PRÓLOGO

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Una fuente. Flores de lirio. Una niña. Un niño.

-Prométeme que volverás -dijo la niña.

-Claro, vendré otra vez a jugar, te lo prometo -dijo el niño.

Esa fue la última vez que hablé con ella. Nuestros padres eran muy amigos, pero por motivos de trabajo mi familia se tuvo que mudar a otra ciudad. En ese momento éramos mi papá, mi mamá, mi hermana pequeña y yo. El nuevo trabajo de papá le daba muchas más libertades de tiempo, por lo que podía jugar mucho más con nosotros; además, ganaba bien. Allí encontré amigos con los que divertirme y algún que otro romance, pero, para serles sincero, no pude olvidarme nunca de ella... y de su cara triste al despedirse. Quería volver a verla, su recuerdo me desvelaba por las noches frías.

Han pasado ya diez años de eso. Y estoy de vuelta.

Juro que volveréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora