GRANJA... ¡ALLÁ VAMOS!

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   Después de visitar el pueblo, se dirigió a casa de su tío. Llevaba todo el verano deseando empezar a cultivar sus primeros productos y cuidando a sus animales.

- ¡Tío Frank! ¡Ya he vuelto! - gritó nada más entrar.

- ¿Qué? ¿Te has dao una vueltecica por el pueblo? - Nanami asintió. - Pos bien, vámonos pa tu granja. - Tu granja está bajando este camino. Pa llegar, pasao el puente, hay que seguir recto un pelín más. Espero que no te importe, la verdá es que es un paseíllo.

- No, claro que no me importa, ¿vamos ya?

- Ja, ja, ja. Sí que estás emocioná.

  Anduvieron hasta llegar a un sitio extraño. Había cuatro puertas, y dos de ellas estaban derrumbadas. La primera tenía un logo de una llama de fuego. Nanami lo había visto antes en el Norte de Westown, así que pensó que sería el símbolo del pueblo. La segunda y tercera eran las  derrumbadas, una de ellas parecía un torii japonés desmontado y la otra tenía un emblema de una tortuga. ¿Qué sería aquello? La última era la más sencilla de todas, constaba de un arco con unos cencerros que colgaban del arco.

- Tío... ¿Qué...?

- Ah, ¿los arcos esos de ahí?  Son las puertas de entrada a los otros pueblos de la región. Debido a un fuerte terremoto se rompieron los caminos para ir hacia ellos, y los están reformando. Cuando acaben las obras, podrás acceder a los otros pueblos.

-   Entonces el otro arco...

- Sí, es tu granja.

  Al escuchar eso, la chica corrió hacia la puerta, hasta atravesarla. Siguió corriendo por el camino un llegaba a la granja, y cuando llegó, respiró un poco de aquel aire fresco. En la granja, había un montón de espacio, allí cabían por lo menos millones y millones de plantas. También había un corral y un establo. Eran pequeños, pero lo suficientemente grandes para albergar un animal.

  Nanami se detuvo en frente de una casita destartalada. Era muy fea y parecía que se iba a caer a pedazos en cualquier momento. ¿Era esa su casa?

- Lo siento, mocica... Reformar una granja no es precisamente barato, ¿sabes? Y no me quedó suficiente dinero para la casa en sí. Pero mira, al menos por el Interior no está tan mal. Entremos.

  La chica no quiso contradecir a su tío, pero el interior era igual o peor que el exterior. Solo había una habitación muy pequeñita con una cama, una estantería de libros y dos baúles. No había ducha ni lavabo.

- ¿Ves? Tienes lo necesario para vivir, una cama pa planchar la oreja, una lamparilla pa iluminar la habitación, un almanaque para ver en qué día estás (he anotado todos los eventos importantes y tó) ¡incluso una estantería con libros pa cultivarte un poquillo!

- Si, ja, ja- río Nanami forzadamente- No... N- no, está... Tan... M-mal...

- Y si quieres, puedes hacer uso de mi baño, o el de Megan. No hay de qué preocuparse.

- Yaaa... Yaaa... Claro... Gracias... - A Nanami no le hizo ni pizca de gracia andar quinientos metros solo para ir al baño de un casa que no era la suya. ¿Y si le daba diarrea? ¿Tendría que ir cada dos por tres a casa de su tío? Tampoco podía dejar un olor desagradable en casas ajenas...

- Bueno... Sé que esto no era lo que te esperabas, Nanami. Mira, puedes ganar dinero haciendo trabajos de jornada y vendiendo verduras. En el otro pueblo, hay un carpintero. Él será el que te reforme la casa, ¿vale? Mira, aquí tienes 200€, gástatelos en cosas pa la granja y pa tí, ¿vale?

- Vale, muchas gracias tío.- respondió Nanami, que ya estaba de mejor humor.

- Y ten esto también- le dió un bolsa muy grande que desprendía un buen olor a comida recién hecha- te he preparao tres pizzas y diez bocatas muy grandes. Es que tampoco tienes cocina... Si necesitas algo más, me lo pides.

- Haalaa, muchísimas gracias.

- Bueno, vamos a la parte divertida. Tendrás que aprender a arar y to eso, no?

- ¡POR FIN!

  Fueron a granja de su tío para coger el material y empezaron con la clase de Agricultura.

- Como se suele decir: "Si lo oyes, lo olvidas; si lo ves, lo recuerdas; si lo haces, lo aprendes." Así que toma esta azada.

  Era la frase más sabia que la chica había escuchado en su vida. Y se adaptaba perfectamente a ella, que era muy torpe. Juntos, consiguieron que Nanami pudiera arar, plantar las semillas y finalmente regarlas.

- Y con esto, ya tienes dominá la Agricultura. Tos los cultivos son iguales. Siempre tienes que hacer lo mismitico. Cuando tengas animales, te enseñaré a cuidar de ellos como es debío.

- Vale. Arar, plantar, regar. Arar, plantar, regar. ¿Eso es todo? ¿Eso era lo difícil?

- Ja, ja, ja. Aplica eso a tos los días, más los animalicos.

- Vale. Me voy para la granja, entonces.

- ¡Que no se te olvide coger la Bolsa con  tus semillas y tus utensilios!

-¡Los tengo!

Había sido un día duro, pero ella estaba feliz. Llegó a su humilde hogar y plantó las diez semillas que le había dado su tío. Tras eso, decidió descansar un poco, e irse al pueblo para visitar a Lisette y contarle todo lo que había aprendido. A lo mejor hasta hablaba con Wayne...

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  Tras volver a casa, se tumbó en la chirriante cama e intentó dormir. Al día siguiente se levantó con buen pie y se planeó hacer un horario con las actividades organizadas, para que le diera tiempo a hacer el mayor número de cosas en las veinticuatro horas. Así estuvo durante lo primeros cinco días. Había reunido el dinero suficiente para comprar una gallina o una vaca. Pero no podía relajarse, también tenía que pagar la casa y la comida.

  Descansaba un par de horas por las tardes; solía ir a casa de su amiga Lisette o a ver a Wayne, pero tampoco olvidaba saludar a Carrie y Brad. Le gustó la vida en la granja, y por eso los días se le pasaban muy rápido.

Una noche mientras Nanami escribía sus cosas en el diario...

- Y... Listo. Hora de ir a dormir. ¡Buenas noches Granja...! Granja... Mmm... Le falta algo... ¡Ya sé! ¡Le pondré un nombre! Será... ¡Granja Sunflower! Creo que suena bien, así... Además, hay muchas flores de ese tipo por aquí, así que le va que ni pintado.

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- Con que "Granja Sunflower"... - murmuró Lisette tras escuchar el nombre que Nanami le puso a su hogar.

- ¿Y bien? ¿Qué te parece?

- Girasol... ¿Sabías qué todas las flores tienen un significado? El del girasol es la alegría. Es una flor de colores vivos, cuando ves un campo lleno de estas flores no puedes evitar sonreír, ese es su poder. Me recuerda a tí, aunque vivas en una granja cochambrosa sigues feliz, mirando al futuro. ¡Eres un girasol personificando!

- ¡Venga ya, Lisette! ¡Para de alabarme tanto, que me sonrojo!
 

  Todo acababa siempre en risas, había encontrado una amiga de verdad, que estaba en su misma situación. Se sentía bien al saber que Lisette estaba allí, siempre la animaba. En los momentos buenos y en los malos.

Eternal Resident Donde viven las historias. Descúbrelo ahora