Capítulo 8

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¡Maldición! ¡Lo único que quería es ayudarla! Aún quiero. Sabía que iba hacer algo dificil y sin embargo me arriesgue. Es que ¡ahg! ¡me desespera! Prometí ser paciente, lo más que pueda con ella, pero a veces suele complicarlo.
No quería decirle eso, que no me importaba si se cortaba o no, ¡está claro que me importa! Solo...estaba enojado, las palabras salieron por si solas, palabras que estoy seguro. La lastimaron.
Estoy en mi habitación, sentado en mi escritorio frente a mi ventana y frente a ella. La veo entrar a su habitación, quiero mandarle un mensaje pero no puedo, mirá hacía dónde estoy, y al momento de eso me levantó, no quería pero de todas formas sigo molesto con ella.

Llego la mañana, ya había pasado un mes. Un mes en el cual no la hablaba, me sentía fatal, como siempre la seguían molestando pero cuando ella no veía, me acercaba a esos idiotas y les daba lo que se merecían.

-Hola cariño buenos días.

-Hola mamá, ya me voy a la escuela.

-¿Cómo van las cosas con Doris?.

-Mmm...bueno ya sabes, cómo siempre.

-Deberías de hablarla ya.

&Si, eso es lo que haré. Me siento mal, no debí decirle todo eso-suspire-además tengo que pedirle una disculpa y aún la tengo que ayudar.

-Así es cariño.

-Bien, me tengo que ir mamá.

-Adiós-me dio un besó.

Salí, para mala suerte o no, Doris iba saliendo con sus amigos. Este no era momento para hablar con ella, pero de que lo haría lo haría.
Cuándo estaba en mi habitación siempre tenía mi celular a la mano, escribía algo y luego lo borraba, siempre eran disculpas o algo para volver a hablar con ella pero nunca los podía enviar. Miraba por la ventana y la veía triste como la mayoría de las veces.
Llegue al salón y me senté en mi lugar, esperaría a que ella llegará, esta era hora libre cómo siempre y a veces venía al salón porqué sus amigos estaban con sus novias.

Esperé, esperé, esperé y esperé hasta que por fin apareció, tomó asiento y saco un libro, no sabía como empezar o que decir pero ella se adelantó.

-Jos-me llamo.

-¿Qué? -le contesté, intente no sonar muy duro, pero el echo de que quisiera disculparme no significaba que no seguía enojado con ella.

-Lo siento-espera ¿qué? ¿lo sentía? Si el que debe de disculparse soy yo.

-No Doris, mira el que lo siente soy yo. No debí tratarte a cómo lo hice ese día, y debes de estar consiente de algo. Me importas y siempre me has importado, me importa lo que hagas y dejes de hacer, eres...mi...amiga.

-Me lo merecía-sonrió pero aún así, se notaba que quería llorar. Y no me equivoque. Sus ojos se cristalizaron y soltó pequeñas lágrimas.

-No, tu no te merecias que te tratara así. Nadie lo merece, bueno algunos si pero...bueno tu entiendes. Ahora ¿por qué te disculpaste tú? El que debía hacerlo era yo.

-Yo me lo busque, había prometido no cortarme y lo hice.

-Pero eso no es justificacion para que yo te tratara cómo lo hice.

-No fue la gran cosa.

-Claro que lo fue Doris, enserio que lo siento.

-Esta bien Jos. Tu lo sientes, yo lo siento, estamos bien-sonrió-Ahora tengo que volver a pedir disculpas.

-¿Por qué?.

-Mmm...bueno yo, me volví a cortar.-hizo una mueca.

-No me digas, creó el saber porqué.

"Lo Que Te Hace Perfecta"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora