Muchos de los miembros del cuartel de Garrison estaban en la sala de juntas junto al equipo Voltron, discutiendo sobre los inminentes ataques de Sendak al planeta y la cantidad de grupos que intentaron interceptar esos ataques y fueron eliminados.
-¿Por qué no traemos a más personas a esta base?-Preguntó Hunk.
-Tuvimos que posponerlo, las misiones resultaron ser muy peligrosas.-Respondió el padre de Pidge, Sam.
-Pero hay buenas personas allá afuera, podrían ser protegidas. Mi familia está justo ahí.-Insistía el paladín amarillo.
-Lo lamento Hunk.-Decía apenado Sam
-¡Pero si tenemos la oportunidad ahora...!-Fue interrumpido por uno de los oficiales presentes en la sala
-Oye ¿Los paladines ya no respetan la cadena de mando? ¡Tu comandante dijo que era muy peligroso!
-¡Oficial Griffin ya es suficiente!-Iba a decir algo más, pero un sonido los distrajo a todos. Para ser más exactos, un eructo.
Todos se habían quedado callados y dirigieron su mirada al provocador de aquello, llevándose la sorpresa de que había sido Keith el que lo había hecho, pues el chico tenía sus dos manos cubriéndole la boca, con la cara roja de vergüenza. Lo cual le duró muy poco. Empezó a reírse, le siguió James, después Lance, hasta que todos empezaron a reírse.
-¡Corte!-Gritó una mujer, haciendo que los operadores de cámara y los encargados de los micrófonos se alejaran y dejaran que la directora se acercase a donde estaban los actores.-Keith De todos los momentos en los que pudiste eructar ¿Por qué justamente fue este?
-No fue intencionalmente.-Respondió el coreano relajándose un poco del ataque de risa que le dio. La mujer estaba a punto de decirle algo más, hasta que fue interrumpida por otra persona
-Una hora de descanso.-Una voz masculina se hizo presente, llevándose a la directora que ya estaba sobándose las sienes, en señal de estrés.
Los actores no dijeron más y fueron cada quien a su camerino, salvo dos personas.
Lance estaba en el camerino de Keith, dándose un poquito de cariño. Dándose algunos besos en los labios o simplemente compartiendo algunos dulces que Keith había sacado de la cafetería del set, sin ser descubierto.
El cubano estaba viendo algo en su teléfono y Keith intentaba controlar un poco su cabello, porque aunque lo lleve largo le incomoda muchísimo en algunas ocasiones.
-Awww.-Soltó Lance observando su teléfono.-Las personas de verdad se esfuerzan por matarnos de ternura.
-¿Qué encontraste?-Preguntó divertido el coreano.
Lance le mostró el teléfono a Keith, dejando ver un fan art de ellos.
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-Vaya, está muy lindo.
-¡¿Verdad?!-Lance comenzó a gritar como si fuese una adolescente conociendo a su ídolo. Le encantaba ver dibujos de cualquier tipo, pero mucho más donde estaban él y Keith.
Unos toques en la puerta les llama la atención, recibiendo un "pase" de parte de Keith. Por la puerta entra el codirector, el hombre que se había llevado a la mujer hace unos minutos.
-Hola muchachos.
-¿Qué hay Joaquim?-Contestaron ambos, sin siquiera mirar al codirector.
-Pude calmar a Lauren, estaba a punto de reventar a alguien contra la pared...y no era a alguno de ustedes.
-Lauren ha estado muy estresada ¿No?-Dijo Lance dejando un momento de lado su teléfono, para prestarle atención a Joaquim.
-Oh si.-Respondió el portugués.-Ha estado en guerra con los guionistas por la última temporada.
-No hemos terminado esta y ya están escribiendo la siguiente, muy bien.-Dijo el coreano.
-Han estado cambiando muchas cosas del guión porque a veces ponían algunas cosas sin sentido, otras muy extrañas y otras veces tenían un final...extravagante, digámosle así.
-Jodeeer.-El cubano se quejó y regreso a su teléfono.
El portugués estaba a punto de irse del camerino del coreano, cuando se detuvo en la puerta.
-Ah, ahora que recuerdo, dos cositas muchachos; Keith, no comas algo pesado antes de la grabación, no queremos que pase lo de hoy y Lance; ahorranos a mí y a los demás un trauma de por vida calmando tus jadeos y los gemidos de Keith.-Luego de esas palabras simplemente se fue.
Los dos chicos no decían nada, ambos por vergüenza.
-Por esto te he dicho que aquí no, tarado.
-No es culpa mía Keith, es tuya.
-¿Y mía porque?
-Por tener ese trasero de ensueño.- Y así amigos míos es como el cubano termino con una pequeñísima protuberancia en la frente con un tono rojito. Keith le había lanzado un cepillo y había dado justo en el blanco.
