Ya habían pasado varias horas desde que el peliverde había huido cobardemente de sus compañeras, ahora se encontraba caminando por la plaza central de la ciudad.
Iba sumido en sus pensamientos, hasta que lo asaltó una idea.
Midoriya: [No he visto a mi madre desde que regresé, debe estar preocupada]
Midoriya fue a casa de su madre, de camino decidió que sería bueno llevarle algo, así que entró a una pastelería y compró un pastel mediano, de sabor vainilla con avellanas.
Quien lo atendió fue el dueño de la pastelería, un joven alto, rubio y de ojos verdes, vestido con una camisa blanca, chaleco negro y corbata roja.
Pastelero: Aquí tienes tu pastel –dándole el pastel–
Midoriya: Muchas gracias señor....¿?
Pastelero: Meliodas, ese es mi nombre.
Midoriya: Pues muchas gracias Meliodas –pagándole el pastel–
Meliodas: Igualmente, oye, ¿No eres tú ese chico de la UA que se creyó que estaba muerto?
Midoriya: Si –baja la mirada de manera pesimista– ese soy yo.
Meliodas: ¿Que sucede?
Midoriya: Perdí la memoria e hice cosas horribles, y apenas hace una semanas recordé quién era y por eso volví, no sé si pueda seguir con mis planes de convertirme en héroe después de lo que pasó
Meliodas: Pero al hacer todo eso lograste salvar a tus compañeros y a All Might, y no solo a ellos, si no que a toda la ciudad, ¿No es eso lo que de verdad importa?
Midoriya: Supongo que si, pero la elección que tomé provocó más estragos de los que ya habían
Meliodas: ¿Si hubieras sabido que pasaría todo esto, te habrías sacrificado de igual manera o hubieras dejado que tanto tus amigos como All Might y tú murieran?
Midoriya: Por supuesto que me sacrificaría, pero aún así ¿Como esto me hace sentir mejor?
Meliodas: –le pone la mano en el hombro– Siempre tendrás que tomar decisiones difíciles, lo importante es saber que elegiste la correcta, aún cuando no sea así, aún cuando pienses que elegiste mal, que te arrepientas no cambiará el pasado, debes seguir firme, con la vista al frente sin mirar atrás, nadie puede predecir el resultado final.
Midoriya: Gracias, oye ¿Eres psicólogo o algo así?
Meliodas: No pero un amigo mío si –se escucha la campanita de la puerta– de hecho aquí está –se dirige a un sujeto, no muy alto no fornido, si embargo se veía intimidante por la expresión en su rostro– ¡Hola Levi!, Aquí tienes el pastel de aniversario que pediste, estoy seguro de que Petra quedará encantada.
Levi: Gracias Meliodas –dijo de manera fria, luego pagó y se fue–
Midoriya: [Me parece que lo he visto en otro lado]
De pronto sale otro pastelero desde la cocina, era más alto, su pelo era plateado y sus ojos rojos, además de que tenía una cicatriz en la mejilla.
Meliodas: ¡Ban!, Veo que terminaste una nueva tanda de panesillos –toma uno–
Ban: Así es Capitán.
Meliodas: ¿Te importa si le doy uno al muchacho?
Ban: Adelante
Meliodas: –le extiende el panesillo a Midoriya– Anda puedes llevártelo, cortesía de la casa
Midoriya: No gracias, no podría aceptarlo
Ban: Anda, están muy buenos, te alegrará el día, créeme
Midoriya: Supongo que está bien –toma el pastelillo y le da una mordida– ¡Esto está riquísimo!, Bueno me tengo que ir, gracias por todo
