ha hecho. Intento dormir, pero los recuerdos invaden mi mente.

Qué triste es acostumbrarse a alguien para luego sentir que ya no está, o más bien, que ya no debe estar.

(...)

¡Mierda! No logro concentrarme, todas estas horas han sido un martirio completo. El maestro de historia no para de hablar y poco a poco me dejo vencer por el sueño.

—Annia, despierta—me anima Sophy.

—¿Qué pasó? —pregunto somnolienta.

—Te quedaste dormida, pero el maestro ya se ha ido, vamos a la cafetería—me pide.

Nos encaminamos hacia la cafetería y veo que Alex está en una de las mesas y lo peor de todo, está con Tamara, pero en cuanto me ve se levanta y camina hacia mí.

—Alex, ni se te ocurra, déjame en paz.

—Annia no quiere hablar contigo—le dice Sophy muy decidida a ponerlo en su lugar.

—Sophy, esto no es contigo—le recalca Alex.

Mal Alex, muy mal.

—Me puedo meter todo lo que yo quiera, porque Annia es mi mejor amiga—ataca Sophy una vez más.

—Alex, me pareció haber sido contigo lo suficientemente clara, ¡Déjame en paz! —le digo, mirándolo a los ojos, pero enseguida desvío la mirada hacia Tamara, que se aproxima a nosotros.

¿Qué rayos le pasa?

—Hola, ¿qué tal? —dice sonriendo sin temor de que le saque diente por diente y me haga un collar.

Tomo de la mano a Sophy y nos dirigimos hacia la barra de la cafetería para hacer nuestro pedido, yo no tengo por qué irme del lugar, si Alex se siente incómodo al verme en la cafetería, pues que se vaya él.

Tomamos nuestros Coffelates, lo que tanto nos gusta y nos sentamos en la mesa de siempre, y tal como lo supuse, Alex se fue.

—Annia, yo no sabía que Alex es tu no... —dice Tamara en cuanto se acerca de nuevo a nosotras, pero la interrumpo.

—Era mi novio—le aclaro, cortante.

—Como sea, déjame decirte que es un chico muy atractivo y que en cuanto lo vi me encantó, así que en realidad no lamento que hayas visto cuando lo besé, la verdad no me contuve ante esos carnosos labios...

Si sigue hablando juro que no respondo...

—En fin, ahora que él no tiene novia, no lo sé, puedo besarlo una vez más como en la enfermería o hasta puedo llegar a ser su nueva no...

—¡Ya cállate y lárgate de aquí antes de que te arrastre por toda la cafetería! —le advierte Sophy.

La recién llegada se va y quedamos nuevamente Sophy y yo.

—No puedo creer lo pesada que es—dice mi amiga, cabreada de todo esto, pero no más que yo.

—Ni que lo digas, esto será más difícil de lo que pensé.

Angie, la chica de la cafetería, la que siempre toma nuestros pedidos, se acerca a nuestra mesa y me entrega una cajita de donuts y al abrirla noto que son de chocolates.

—Aún no es navidad—digo sonriendo.

—Lo sé, no soy yo quien te las regala. Un chico me ha pedido que te las diera, él es consciente que llevas una fuerte adicción a las donas—me dice, mientras sonríe mostrando sus dientes perfectamente alineados.

—Y ¿quién es? —pregunta Sophy, antes que yo.

—Pues me ha dicho que mantenga su nombre en secreto, espero que tu novio no se enoje.

Lo que acaba de decir me hace pensar que no es Alex quien me envía las donas.

—Tranquila, y gracias por guardarle el secreto, ya veremos de quien se trata.

Angie vuelve a su puesto de trabajo mientras Sophy y yo quedamos degustando las deliciosas donas.

—¿Quién crees que sea? —me pregunta, dando un mordisco más.

—No lo sé, la verdad no tengo idea.

—Por lo menos te ha sacado una sonrisa—dice, mientras limpia su labio embarrado por el chocolate.

—Si, al menos eso... —suelto un suspiro.

Naciste para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora