Capítulo 29

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—¿Qué haces aquí? —le pregunto, mientras acaricio su cabello.

—Vine a visitarte. —Sonríe. —Pero me quedé dormido.

—Que grata visita... —Me acerco para besarlo. —Quiero jugar—le comento, sonando coqueta.

—¿Qué deseas jugar?

Me lo pienso unos segundos.

—Qué te parece si me bailas un poco—me propone.

Sonrío al escuchar eso. Acepto y Alex pone música desde mi ordenador portátil. Me mira con ojos llenos de picardía. Reproduce la canción y empiezo a moverme lento, no sé de dónde me salen movimientos tan sensuales, pero debo admitir que ambos disfrutamos de esto. Me acerco a él para que me quite la blusa.

Alex se deshace de toda mi ropa, me quedo a horcajadas sobre él y estira su mano para ponerle fin a la música. Me besa con pasión, se quita sus jeans, seguido de su bóxer y se coloca un preservativo.

Nos miramos por un segundo y sonreímos, de inmediato Alex besa mis labios y nuevamente me coloco encima de él, dejando que su intimidad se profundice en mi interior, era una sensación totalmente placentera. Empecé a moverme con fuerza una y otra vez, mientras las manos de Alex exploran mi espalda.

Alex se pone de pie, sosteniendome, haciendo que le rodeara la cintura con las piernas, me arrima a la puerta y me besa.

—Annia, ¿estás bien? —pregunta mamá, del otro lado de la puerta.

Pongo los ojos como platos y miro a Alex, él tiene intenciones de reírse y le tapo la boca con mis manos de inmediato.

—¡Si mamá, estoy bien! —respondo.

Escucho los pasos de mi madre, mientras baja las escaleras y Alex me lleva a la cama.

—Y ahora ¿qué? —me pregunta, riendo.

—Alex, mamá casi nos descubre—le respondo, avergonzada. Él solo ríe como si le hubiesen contado el mejor de los chistes.

—Relájate, ven, vamos a ducharnos. —Me extiende su mano y vamos a la ducha.

Una vez que estuvimos listos le pedí que se quedara un momento en mi cuarto mientras yo bajaba.

—Luke, y ¿mamá? —pregunto a mi hermano.

—Salió, dijo que iba a comprar, creo que fue a la farmacia, por cierto, dijo que te escuchó gritar o algo así. —Enarca una ceja. —Me dijo que en cuanto bajaras te preguntara si te pasaba algo.

Quise reír, pero intenté ponerme seria.

—Qué vergüenza...

—Ese Alex si que es un apasionado...—me responde, sin mirarme, concentrado en sus tareas.

—Cállate y mejor dime, ¿hace mucho que se fue? No creo que le agrade la idea de saber que tengo sexo aquí en casa mientras ella trabaja.

—Tranquila, tal vez demora un poco, puedes decirle a Alex que baje—me responde.

—Eso es lo que hago—menciona Alex. Me fijo en que ya venía bajando las escaleras. Y todos reímos.

Conversamos un momento, entre risas y bromas con Luke y Alex.

—¡Hey, Alex que gusto verte! —le saluda mamá en cuanto llega.

—Buenas noches, señora—responde al saludo.

Mamá me mira extrañada.

—Escuché ruido en tu habitación, pensé que habías tropezado o algo así. ¿Estás bien? —me pregunta.

Intento no ruborizarme.

—Si... es que había un insecto y ya sabes como me pongo con esos animales—respondo de inmediato. Observo a Luke y trata de no reírse, mientras Alex me mira fingiendo asombro.

—Entiendo, debemos limpiar cada rincón de la casa, no vaya a ser que uno de estos días el susto sea para mí.

—Debió haber sido enorme para que hayas gritado—me dice Alex, y lo fulmino con la mirada.

—No te imaginas...

—Bueno, iré a ducharme, para luego preparar la cena—menciona mi madre.

Al salir de casa, Alex empieza a reír mientras se burla de mí.

—Con que un insecto...

—Vamos, no sabía que decir—me defiendo.

—Claro... —me responde y empezamos a reír tras recordar el incómodo momento.

—Oye, te amo—le digo, mientras lo abrazo.

—Y yo a ti.

Nos despedimos e ingreso nuevamente a casa.

Luke se ve muy concentrado en su celular, a lo mejor chatea con Sophy.

—Cariño, ¿quieres ayudarme? —pregunta mi madre a Luke.

—Claro, enseguida mamá.

Mientras Luke prepara el jugo, yo preparo la ensalada.

—Mamá has salido más temprano hoy—menciono.

—Sí, cariño, es que el jefe está de viaje y ya sabes...

—Cuando el gato se va, los ratones hacen fiesta—completo.

—¡Eso mismo digo yo! —suelta mi hermano—¿verdad, Annia?

Le sonrío, evitando la mirada de mi madre.

—Por cierto, no he visto a Sophy, ¿todo bien? —pregunta mi madre a mi hermano.

—Si mamá, de maravilla, como siempre—responde.

¿De maravilla?

Que mentiroso, él sabe que no es así.

Terminé de cortar el tomate y me fijo en que papá está reposado sobre la puerta de la cocina. Le sonrío. Veo que tiene un ramo de flores en las manos. Simulo una tos bajita y mamá lo mira.

—¡Oh, cariño! —exclama ella, emocionada.

—Son para ti. —Mi padre le extiende las rosas. —Así que todos colaboran en la cena eh...—se acerca a nosotros.

—Claro que sí—respondo y me lanzo a sus brazos.

Amo a mi padre y amo que ame de esa manera a mi madre.

—¿Cuál es el secreto, George? —le pregunta Luke, riendo.

—Enamorar a tu pareja todos los días, sólo así estarás enamorado también—responde papá.

Luke lo mira y ambos ríen. Luego de cenar mi hermano y yo recogimos la mesa y dejamos todo en orden. Fuimos a nuestros dormitorios. Pero antes de entrar al mío, decido visitar a mi hermano.

—Ya se te está haciendo costumbre.

—Quiero preguntarte algo—le digo, mientras me veo en su espejo y me pruebo sus gorras.

—Dime.

—¿Qué sucede con Sophy? —Lo miro a través del espejo. —Y no me digas que nada, porque sé que las cosas entre ustedes dos no estan bien.

—Todo está bien, tranquila.

—No Luke, no está nada bien, soy tu hermana, siempre nos contamos todo—reprocho.

—Pues es la verdad. Ahora solo quiero algo...—me dice.

—¿Qué?

—Que me dejes dormir—me contesta, se levanta de su cama y me saca de su dormitorio.  

Naciste para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora