Capitulo 30

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Me quede dormido por una hora, una miserable hora

Sentí una punzada, que se estiraba desde los nudillos hasta la mitad del brazo, y recordé lo que había sucedido hace unas dos horas atrás. Me levante y fui con prisa a la cocina. No estaba. Luego al baño. No estaba, ¿Dónde mierda se había metido? Recordé que la puerta de la habitación de invitados se había cerrado. Corrí hacia ella y la golpee

–Abby –grite– Abby, se que estas ahí –rodee la perilla

Me desespere, ¿Y si había hecho algo?

–Abby, por favor, perdóname. No quise levantarte la mano –me deslice desde la puerta hasta el suelo– no quise –susurre

Volví a golpear

–Solo háblame, para saber que estas bien –volví a hablar

–Estoy bien –apenas se escucho su voz

–Abby, por favor…

–Vete –susurro

–No. Por favor, perdóname… yo nunca quise…

–Ya lo has hecho –sonó fría

–Mi amor, por favor

–Por favor nada, ya vete a dormir. O a cogerte a Natalie –volvió a decir

–Te juro que no he hecho nada

–No jures, por que no te creo

–¿No confías en mi? –fruncí el ceño

–Confié demasiado, y me fallaste –se escucharon pasos

–Ábreme y conversemos

–No te abriré. Vete Alex, esto ya se acabo. Mañana me marchare –sonó dolida

–No me puedes hacer esto, Abby. Tu eres mi vida

–No digas cosas que no son ciertas

–Daría todo lo que tengo por ti y por nuestros bebes

–Olvídalo ya Alex, entiende que ya perdiste mi confianza. Y cuando uno pierde la confianza de quien ama…

–No digas eso Abby, sabes que en el fondo confías en mi. Sabes que nunca te engañaría, menos con Natalie –se me hizo un nudo en la garganta, ¿Por qué no me creía?

–Ya no confió en ti, Alex

–Por favor, dime que aun me amas –roge

–No puedo decir algo de lo cual en estos momentos no estoy segura

Mi corazón latió a toda prisa, pensé que se me saldría del pecho. ¿En serio había dicho eso?

ABBY:

Corrí hacia la habitación de invitados, cerré la puerta tras de mi de un fuerte portazo.

Alex estuvo a punto de pegarme. Mi cerebro aun no ponía las ideas claras

¿Por qué? ¿Por qué a mi me tiene que pasar todo?

Me puse una de las manos en el vientre, y sentí una pequeña patada en ella. Sonreí.

Me recosté en la cama y me quede mirando el techo fijamente.

Escuche unos pasos pesadamente bajando la escalera, Alex. Tome mi móvil y vi la hora. Había pasado una hora desde que me recosté.

Alex estaba fuera, pidiéndome disculpas. Se me rompió el corazón al oírle su voz. Estaba realmente arrepentido

–Por favor, dime que aun me amas –suplico

–No puedo decir algo de lo cual en estos momentos no estoy segura –dije tristemente

¿Cómo puedes mentir así? Reclamo mi subconsciente

–No me digas eso –dijo apenas

¡Te amo! ¡Te amo con todo mi corazón, Alex! Puede ser que en estos momentos te este odiando por todo lo que estas haciendo y por las cosas que has hecho, pero te amo. No se que haría si tu no estuvieras.

Cuando estoy contigo, todo es hermoso.

–Abby, perdóname. Solo eso te pido –golpeo suavemente la puerta

–Vete a dormir, Alex –me levante, fui a la cama y me recosté

–Abby, ábreme la puerta –volvió a pedir. No conteste

Mire las formas del techo, mientras escuchaba unos sollozos apenas audibles

–Te amo, Alex –susurre para mi misma. Me puse en posición fetal, y me quede profundamente dormida.

ALEX:

Me dolía la mano, el cuello y las piernas. Abrí los ojos lentamente, y me di cuenta de que estaba apoyado en la pared que esta a un lado de la habitación de invitados.

Recuerdos de la noche anterior vagan por mi mente. Casi la golpeo. Mi estomago dio vueltas. ¿Qué hubiera pasado si le hubiese pegado? Dios, no me lo quiero ni imaginar.

Me levanto, paso la mano por mi rostro. Con la mano derecha giro el pómulo de la puerta, haciendo que se abra de inmediato. Una sonrisa estaba pegada en mi rostro. Me había dejado la puerta abierta para que entrara. Cuando puse un pie dentro, me di cuenta de que no estaba. Abby no estaba

Corrí hacia nuestra habitación y vi que no estaba la maleta. Se había ido, me había abandonado

Se escucho una bocina fuera de la casa.

Tal vez no se fue, y solo son suposiciones

Llegue a la escalera y la puerta principal se cerro. Corrí escaleras abajo lo más rápido que me dieron las piernas. Abrí la puerta, y Abby estaba cruzando la calle

–¡Abby! –grite. Se dio la vuelta, espantada por el grito– No te vayas –dije caminando hacia ella

Del coche bajaron Amber y Edgar. Amber tomo la maleta de Abby y la subió a la parte trasera del coche. Edgar camino hacia mí

–Hola bro –sonrió forzadamente

–¿Hola? –Digo irónico– ¡¿Qué mierda estas haciendo?! –intente pasar por su lado, pero su mano me detuvo

–Detente, ella se quiere ir –hablo seriamente

–¿Qué se quiere ir? –fruncí el ceño. Mire el coche. Abby estaba apoyada en el hombro de Amber, supongo, que llorando

–Le estas haciendo daño, te lo he dicho ayer –me reprocho

–No, no la he tocado…

–Intentaste golpearla –aparentaba estar tranquilo, pero en sus ojos había una oscuridad increíble

–Sabes que nunca haría eso –susurre, mirando aun el coche

–Lo has intentado –frunció el ceño

–Pero no lo he hecho

–Casi lo haces –dijo casi gritando– Te creo que no paso nada entre tu y Natalie, te creo, Alex. Pero intentaste golpear a Abby

–Lo se, y no sabes cuanto me arrepiento –me tape la cara cuando sentí las lagrimas caer

–Lo siento, Alex –susurro. Hizo una mueca con la mano, y se encendió el coche

–No lo hagas, no dejes que se vaya –le suplique

–No puedo hacerlo, Alex –movió la cabeza y el coche partió. Me di vuelta rápidamente

–¡Abby, no! –grite. Me ardió la garganta. Corrí detrás del auto, pero este tomo ventaja

–No se devolverán –grito Edgar, corriendo detrás de mi

–¡Abby, te amo. Por favor no te vayas! –volví a gritar, mientras las lagrimas rodaban por mis mejillas

–Ya, cálmate –me dijo Edgar

–No se puede ir, ella… ella es mi mundo –me tire al suelo

–Pues tu mundo se derrumbo –dijo Edgar seriamente

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