TRES

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Había dormido de maravilla, definitivamente se sentía como en casa, con trabajo se posó en la silla de ruedas y se dirigió a la puerta de la habitación, al abrirla escuchó silencio total, con su mano izquierda se impulsó para avanzar sobre el pasillo, era bastante tedioso estar inmóvil. Se encontraba a unos cuantos metros de la entrada a la cocina, ahí pudo escuchar un murmullo, parecía estar cantando, en la radio sonaba Dust in the Wind de Kansas, definitivamente era Dean, pensó Castiel, avanzó hasta entrar en la habitación, el rubio no pareció notar su presencia, pues seguía cantando casi en un murmullo.

El ex ángel lo observó, usaba pantuflas y su bata gris de siempre, parecía cocinar tocino y algunos huevos, una pequeña sonrisa se asomaba de entre sus labios, pero la borró en cuanto Dean giró sobre sus talones y saltó del susto, no quería parecer un acosador.

-Demonios, hombre.-Dijo Dean con la mano sobre el pecho.-Ese fue un buen susto.

-Lo siento, no quería interrumpir.-Castiel se encogió de hombros y sonrió culpable.-Parecías estar a la mitad de un concierto con la comida.

Castiel pudo notar un leve sonrojo en Dean cuando dijo eso, el rubio no lo miraba directamente a los ojos o al menos evitaba el contacto visual, Dean se aclaró la garganta y giró sobre sus talones para continuar cocinando.

-¿Tienes hambre?-Preguntó Dean dándole la espalda, Castiel estaba por contestar que no, pero eso sería una gran mentira, aún no se había acostumbrado a las necesidades básicas de los humanos.

-Si, es demasiado extraño sentir esto.-Dean frunció el ceño pensando que el ex ángel estaba loco, Castiel continuó avanzando a la mesa, era bastante difícil manejar la silla con una mano, casi no tenía fuerza.-¿Dónde está Sam?

-Todas las mañanas sale a correr.-Contestó Dean, tomó un plato con huevos y tocino, se acercó a la mesa y se lo entregó a Castiel.

-Gracias.-Dijo Castiel en un susurro. A los pocos minutos Dean tomó asiento frente a él, lo miró unos segundos, Castiel pensaba que Dean diría algo pero no lo hizo, dirigió la mirada a su plato y comenzó a comer.
Varios minutos pasaron entre el silencio ensordecedor, se escuchó la puerta del Búnker abrirse, Sam había llegado. Apareció en la cocina, observó extrañado a su hermano, pues ayer le había dicho que no confiaba en Cas y ahora estaba desayunando en la misma mesa que él.

-¿Cómo dormiste Cas?-Preguntó Sam sirviéndose una taza de café.

-Bastante bien.-Cas sonrió y continuó comiendo.-Estaría mejor si pudiera moverme.-Sam rió.

-En unas semanas estarás como nuevo.-El menor se dirigió a la mesa y tomó asiento junto a Castiel.

-¿De dónde eres Castiel?-Preguntó Dean mirándolo con el ceño fruncido.

-Vancouver.-Dijo Castiel sin pensarlo.

-¿Cómo llegaste a Kansas?-Preguntó el rubio.

-Dean...-Sam lo miró advirtiéndole que no siguiera.

-Estuve viajando de estado en estado hasta que llegué aquí.-Dijo Castiel comiendo tocino.

-¿Y cómo fue que terminaste así?-Dijo Dean recargándose en la mesa.

Era algo de lo que Castiel no quería hablar, había sido doloroso y no quería recordarlo en un buen tiempo. El ex ángel se mantuvo en silencio pensando en una respuesta apropiada. Estaba más que claro que no podía decir la verdad, jamás le creerían o pero aún, lo exterminarían.

-Entendemos que no quieras hablar de eso.-Dijo Sam mirando mal a Dean, el rubio se encogió de hombros.-Mejor cuéntame ¿Te gustó El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde?

-Debo decir que me encantó, la manera en la que el escritor habla sobre los humanos me parece bastante acertada.-Dean solo frunció el ceño y se puso de pie abandonando la cocina, no estaba interesado en escucharlos hablar de cosas aburridas.
Olvidó su taza de café en la mesa, así que se maldijo asimismo, regresó sobre sus pasos y antes de entrar escuchó a Sam nombrarlo, se detuvo en seco y escuchó la plática de esos dos.

-Espero que no te sientas incómodo por Dean.-Dijo Sam.-Ha estado muy malhumorado últimamente, creo que está aburrido por la manera en la que nuestra vida cambió.

-Lo puedo entender, no hay más casos en los cuales trabajar, nadie a quien defender.-¿Castiel había sido un cazador? Se preguntó Dean.-Yo a veces también extraño esa acción.

-¿Pensar que tal vez sea tu última caza?-Preguntó Sam, suspiró agobiado.-Odiaba esa vida.

-Tal vez Dean no lo hacía.-Dijo Castiel, Dean seguía con el ceño fruncido, no lo conocía para nada, no tenía derecho a opinar.

-Probablemente tengas razón.-Sam se puso de pie.-¿Te ayudo a llegar a tu habitación?

-No, yo lo haré.-Castiel le sonrió, Sam salió de la habitación encontrándose con Dean quien intentó lucir disimulado.

-Hey.-Le dijo Dean. Sam frunció el ceño y levanto la cabeza en respuesta, entonces se alejó por el pasillo. El rubio entró a la cocina para encontrarse con Cas, quien intentaba lavar los platos, se veía bastante gracioso pues no se podía poner de pie y solo estaba usando una mano, lo vio ponerse de pie como pudo y cuando vio que estaba por caerse corrió a detenerlo.

-Wow, creo que es muy pronto para que intentes eso.-Dijo Dean sosteniéndolo entre sus brazos, sus manos estaban posadas en su cintura, el rubio se encontraba detrás de él, por lo cual sentía su respiración contra su cuello.-Déjame hacerlo a mi.-Castiel estaba sin habla por la cercanía con su cuerpo, cerró los ojos un momento y respiró hondo, Dean lo ayudó a tomar asiento de nuevo.

-Solo intentaba ayudar.-Dijo Castiel bajando la mirada, a Dean le pareció algo muy tierno de su parte, sacudió la cabeza y giró sobre sus talones para lavar los platos.

-¿A qué te dedicas?-Preguntó Dean.

-Solía ser cazador.-Castiel aclaró su garganta.-Pero por ahora no tengo un trabajo.

-Jamás escuché sobre ti.-Dijo Dean mirándolo sobre su hombro.

-Es porque solía cazar en Canadá.-Contestó Castiel bajando la mirada. Hace un año Dean le decía que lo amaba y ahora apenas sabía su nombre.

Dean no dijo más y continuó lavando, minutos después de terminar se giró para encontrarse con Castiel quien lo miraba atentamente, había algo extraño con él, Dean sentía que en cualquier momento los atacaría o robaría cosas del búnker.
Estaba decidido a mostrarle a Sam que ese hombre no era lo que pretendía ser.

-¿Necesitas ayuda para llegar a tu habitación?-Le preguntó Dean, Castiel lo consideró unos segundos, entonces asintió.

Dean se posó detrás de él y comenzó a empujar la silla fuera de la cocina, se dirigieron en silencio hacia la habitación de Castiel, donde al abrir la puerta, Dean sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, cuando estaba por salir de la habitación, Castiel lo llamó.

-¿Dean?-Se detuvo y giró sobre sus talones, lo miró expectante.-Deberíamos de salir por unos tragos algún día.-Castiel le sonrió, Dean se quedó paralizado pues no esperaba una invitación a beber y mucho menos de quien consideraba el enemigo, se ruborizó ante esa sonrisa, no le había dicho nada a nadie, pero había notado que sentía una atracción hacia los hombres, muchas veces su cabeza daba vueltas preguntándose si era gay pero le encantaban las mujeres así que probablemente era bi pero le costaba aceptarlo, se aclaró la garganta y salió rápidamente de la habitación sin decir nada.
Entonces Castiel sonrió para sí mismo, tal vez si tenía una oportunidad con Dean después de todo.

𝙄 𝘾𝙖𝙣'𝙩 𝙎𝙩𝙤𝙥 𝙇𝙤𝙫𝙞𝙣𝙜 𝙔𝙤𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora