UNO

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-¿Castiel no deberías estar haciendo tu guardia?-Preguntó Dumah. Castiel miraba a través de la gran ventana del cielo, una pantalla enorme, donde se podía localizar a cualquier ser humano en la tierra, ahí es donde solía ir cuando quería observar a los Winchester. Sonaba extraño que lo hiciera, pero los extrañaba mucho... en especial a Dean.
Castiel dejó salir un suspiro y miró al ángel.

-He terminado mi turno.-El cielo era estable de nuevo, casi tanperfecto como solía ser antes de que Castiel rescatara a Dean del infierno.

-¿Y esto haces en tu tiempo libre?-Sabía que el ángel intentaba burlarse de él.-¿Observar a esos dos humanos?

-Dumah, no te incumbe lo que haga en mi tiempo libre.-Contestó Castiel saliendo de la gran habitación.

Comenzó a caminar por los largos pasillos donde se encontraban los humanos con su propio cielo, tal vez hacía un gran escándalo sobre esto, pero extrañaba la tierra, extrañaba las emociones humanas, extrañaba a Dean.
Jamás en su vida se había sentido tan vivo y todo gracias a los hermanos.
Solía visitar a sus viejos amigos cuando se sentía solo, Bobby, Ellen, Jo y Ash, pero no era lo mismo.

-Castiel está vagando por los pasillos de nuevo.-Dijo Dumah al entrar a la oficina que ocupaba Hannah.-No entiendo de dónde le nació tanto amor por esos humanos.

-Después hablaré con él.-Le dijo Hannah, pues entendía que el ángel se sintiera nostálgico, después de todo, había entablado una relación con esos hermanos.-Tú encárgate de hacer tu trabajo.-Dumah bufó y desapareció entre los pasillos, Hannah suspiró.-¿Qué voy a hacer contigo Castiel?

Castiel se encontraba en el cielo de los Winchester, no estaba habitado por el momento ya que los hermanos estaban allá abajo, a veces solía ir ahí para explorar los recuerdos en los que habían vivido las veces que habían ido al cielo.
Se encontraba en la primera navidad que pasaron en aquel motel antes de que Dean fuera al infierno.
Los dos chicos sonreían con nostalgia, tenían un ambiente ameno y eso hacía sentir a Castiel cálido. Estaba muy solo ahí, todos los ángeles se dedicaban a trabajar día y noche, si se trataba de una emergencia se dirigían la palabra y Castiel estaba harto de eso, solo quería conversar sobre cualquier tema, quería escuchar algo de música, necesitaba escuchar cantar a Dean, cómo solía hacerlo cuando manejaba o tomaba largas duchas.

-Sabía que estarías aquí.-Escuchó detrás de él.

-Hannah.-Se giró sobre sus talones.-¿Sucede algo?

-No, necesitaba hablar contigo.-Comenzaron a caminar sobre la carretera mientras los recuerdos de los Winchester sucedían a su alrededor.-He notado que has estado un poco nostálgico, en realidad todos lo han notado. ¿Necesitas... ayuda?-Preguntó Hannah algo insegura, no sabía cómo funcionaba esto de las amistades.

-No, estoy bien.-Cas fingió una pequeña sonrisa.-Se me pasará pronto.

-Castiel, llevas diciéndome eso desde hace un año.-Le dijo Hannah deteniéndose.

-Se necesita tiempo para superar algunas cosas.-Le contestó Castiel apartando la mirada.

-¿Tardarás todo lo que le resta de vida a Dean Winchester para superar esto?-Preguntó Hannah buscando la mirada de Castiel. No respondió nada, pero Hannah sabía que era la verdad.

Estuvieron unos minutos en silencio, mirando el recuerdo que transcurría a la orilla de la carretera.
Castiel era humano y se encontraba en el búnker con los hermanos, quienes estaban felices y aliviados de que el Ángel siguiera con vida.
Entonces Hannah tuvo una idea, sabía que Castiel sería más feliz así, era algo arriesgado pero su amigo merecía ser feliz.

𝙄 𝘾𝙖𝙣'𝙩 𝙎𝙩𝙤𝙥 𝙇𝙤𝙫𝙞𝙣𝙜 𝙔𝙤𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora