Malu blanco y negro
Sé que faltaron razones
Sé que sobraron motivosContigo porque me matas
Y ahora sin ti ya no vivoTú dices blanco, yo digo negro
Tú dices voy y yo digo vengo
Miro la vida en color y tú en blanco y negroDicen que el amor es suficiente
Pero no tengo el valor de hacerle frente
Tú eres quien me hace llorar
Pero solo tú me puedes consolar
La conciencia vino con la velocidad de la miel fría cayendo de una cuchara colgante. Despacio. Así poco a poco, y por eso le tomó tres veces entender que alguien le hablaba.
-Di 'Yo acepto'. -
-¿Eh? - Con los ojos cerrados, y los parpados demasiado pesados para
levantarlos, su boca como un melocotón difuso con necesidad de agua, la mente de Teena se esforzó por despertar pues aun estaba densa de dormir tanto.
-Di 'Yo acepto', - siseó una voz con acento, una voz que le resultaba familiar.
Pero fue el olor lo que la hizo sonreír. Olor de almizcle masculino mezclado con un perfume picante. Parecía que su admirador Ruso estaba todavía a su lado. ¿Se había dormido sobre él en la fiesta?
Era tan difícil recordar.
-Repite después de mí. 'Yo acepto'.
¿Que hizo ella? Obligando a su cerebro aponerse en marcha, se esforzó para recordar los eventos. En su último recuerdo, ella estaba regresando de nuevo a casa
después de la boda de su hermana. Borracha como el infierno porque ella estaba tan enojada con su familia, cuando Dimitri, el atractivo ruso, salió a su paso. Se había asegurado de que la tierra fresca no entrara en contacto con ninguna parte de su
cuerpo. En su lugar, dejo que ella descansara contra su fresco pecho sólido.
La sostuvo en sus brazos. Dijo cosas. Lindas cosas. Pero olvídense de eso y
avancen rápido a la parte emocionante, donde la besó.
Oh Dios. Éste le otorgó un beso magistral que la derritió. Recordó la sensación de debilidad en las piernas. El vagar de sus manos, entonces...
Su frente se arrugó. No podía recordar nada más allá del increíble beso. Nada.
En absoluto.
¿En serio se había quedado dormida durante el abrazo más intenso de su vida?
Fue esta la razón por la que Dimitri la sostuvo en sus brazos, era su olor a
almizcle lo que la rodeaba
-Despierta, gatita. Solo por un momento. Necesito que digas 'Yo acepto'. -
-¿Yo Acepto? -
¿Aceptar qué? Ciertamente él no estaba pidiendo permiso para besarla de nuevo. ¿Sucedió después algo más? Auhgs. Deseaba que su cerebro no fuera un lento desastre. Dando una sacudida a las telarañas mentales de sus pensamientos, ella oro
para poder abrir los ojos a tiempo de ver el hermoso rostro de Dimitri flotando cerca del suyo. También oyó las palabras,
-Os declaro marido y mujer. Puede besar a la novia. -
¿Qué?
Antes de que pudiera comprender lo que había sucedido, unos labios se
apretaban contra los suyos fundiéndola con su toque, haciéndola olvidar sus preguntas y despertando un incendio. El beso no ayudó a recuperar sus sentidos. Por
el contrario, ella se metió en un estado placentero con una sola idea real en la mente -más.
Más besos. Más calor. Más Dimitri.
Los brazos envueltos alrededor de su cuerpo la mantenían en posición vertical y era una muy buena cosa, también, porque noto que sus piernas tenían la consistencia
de goma blanda. Una pequeña parte de ella comentó que debería protestar, o por lo menos hacer un esfuerzo para hacer valer algún tipo de control.
Ella no estaba funcionando a toda máquina. Una lentitud aún la dominaba. Se le ocurrió que debería llorar y estar asustada, y sin embargo...
Ella realmente estaba disfrutando de los suaves labios y el calor de su aliento. O ella lo disfrutaba hasta que se encontró repentinamente depositada en una silla.
Hablando de un rudo despertar.
Su cuerpo lamentó la pérdida de la calidez de su abrazo, mientras que su leona maulló en frustración. Una frustración que entendía demasiado bien, dado el ardor que despertó se negó a irse tan fácilmente.
Luchando contra el cansancio en su cuerpo, se las arregló para revolotear los ojos abiertos, no es que la ayudara a comprender mucho. No reconoció a su entorno.
Una pluma fue empujado en sus manos.
-Firma aquí, - la voz con acento de Dimitri ronroneó en su oído.
-¿Qué pasa?, - Murmuró con los labios entumecidos mientras se esforzaba para permanecer despierta. Miró parpadeando hacia la hoja en blanco delante de ella, en vano. Las palabras en el papel vacilaron.
-Es lo que quieres. -
¿Verdaderamente lo quiero? ... lo quiero.
Sin darle un segundo pensamiento, ella firmó.
Luego él lo hizo también, utilizando la misma pluma que tenía, su firma junto a la de ella en negrita en el certificado de matrimonio.
Abrir y cerrar.
Volvió a leer.
No, las palabras en el papel no cambiaron.
Ella clavó un dedo en el papel, no confiando en sí misma para hablar. Pero si lo hubiera hecho, podría haber sonado mucho como su padre, pero con menos malas palabras. ¿Qué demonios ha pasado?
Él respondió a su pregunta no formulada.
-Somos marido y mujer, pequeña gatita. -
¡¡Oh!! Cuan inesperado.
Casada. Estaba casada. Con Dimitri. Estoy casada con el tigre.
Eh, una boda forzada, la primera para la familia y ciertamente nunca un
desastre que su hermana hubiera conseguido.
¿Punto para mí?
No, porque Meena eludió los planes de Dimitri. Yo, por el contrario, caí como un dominó. Lo que es peor, no lo vi venir. Realmente pensé que yo le gustaba. Pensé que había hablado enserio cuando dijo que iba a cortejarla y demostrar su intención.
Qué idiota, secuestrándola de esta manera y casándose con ella a escondidas. Convertirla en su esposa. ¿Su esposa? ¿Podría reír una leona? Su felino interior sin duda parecía un poco demasiado satisfecha. Su compañero. El ruido mental, vibró a
través de su cuerpo como un ronroneo fantasmal, que dejó sus sentidos vivos. ¿Se va a poner de pie y hacer valer sus derechos?
-No me puedes obligar a que me case contigo. - Le dijo. Se dirigió por último al hombre vestido con un traje con un alzacuello de blanco y negro, una especie de tipo religioso. Por lo cual no aprobaría esta farsa. -Dile que no cuenta porque no
estaba de acuerdo. -
-Has dicho 'Yo acepto', - Dimitri le recordó.
-Debido a que me lo pedias mientras yo ni siquiera estaba despierta. No
cuenta. ¿Y porque ese cura me está ignorando? -
-Pequeña gatita, si te calmas, podre...
-No voy a calmarme. - Ella se lanzó de la silla, que tardíamente se dio cuenta de la fragilidad de la misma. La silla de plástico con sus patas de metal, una reliquia de
los años setenta, se quebró. La mano que había usado para ponerse de pie se deslizó cuando el plástico se rompió y perdió el equilibrio. La silla se inclino hacia un lado,
estiro su brazo, pero sus reflejos todavía eran algo lentos pues aun estaba mareada y
termino golpeando el suelo con su hombro y luego un rebote de su cabeza en el suelo
de mármol industrial. Ella se quedó allí, en ángulo, aturdida, y también exponiendo una pierna mucho más de lo que debería. A través de sus ojos entrecerrados, observó el dobladillo de su falda en su cadera. Dimitri también lo notó. El interés ardía en su mirada, también el religioso tuvo una mirada, y se aclaró la garganta.
¿Cómo se atreve a robarle la atención de Dimitri?
Grrrr. ¿Quién gruñó?
-Vamos, vamos, ahora, pequeña gatita, dame un momento para hacer frente a este hombre, obviamente, valiente, por enfrentar tu rabia viciosa.
-No soy viciosa. - Viciosa era su hermana.
-Creo que eres más fuerte de lo que sabes. -
El tenía razón.
Quería saltar y darle algunos lametones. Su gatita interna simplemente no podía mantener su gigante nariz fuera de él. Pero no estaba solo apreciando el
cumplido. Como broche de oro, la licencia de matrimonio se la llevaron lejos y la metieron en un sobre marrón.
-Asegúrese de presentarla hoy, - ordenó Dmitri mientras le entregaba un fajo de billetes verdes al cura. -Confío en que hay suficiente allí para mantener su discreción. -
-Siempre es un placer hacer negocios con su familia, - respondió el hombre.
-¿Negocio? Esto es ilegal, - gritó ella, una especie de molestia se apodero contra ambos por su actitud indiferente.
-Mujeres. No se puede vivir con ellas, - se quejó el hombre con cuello, -y no puedes matarlas, eso lo hace el tiempo. Y se preguntan por qué me uní a la iglesia.-
-Un hombre necesita herederos legales para dejar atrás su legado. - Dijo Dimitri mientras lo acompañaba hacia la puerta de metal.
Fue entonces cuando observó que era la única puerta de la habitación, aunque al llamarla habitación estaba siendo generosa.
Poniéndose de pie tuvo una perspectiva completa, no es que había realmente mucho que ver.
Las paredes grises gritaban espacio de utilidad, al igual que la mesa blanca con cicatrices, manchas de color naranja, anillos negros y arañazos que siempre arruinan la superficie prístina. Alrededor de la mesa estaban dispersas un popurrí impar de
sillas. Como si hubiera sido regurgitado desde los años setenta, asientos naranjas decubo de plástico, mezclado con un poco de azul oscuro y unos pocos verdes, fueron
esparcidas al azar.
La que ella había roto yacía en dos pedazos en el suelo. Sirvió como un
recordatorio de que incluso mientras estaba sentada sus problemas no la dejaban sola.
Si bien una parte de sí misma parecía pensar que ella debería apoyar la cabeza
hacia abajo para una siesta, sabía que no era un buen plan. Incluso sus pensamientos mareados y confusos reconocieron algunos hechos importantes.
Uno, el alcohol no había causado su sueño. ¡Ella fue drogada!
Dos, ella estaba malditamente casada.
Y tres, maldición, esas eran buenas drogas porque, a pesar de que debería haberse enojado con Dimitri, sólo quería besarlo.
Acercarse. Tocarlo. Frotarse contra él. Márcalo con nuestro olor. Así de
insidiosos eran los pensamientos mientras ronroneaba ella dando un paso hacia él.
Sólo uno, y luego se congeló con el recordatorio de que besarlo era una mala idea. Las chicas buenas se comportan. Los niños malos no lo hacen. Y los tigres machos alfa
totalmente prosperaron haciendo lo increíble. Dmitri se movió, y rápidamente, porque, lo siguiente que sabía, era que estaba presionada contra la parte delantera de
él.
-Enójate gatita. Te animo a gritar y patalear. - Confundida, ella lo miro.
-¿Quieres que se desate el infierno? ¿Admites que estabas equivocado? -
-No. Te dije que serías mía, y cumplí con mi promesa. Sin embargo, tu ira se está convirtiendo en otra cosa. ¿Sabías que tus ojos destellan de la manera más
provocativa? Y tu olor... - Él inhaló profundamente y cerró los ojos. Cuando se volvieron a abrir, parecían brillar con el calor de su hambre. Ella tragó.
-Esto no es una broma. -
-No me estoy riendo. -
-Sin embargo, estás actuando de manera indiferente sobre todo. Me
secuestraste y luego te casaste conmigo mientras yo estaba prácticamente babeando
todavía por el sueño.
-Tu roncas, no babeas. -
-Gracias por avisarme, - espetó, no feliz de que él le señalara una falla obvia.
-Es lindo. Yo, por el contrario, no ronco.
-No es información que necesite, ya que no vamos a dormir juntos. -
El se echo a reír.
-Tienes razón. Nosotros no vamos a dormir mucho. -
Ella no necesitaba mucho para entender la insinuación. Como su esposa, ella podría dar el siguiente paso. Sus manos agarraron su cintura, manteniéndola presionada contra la dureza de su cuerpo, un cojín tortuoso para sus sentidos
hipersensibles.
-Voy a ser un buen marido. -
Sorprendida por su anuncio, su mirada se encontró con la suya, y su respiración se atasco. Esos intensos ojos azules no dejaban de capturarla. Esos labios la tentaban,
sobre todo ahora que sabía su gusto, el tacto, ah y no la dejó olvidar el deleite. Un estruendo estremeció su cuerpo.
¿Que lo perturbaba?
Al parecer, ella lo hacía.
-No debes mirarme de esa manera, gatita. Esto hace que un hombre quiera arriesgar su vida y explorar la tentación que ofreces en esa mirada.
-¿Cómo es arriesgado? Un beso no puede matar. - O el pesar de la falta de uno podría causarle a una la combustión espontanea.
-Arriesgado porque no tenemos tiempo. Hay que salir antes de que aquellos que nos buscan den con nosotros. -
-¿Quién está detrás de nosotros?, - Preguntó. ¿Dimitri tenía enemigos?
Como mafioso en su tierra natal, sin duda tenía su parte justa.
-Tu familia está al acecho. ¿Quien más? Tu padre tiene ojos y oídos en todas partes. Es condenadamente impresionante. Tendré que interrogarlo, um, me refiero a
pedir a mi nuevo suegro como lo es desde esta fecha. Por el momento, creo que es mejor no pisar la cola de ese león. -
-¿Asustado de mi papá? - Sí, ella sonrió totalmente descarada.
-No, no deseo comenzar mi matrimonio con el asesinato de tu padre. Puedo ver eso causando un pequeño problema. -
-¿Pequeño? -
Él rió.
-Tienes razón gatita. Incluso si yo matara a tu padre, a pesar de ello me
adorarías locamente. Pero no hay necesidad de probar esa teoría. Vamos a viajar en mi jet tan pronto como te alimente.
-¿Estamos en un aeropuerto? - Ella echó una mirada en torno, en busca de una indicación de qué aeropuerto. Cualquier tipo de fuga era buena. No podía seguir casada con este loco, incluso si tenía los ojos azules y el encanto de un seductor
oscuro.
-Nosotros, ¿en un aeropuerto? Nop. - Estiró la palabra e hizo un intento de parecer inocente. Fracasando totalmente, dado que él era parte demonio. Esto no significaba que el intento, no resultara ridículamente distrayente.
Ella se retiró de sus brazos, y él se lo permitió. Ella se dio la vuelta. No dejes que te absorba en su mundo imaginario en el que este tipo de cosas es normal.
Por otra parte, ¿no había admitido que él llevó a cabo las acciones de sus
novelas románticas? Argh. Tenía que dejar de encontrar el calor en sus acciones.
Escapar debería seguir siendo su meta.
-Estamos en un aeropuerto, lo que significa que, si grito por ayuda, alguien va a venir. - Acababa de sabotear su plan. ¿Quería ella fallar? ¿Hizo esto inconscientemente ella porque quería quedarse con Dimitri y ver lo que sucedería?
Duh. Parecía que su felino interior sabía el resultado.
-No te recomendaría que hicieras eso.
-¿O qué?, - Se atrevió a decir, un destello de valor animándola.
-Te daré un beso de buenas noches.
Y lo hizo. Girando la espalda para enfrentarla a él, la besó con hambre
impresionante, con una boca dura y suave, exigente pero persuasiva. Él la poseía en ese momento.
En ese mismo momento, lo habría seguido a todas partes, pero cuando sintió el pinchazo de una aguja en su nalga, ella gruñó,
-No otra vez. -
Ella chocó contra el sueño instantáneo.
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La Novia Del Tigre •||Saga El Orgullo Del Leon 4||•( Terminanda)
Tiểu Thuyết ChungCuando al principio no tengas éxito intenta con el secuestro