Capítulo 5

1.3K 76 0
                                    

Estábamos yendo de la base a Nueva York en el Quinjet. El ambiente era silencioso, apenas nos llevábamos bien entre nosotros y teníamos que trabajar en equipo para salvar una ciudad entera como Nueva York.
Suspiré resignada. Estaba acostumbrada a otro tipo de batallas y de guerras, y a otro tipo de lucha y compañeros. Nat me vio inquieta y se acercó a mí.
-Hey, _____, ¿estás bien? Sigues estando muy pálida.
-Sí, tranquila, no te preocupes -le contesté forzando una sonrisa. No estaba por la labor de seguir pareciendo una niñata delante de mi héroe de la infancia, no señor.
-_____, ¿tienes un plan? -preguntó Tony. Yo lo miré asombrada.
-¿Por qué debería tener un plan, Stark?
-Porque eres la mejor no-sé-qué de tu generación, y esas cosas. ¿O es mentira? -dijo Steve.
Se acabó. Estoy harta de esta actitud hacia mi persona. Me levanté y me acerqué a él.
-¿Se puede saber qué le pasa a usted conmigo, Capitán? ¿Por qué no ha parado de intentar desprestigiarme desde que llegué aquí?
-Porque no eres más que una niña mimada -contestó como si fuera obvio.
-USTED NO SABE NADA DE MÍ -bramé fuera de mí misma-. QUE NO SE LE VUELVA A OCURRIR JUZGAR MI VIDA -regueros de lágrimas corrían por mis mejillas y estaba a punto de desmoronarme por completo.
Nat acudió en mi ayuda.
-¡STEVE! -gritó-. ¡DISCÚLPATE CON _____ AHORA MISMO! ¿Qué demonios te pasa para que te comportes así con ella?
Yo seguía llorando mientras que los 6 ahora discutían. Parecía que todos estaban contra el Capitán, pero no oía nada. Oh, no.
-Chi...cos -balbuceé-. Chi...cos, me voy a...
Y de repente todo estaba negro.

⭐️⭐️⭐️

Desperté, según mis compañeros, poco tiempo después. Aún no habíamos llegado a Nueva York. Me enderecé rápidamente, pero Bruce me paró.
-_____, no vas a ninguna parte.
-¿Qué? -dije-. Bruce, déjame, tengo que levantarme. Estoy bien.
-Hace 5 minutos pensábamos que te morías -dijo Nat, poniendo una mano sobre mi frente para ver si tenía fiebre.
-¿Qué? Si me pasa todo el tiempo. Anda, por favooooor -supliqué.
-¿Cómo que todo el tiempo? -preguntó Nat asustada- _____, cuando volvamos tenemos una charla pendiente.
Oh, vamos. Nota mental: tengo que escaquearme de esta charla.
Llegaron los otros cuatro que faltaban.
-Lady _____, ¿os encontráis mejor? -preguntó Thor preocupado. Me incomoda el tratamiento que me da, no siento que lo merezca, pero sé que solo quiere ser amable.
-Sí, gracias por preguntar, Thor -contesté bebiendo agua-. Me siento como nueva, y sí Bruce, Nat, voy a pelear.
Nat suspiró y Bruce rodó los ojos. Yo sonreí: victoria.
Realmente no me sentía nada bien. Me dolía la cabeza horrores y tenía los músculos dormidos. Pero es lo que hay.

⭐️⭐️⭐️

Al fin llegamos a Nueva York. La situación estaba fuera de control: criaturas extrañas por todos lados, y, para colmo, había una especie de cosa que era una agrupación de varias de las criaturas. Qué bonito.
Cuando aterrizamos, cogí mi escoba y me disponía a despegar para examinar el terreno desde arriba. Sin embargo, el Capitán Inoportuno tuvo que abrir su bocaza.
-No vas sola a ningún lado. Tú vienes conmigo.
Le dirigí una mirada asesina y contesté.
-Yo creo que no. Los demás me han dado su voto de confianza. Son 5 contra 1 -me encogí de hombros para dramatizar-. Lo siento.
Y me giré para despegar cuando volvió a intentar hablar, pero lo interrumpí.
-¿Es que nunca se calla? -dije harta amenazándole con el palo de la escoba.
-Vas a venir conmigo quieras o no. El resto no está aquí, así que no tienen voz o voto.
-Si quiere venir conmigo, tendrá que subir a la escoba, Capitán -dije con voz suave.
-Muy bien -dijo-. Deja la escoba en el suelo.
Este no sabe dónde se mete, me dije a mí misma. Voy a hacer que sufra.
-Perfecto entonces -repuse.
Despegué y empecé a coger altura rápidamente. Al principio estaba bien, pero pronto empezó a marearse y a gritar por la velocidad. Sonreí.
-¡Por dios, _____, baja la velocidad a ese trasto! ¡Voy a vomitar!
-¿Qué dice? Lo primero, no es un trasto. Es una Saeta 3000, que me atrevería a afirmar que cuesta más dinero que su escudo. Y segundo, no estamos yendo tan rápido. Esto es un paseo para una persona experimentada. Oh, espere, usted no lo es -dije fingiendo no haberme dado cuenta con vocecita de niña buena.
-¿Y ahora te das cuenta? -preguntó incrédulo.
-No realmente -contesté-. Usted se empeñó en venir conmigo, así que ahora asume las consecuencias.
Soltó un grito de frustración y yo me reí. Al final estuvo tan desesperado que dijo:
-______, déjame aquí. Puedes sola, está claro.
-Ya era hora de que se diera cuenta, Capitán -dije con voz burlona. Aterricé y de repente sentí que algo no iba bien. Steve me miró preocupado.
-_____, ¿estás bien? -preguntó.
Sentía frío, y me resultaba familiar. Ni siquiera tuve que verlos para llevarme las manos a la boca, temblando.
Dementores.

We can be mended (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora