Capítulo 7

1.2K 55 5
                                    

Diana, Katie, Emma y yo estábamos sentadas en el suelo en una de las esquinas del Quinjet. Estábamos muy serias y mirábamos a Mallory con angustia. A pesar de mis esfuerzos por tranquilizarlas, sobre todo a Diana, no las tenía todas conmigo. Mallory estaba malherida y cada vez más pálida y me estaba asustando. No podía perder también a Mallory. A mi mejor amiga del mundo. Me da igual que eso último haya sonado muy infantil.

Miré por la ventana con impaciencia. Cada segundo que pasábamos aquí podía ser crucial para salvar a Mallory.

Solté un suspiro con toda la frustración y los nervios que sentía. Cada vez que miraba a Mallory me la imaginaba muerta, nos veía a todas en su funeral y entierro. Ante esa visión, las lágrimas empezaron a salir de mis ojos. Estaba agotada, no podía más.
Cuando Emma me escuchó sollozar, me abrazó. Sin embargo, sentí que estaba siendo muy injusta. Si Diana, la gemela de Mallory, podía mantener la calma, ¿por qué yo no?
Sin embargo, Diana se acercó para unirse al abrazo, junto con Katie, y me susurró:

-Tranquila, _____. Llora lo que necesites, estamos aquí a tu lado.

-Lo siento, Diana. Yo tendría que estar consolándote a ti, no tú a mí.

-_____, todas sabemos lo que has pasado y los déjà vus que estás teniendo. Estás sufriendo como ninguna. Así que respira, y si quieres gritar, ten este cojín para que lo muerdas.

Abracé a Diana muy fuertemente. Solo puedo decir que adoro a mis amigas.

⭐️⭐️⭐️

Debí quedarme dormida, porque Emma me despertó para decirme que Mallory estaba estable y que saldría de esta sin secuelas importantes.

Solté un suspiro de alivio y me incorporé. Vi que estaba en mi cama y se me quedó una expresión tan de extrañeza que Emma se echó a reír.

-Te quedaste dormida en el Quinjet. No quisimos despertarte, así que tu amigo el Capitán América te trajo a la habitación. Yo le acompañé, porque parecía muy preocupado por ti. Me contó que habías tenido varios cambios de humor durante el día, y se sentía culpable por algo que te dijo antes de que nosotras llegáramos. No me dijo el qué, sin embargo.

Abrí la boca formando una O. Aquello no podía ser. O sea, que Clint, Bruce o incluso Tony me hubieran traído aquí sería más probable que toda la historia que me había contado Emma. Sin embargo, la creí. Nunca me había mentido.

-Oye, _____, cuando te digo que parecía genuinamente preocupado por ti, te digo la verdad. Incluso se quedó un rato conmigo cuando llegamos a la habitación. Me estuvo preguntando cosas sobre nuestro mundo y a qué nos dedicábamos cada una. Para mí, que fue una excusa para tener más información y no quedar como un patán al hablar contigo. Sé que habéis tenido roces, porque él mismo me lo dijo, pero creo que deberías hablar con él. Estaba muy angustiado.

-Yo... -empecé a decir.

No pude terminar la frase, porque llamaron a la puerta. Emma fue a abrir y justo el hombre del que estábamos hablando entró a la habitación.

Me miré instintivamente el pelo. Gracias a Merlín, la trenza que llevaba seguía allí y bien colocada. Por todo lo demás, sabía que probablemente estaría hecha un desastre, pero al menos mi pelo, mi parte favorita de mi cuerpo, estaba presentable.

-Bueno, chicos, os dejo -dijo Emma como buena traidora, quiero decir, amiga.

Asentí con la cabeza. Vi a Emma marcharse y después centré mi atención en Steve. Estaba que daba pena verlo al pobre. Parecía que no había dormido nada y estaba muy despeinado. Me preocupé al instante.

We can be mended (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora