Capítulo 31

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Un chico y una chica, acostados en una cama, después de haber tenido una noche inolvidable llena de amor.

—Despierta hermosa–habló un pelinegro con una sonrisa de oreja a oreja–¡hey! Mi amor, despierta–no podía evitar sonrojarse cada vez que le decía mi amor suerte que su novia aún no despertaba–¡Dormilona! –habló a su oído.

Ella se empezó a remover en su lugar y poco a poco fue abriendo los ojos, encontrándose con la persona más linda del mundo a su lado.

—Buenos días–sonrió–me gusta como se te ve tu cabello–miro su cabello todo alborotado.

—¿Asi? –la miro pícaramente–es que alguien jalo mi cabello anoche–Doris se sonrojo a lo que Jos comenzo a carcajearse, vaya que era hermosa.

—Uhm...yo, e-eso no es ci-cierto–se tapó la cara.

—No te la tapes–Quito la Sabana–te vez hermosa así.

—Tu también te vez hermoso, todos los días.

—Te amo.

—Yo también te amo.

Y unió sus labios en un beso, ahora ya no se les dificultaba tanto decir esa palabra, porque cada vez que lo decían, sentían algo fuerte dentro de ellos. Nunca se imagino que algún día llegaría a decirle esa palabra a alguien y que alguien algún día se las diría a ella.

—¿Crees que nuestras madres ya llegaron?

—No lo se, a lo mejor. Bueno creo que tomaré un baño.

—Esta bien.

—¿Me quieres acompañar? –pregunto pícaramente.

—¿Eh? N-no ¡José! –Jos rió, se acercó a ella y le plantó un beso.

—Me gusta cuando te sonrojas, era una broma tontita.

Se quedó mirando a su novio dirigirse a su baño, vaya que era el chico perfecto que alguien desearía, simplemente era una persona única e inigualable. Haciendo que sus pensamientos más malos la atormentaran preguntándose una vez más ¿como alguien como el se pudo fijar en ella? Sacudió su cabeza y prefirió mejor, pensar en todo lo que había pasado la noche anterior.

>*****<

Era lunes por la mañana, el pelinegro ya se encontraba en el Salón como todos los días, se encontraba leyendo un libro, hasta que llegó alguien.

—Hola feo–saludo Xiomara.

—Hola insoportable–contestó mientras volvía a poner su atención en el libro.

—Entonces ¿que me querías contar?

—Creeme que estoy pensando en si decírtelo o no.

—¿Por que no habrías de decírmelo pedazo de idiota? –pregunto algo ofendida.

—Es algo personal.

—Oh vamos, si llegue saber cuando te–Jos la miro con ganas de matarla y decidió no terminar esa oración–bueno, cuando me dejaste traumada de por vida, porque no e de saber esto que aun no se y no me quieres decir.

—Bien.

—Pero vamos a la parte trasera.

—No, las personas pueden escuchar y es algo personal.

—Quien podría escuchar, vamos.

—Que no.

—Bien, entonces dime.

&quot;Lo Que Te Hace Perfecta&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora