Capítulo 24

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Estoy en el mueble disfrutando de una deliciosa manzana cuando de repente suena el timbre.

—¡Guapa! —exclama mi mejor amiga lanzándose a mis brazos.

—¿Visita inesperada? —pregunté.

—Sí, pero esta vez he venido por Luke, está aquí, ¿verdad? —me pregunta enarcando una ceja.

—Está en su cuarto.

—Mmm ya veo, te recomiendo que vayas a tu cuarto a escuchar música y si me oyes gritar, por más que quieras, no vayas a socorrerme.

Definitivamente Sophy es demasiado ocurrida. Subo a mi cuarto y empiezo a revisar mis redes sociales, no quiero escuchar como Sophy y Luke disfrutaban del buen sexo.

Empiezo a sentirme un poco cansada y opto por dormir.

Cuando despierto, me percato que estoy sudando y un poco agitada. Había soñado con Alex.

¿A caso podré acostumbrarme a no querer hablarle, a no sentir más sus besos, a su compañía, a no tener su cuerpo desnudo cerca del mío? ¿Podré?

Decido bajar y saber si mis padres han llegado.

—Hija, ¿dormiste bien? —me pregunta mamá. Ya eran las 19:45 pm y yo había dormido todo el día.

—Sí mamá, estaba un poco cansada, ¿Dónde está papá?

—Cariño, tu padre ha salido con Luke, dijeron que iban a dar una vuelta.

Sonrío más de fuerza que de ganas y creo que mamá nota algo raro en mí.

—Annia, ¿estás bien? —me pregunta.

—Sí, descuida—le miento. Estoy mal, o lo siguiente.

Escucho que mi celular empieza a sonar y corro a mi cuarto a ver de quien se trata. Cuando llego, la llamada había terminado, pero había un mensaje.

«Me decido hoy, justo ahora. La sorpresa empieza fuera de tu casa♡».

Frunzo el ceño y bajo de nuevo, mamá está en la cocina, abro la puerta y en la pequeña alfombra hay una rosa junto con un papelito.

«Si sigues la dirección será más fácil».

Sonrío porque me parece algo gracioso. Pero... ¿Qué tal si detrás de todo esto está nuevamente Luis?

La idea me causó escalofríos, pero recordé que Angie me dijo que ella sabe el nombre del chico, pero no me lo podía decir. Eso quiere decir que si ella lo conoce es porque obviamente es de la escuela.

—Mamá saldré a caminar un poco—le digo, mientras bajo con un abrigo en la mano.

—¿A esta hora? ¿Vas a casa de Alex? —me pregunta.

Mierda.

—Si mamá...

Cuando giro a la derecha, en el césped del caminito que se forma desde la puerta de mi casa hasta la cera hay un papel con una flecha indicándome el lado izquierdo.

Tomo el papel y me giro entonces para emprender mi búsqueda.

Sigo caminado largo y justo en el árbol que hay fuera de la casa de nuestra vecina, hay otro papel, lo despego y leo lo que dice.

«Diez pasos y giras a la izquierda nuevamente».

Hago lo indicado y cuando giro a la izquierda, justo donde se me ha señalado, veo que en la pared hay un papel, en él hay otra flecha que me indica que debo seguir de largo.

Naciste para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora