Capítulo 8

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Cuando llegué a la habitación donde estaba Mallory, me eché a llorar de la emoción. Me llevé la mano a la boca para ahogar el sonido, estaba muy contenta. Abrí la puerta y vi a mi amiga leer un libro. Cuando me vio, lo dejó y me abrió los brazos para abrazarme. Nos fundimos en un abrazo durante unos segundos y luego me incorporé y me senté en la silla que había junto a la cama.

-¿Cómo te sientes, Mallo? -le pregunté.

-Ahora mucho mejor que antes. Siento que esa garra me atravesó todo el cuerpo.

-Para ser precisa, te perforó el estómago y el hígado, y la doctora Cho lo tuvo que arreglar con un cultivo de células madre.

-¡No fastidies! -dijo ella perpleja. Estaba segura de que no había entendido nada de lo que le había dicho. Me reí.

-Me lo tuvo que explicar Bruce antes. Digamos que tenías un agujero en el estómago y otro en el hígado y lo cerraron gracias a las propias células que hay en tus dos órganos.

-Creeeeeeo que me ha quedado un poquitín más claro -respondió ella riéndose. De repente su cara cambió a una más seria -. _____, apenas hemos sabido de ti estos últimos meses, ¿estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Has vuelto a sufrir alguna crisis?

Suspiré y me levanté. Me dirigí a la ventana. Siempre me habían gustado las alturas. Me daban sensación de libertad, algo de lo que había carecido en los últimos años. Obvie mencionar la mini crisis que sufrí en el Quinjet antes de que ellas llegaran. No quería preocupar a Mallory. Ahora tenía que recuperarse.

-Tranquila, Mallory, estoy bien. Estoy bastante estable, dentro de lo que cabría esperar.

-¿Es cierto que Dom te dejó por Ashley? -sabía que esa pregunta llegaría antes o después. Decidí contarle todo lo que había pasado hacía ya dos años.

-Sí. Emma tuvo razón todo el tiempo. Ella me advirtió de que los había visto juntos muchas veces, incluso de la mano... Sin embargo, yo no quise creerlo. También me comentó que la gente se estaba mofando de mí por no darme cuenta de lo que pasaba. Seguí haciendo oídos sordos, pero notaba que Dom estaba más distante que nunca. Quiero decir, nunca habíamos tenido sexo, pero ni siquiera me daba la mano en público, y apenas me besaba. Ahí empecé a sospechar. Un día cuando fui a su casa para darle una sorpresa después de volver de una misión fue cuando me lo encontré enrollándose con Ashley. Cuando me vio en la puerta con la mano sobre la boca me dio una mirada de disculpa, pero yo le dije que habíamos terminado. Me fui de su casa y no supe ni de él ni de Ashley por medio año.

-¿Qué pasó después de ese medio año?

-Vinieron los dos a mi casa en plan happy flowers a traerme la invitación para su boda. Yo me quedé en shock, y me dijeron que sin mí nunca se habrían conocido, así que querían que fuera una dama de honor. Sí, has oído bien. Frente a ellos, obviamente sonreí forzadamente, pero cuando entré en casa tiré la invitación a la basura. No fui a la boda, y Ashley me mandó un mensaje preguntándome por qué no había ido al día siguiente. Borré el mensaje sin contestarlo. Un año más tarde me mandó un mensaje anunciándome su embarazo. En cuanto borré ese mensaje bloqueé el número, y gracias a Merlín no he vuelto a saber más de ella.

-Lo siento mucho, _____.

-No lo lamentes, Mallory. Esto me enseñó que definitivamente el amor no es para mí.

-Pero, ¿qué dices, _____? Hay amor para todo el mundo, es solo que no has encontrado al hombre de tu vida. Ya verás cuando lo encuentres.

Me eché a reír. Esta Mallory y su romanticismo. Debería dejar de leer a Jane Austen.

-Mallory, créeme cuando te digo que el amor no está hecho para mí. Siempre habrá una chica más guapa que yo, más alta, más fuerte, más valiente, más inteligente. Yo estoy muy bien sola. Os tengo a vosotras, no me hace falta más.

-_____, no te cierres en banda, hazme el favor. Eres una pasada de persona, una amiga leal, una luchadora, inteligente, trabajadora, ingeniosa, intuitiva. No me sorprendería que alguien se enamorara de ti.

-Dios, Mallory, necesitas dormir. Estás diciendo sandeces.

-Piensa en ello, por favor. No todos los tíos son como Dom.

-Lo haré, no te preocupes.

No pensaba darle vueltas a un tema más que zanjado. El amor y yo nos llevábamos mal, siempre nos habíamos llevado mal. Me había llevado tiempo, pero ya lo asumía. Quiero que todo siga tal como está.

Salí de la habitación y miré la hora: las 22:48. Debería ir a dormir. Aunque Steve y yo ya nos llevábamos bien, mañana seguía teniendo que levantarme a las 6:30 para entrenar con él.

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Sonó el despertador a las 6:30 en punto. Me levanté, vestí y me dirigí al comedor para desayunar. Allí estaban Emma y Katie hablando con Nat y Clint. Cogí leche, dos tostadas, galletas y mantequilla, y me fui a sentar con ellos.

-Hola, _____. ¿Qué tal la charla con Mallory ayer?

-Muy bien, la verdad. Echaba de menos hablar con ella. Os echaba mucho de menos a todas.

-¡Pero habernos llamado, hija mía! -soltó Katie.

-Lo habría hecho, pero llevábamos tanto tiempo sin hablar que no quería que pensarais que solo os busco cuando me interesa, ¿sabéis? Es solo que... me cuesta admitir que necesito ayuda.

-Querida, todas sabemos lo que has pasado. Ya que ella lo hizo, dale razones para que esté más orgullosa de ti de lo que ya está.

Se me cristalizaron los ojos.

-¿Creéis que ella está orgullosa de mí?

-¡Pues claro que sí! Fuiste la primera de la clase en Hogwarts, en la Escuela de Aurores, has cumplido tu sueño de cazar dementores. Todo lo que siempre dijiste que deseabas es tuyo. Estate a la altura de las expectativas. Todos aquí sabemos de lo que eres capaz, solecito.

Por primera vez en años alguien me había llamado "solecito". Solo ella me llamaba así. Abracé a Katie y a Emma.

Llegaron las 7 de la mañana. Hora de entrenar.

-Bueno chicos, me voy al entreno. No quiero morir -dije divertida. Sabía que si llegaba tarde Steve me mataría.

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Cuando llegué al gimnasio Steve ya estaba allí. Luego dicen que los británicos somos los más puntuales...

Me acerqué a él y le toqué el hombro para que se diera cuenta de que ya estaba allí. Me miró y sonrió.

-Parece que hoy has dormido mejor que ayer. Tienes mejor cara.

-La verdad es que sí -contesté -. Sabiendo que Mallory estaba a salvo pude dormir unas horas.

-¿Por dónde quieres que empecemos? ¿Qué es lo que peor se te da?

-Combate cuerpo a cuerpo -dije sin dudar.

-Muy bien. Entra al rin, veré qué aspectos tienes que pulir.

Entré al rin, donde había un saco de boxeo. Dado que él es un súper soldado mejorado con un suero, y yo soy un 0 a la izquierda (y derecha) en combate, estuvimos de acuerdo en que era mejor empezar pegando al saco.

Empecé a repartir golpes al saco mientras Steve observaba mis movimientos atentamente. Todo iba muy bien, hasta que fallé un golpe y el saco me golpeó de vuelta.

-Has fallado por muy poco, _____ -dijo ayudándome a levantar -. Si no hubieras dudado, habrías clavado el golpe.

Una frase totalmente inofensiva, sin ningún tipo de maldad. Sin embargo, fue la gota que colmó el vaso.

Sentí los ya muy familiares síntomas de un ataque de ansiedad + pánico. Empecé a moverme de un lado a otro, con lágrimas en los ojos, y murmurando palabras ininteligibles.

-Yo... Emma... lo... sie...nto. ¡No podía hacer más, vale! -pasé de susurrar a gritar. Me tapé la cara con las dos manos. Estaba asustadísima y totalmente fuera de control. No veía nada, no oía nada que no estuviera en mi cabeza. Hasta que me desmayé.

We can be mended (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora