Capítulo 4

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Cuando parecía que el Capipaleta (así era como lo llamaba Tony) y yo nos íbamos a llevar bien, volvió a su estado de bordería insoportable. Además, no fue para nada un día sencillo.
Todo empezó al día siguiente, cuando bajé a desayunar. Vi que había tortitas y salté como una niña pequeña. Qué queréis que os diga, adoro las tortitas.
Cogí 5 tortitas y un poco de leche y me senté al lado de Nat. La verdad es que yo no había dormido muy bien, había tenido una pesadilla, así que no estaba de humor para tonterías. Nat se percató de las profundas bolsas que había bajo mis ojos y me preguntó preocupada.
-_____, ¿estás bien? No parece que hayas dormido mucho.
Yo odio hablar de mis pesadillas, porque me recuerdan a una parte de mi vida que prefiero olvidar, así que contesté un poco alterada.
-Claro que estoy bien, ¿por qué no iba a estarlo?
Además de las ojeras, tenía los ojos rojos e hinchados por llorar. Había pasado literalmente media noche llorando. Tenía que haberme puesto las gafas, me dije a mí misma.
Justo en ese momento Steve entró por la puerta. Por lo que pude ver tampoco había dormido mucho, porque parecía muy cansado. Nat se levantó y fue a hablar con él.
-Oye, Steve, _____ no parece haber dormido muy bien, ¿qué te parece darle el día libre? Así no va a rendir.
Me quedé muy sorprendida de que Nat se lo hubiera dicho. Había tenido peores pesadillas en mi entrenamiento como Aurora, e incluso en Hogwarts, y nunca nadie se había preocupado tanto por ello. Iba a contestar, pero El Capitán se adelantó.
-De eso nada, Natasha. Yo tampoco he dormido y no voy quejándome y queriendo dar pena a mis compañeros para librarme de entrenar.
Me puse rojísima de furia y Nat me dirigió una mirada de disculpa.
-Oh, vamos -grité. Como ya he dicho, no estoy para bromas y se me quitó todo el buen humor de las tortitas -. Primero, yo no voy dando pena por ahí, Nat te lo ha dicho porque se ha preocupado. Y segundo, he entrenado y luchado en peores condiciones que en las que estoy ahora.
-Entonces, _____, te quiero en el gimnasio en 5 minutos. Retrásate y sufrirás - a pesar de su tono gélido, pude ver preocupación en su mirada.
Casi chillo de frustración. Este hombre es imposible y va a ser mi mentor. Genial. No podía serlo Nat o Clint o incluso Tony. Tenía que serlo el fósil viviente. Nat me dirigió una mirada de disculpa y yo le susurré que no importaba.
-No sé qué le pasa -murmuró -. Es siempre súper dulce con todo el mundo, nunca suelta borderías y se preocupa de las condiciones en las que estás.
-No te preocupes, Nat - le dije -. Ya se le pasará entonces.
5 minutos más tarde estaba en el gimnasio, frunciendo el ceño. Steve entró justo después.
-Muy bien, _____, ya hemos visto que la magia se te da muy bien. Veamos qué tan buena eres en defensa sin hechizos.
-Perfecto -dije cogiendo el cuchillo que me tendía.
Apunté a la diana que estaba en frente mío y disparé. El cuchillo se clavó en su centro exacto. Steve estaba que no se lo podía creer. Refunfuñó entre dientes y me dio otro cuchillo.
Pasó lo mismo que con el anterior. En el centro. Ya dos veces le parecieron muchas para que fuera una coincidencia.
Cambiamos a combate cuerpo a cuerpo. Estaba un poco oxidada, porque acostumbro a usar la magia para todo. Mierda, aquí va a destrozarme.
Entramos en el rin de lucha. 2 minutos y muchos golpes más tarde estaba en el suelo, maldiciendo en arameo. Este hombre es invencible, me dije a mí misma. Sin la magia no estamos igualados, él tiene las capacidades del suero y yo pues no.
-Tus movimientos son muy predecibles -me dijo después de que me levantara. Había hecho un amago de ofrecerme su mano, pero me negué. Estaba de muy mal humor, y los dos tenemos mucho carácter. Esto puede estallar en cualquier momento, se respira mucha tensión en el ambiente.
-No -jadeé -. Me -otro-. Digas -acabé la frase y empecé a toser descontroladamente.
-Vamos, ____. Empecemos otra vez.
Me estaba a punto de dar algo, y estoy segura de que él lo estaba notando, pero me negaba a rendirme. Mi orgullo no me lo permitía.
Cuando íbamos otra vez a empezar, el resto de los vengadores entró en el gimnasio. Tony dio la alarma.
-¡NOS ATACAN! -gritó.
-Espera, ¿qué? -antes de darme cuenta, un trozo de techo estaba cayendo -. ARESTO MOMENTUM -chillé y paró de caer. Luego lo desvié con la varita y no hizo daño a nadie.
-Hay un ataque en Nueva York, chicos. Loki y su ejército están haciendo de las suyas.
Vi las imágenes en la televisión y ahogué un grito. Ahí había criaturas que parecían serpientes y dragones, pero más grandes. Cuando estaba a punto de seguir a los demás, recordé algo.
-Esperad -dije.
-_____, ¿qué pasa? -preguntó Bruce preocupado.
-El Estatuto Internacional del Secreto -contesté-. Si me ven muggles haciendo magia, estoy muerta.
-No se preocupe, señorita McCallister -dijo Fury entrando por la puerta -. Está arreglado con el Ministerio. Van a mandar Aurores para la batalla. Luego borrarán la memoria de la gente.
-Perfecto entonces -suspiré -. ¿Cuándo nos vamos?
-Ahora mismo -dijo Maria Hill.
Subimos al Quinjet y nos pusimos los cinturones. Tenía mi escoba, así que todo iría bien. Estaba lista para volver a la acción.

We can be mended (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora