Capítulo 1

132 15 11
                                    


Las 7 de la mañana eran las más frescas para mi. Subir a mi techo con una taza de café caliente era lo mejor del mundo. Puedo ver los amaneceres desde aquí. Tan calmado, era inspirador en cualquier ambiente.

No esperaba nada más que un día espectacular, fuera de malas decisiones y de malas vibras. Los colores de aquellas nubes eran impresionantes, muy conmovedoras, transmitían paz y armonía.

Pero si giraba 180 grados podía ver una aura negra. Tanto humo negro salia de aquella fabrica gigante. La aborrecía tanto.

¿Lo peor? Yo comía gracias esa estúpida fabrica. Lo odio tanto.

Después de ese café caliente, bajé para agarrar mis cosas e irme a esa dirección.

─Rapmon, ya vuelvo. Por favor cuida la casa.

Y salí rumbo a aquella fábrica.

El camino era muy largo pero todo era por comer. Entre más me alejaba, menos personas habían en las calles.
Incluso la vegetación era escasa. El humo sofocaba aquellas bellas plantas e impedían que crecieran de tanta contaminación que daba esa fábrica. Por más que lloviera, las plantas se negaban a crecer por la grasa y desperdicio que había. Era realmente triste ver todo eso.

Mis zapatos se ensuciaban cada vez más por la tierra lodosa de los alrededores.

No iba exactamente a la puerta de la fábrica, yo iba a aquel lugar en donde esos lindos muñecos paraban... Bueno... los que no tuvieron la suerte de pasar el examen de "perfección".

En aquella montaña de piezas rotas, esa que parecía una pila de cuerpos de bebés muertos... Yo buscaba entre esas montañas.

Escogía cualquier pieza que podía servirme para arreglar algún juguete o reparar alguna prótesis. Todo esos rostros rotos, muñecos que solían ser lindos ahora sólo eran restos de ellos.
Caminé por esas montañas recolectando todo lo que podía, sin ser visto.
Pasé de porcelana a vidrio, necesitaba vidrio también. Había tanto material pero de todo eso empezaba a ver cables ...

¿CABLES? Espera, eso nunca lo había visto. Seguí buscando más de eso, cada vez encontraba más... Ahora en piezas de metal, esto era fantástico. La máquina arrojaba algunas de esas cosas. Me cubrí para que no me golpearan con una de esas. Cuando llegué a un lugar más seguro bajé mi guardia para observar a mi alrededor. Todo seguía siendo de porcelana. Todo seguía siendo un asco de lugar.

Decidí mejor retirarme para evitar algún accidente, pisar porcelana ya me estaba cansando un poco, era como estar pisando grava.

Veía aquellos lindos muñecos una vez más para llevarme algo extra, todo era pequeño hasta que vi eso.

Una pierna de tamaño real. Me asusté por un momento, pensé que era una persona real... ¿Y si tal vez era una persona real? Me acerqué para confirmar que no fuera eso que yo pensaba.
Tomé la pierna y la alce, pero sólo salió eso. Una pierna.

Eso era increíble. Tenia una prótesis ya hecha, esto era genial.

Alce mi mirada para ver si no había uno más y efectivamente, había un brazo. Me apresuré para recogerlo y en cuanto jale, supe que estaba atorado. Con todas mis fuerzas jale mucho más hasta que el brazo entero salió......... Espera...

Pegué un Santo grito que creo lastimó hasta mis cuerdas vocales y retrocedí hasta caer en toda esa chatarra. Me dolió todo.

Mi corazón estaba bombeando tan rápido que creí que se me iba a salir. No era un sólo brazo, jale todo un muñeco gigante. Mi piel se rizo al ver tal cosa. ERA UN MUÑECO EN TAMAÑO REAL. Me estaba alterando de más.

Me acerqué a él para verlo detalladamente, era tan asombroso. Su rostro estaba intacto aunque estaba algo sucio, pero su cuerpo... Estaba destrozado, tenía esos cables que había visto antes. No tenía piernas y parte de su espalda estaba rota.

¿Qué? La pierna que tenía era de ese muñeco. ¿Quien diría? Ja ja.

Quería llevármelo a casa, este de seguro era mi escapatoria de la pobreza. Podía incluso comprarme una casa mejor con esto.

De inmediato me puse a buscar todas sus partes. Cables y piezas de más, pero no encontré lo que quería. Cuando quise cargar al muñeco, este pesaba como una persona real.

¿Cómo diablos me llevaré semejante cosa?

Empecé a toser mucho. El aire contaminado me estaba afectando de nuevo.

Volví a intentarlo. De nuevo fallé.

Ni modo, arrastrando será.
Lo cubro con una manta, con la que yo me cubría del sol, sólo para que no se vea que llevo un muñeco, todos pensarían que llevo una persona muerta.
....
Sabes qué, mejor no. Arrastrando es mala idea.
¿Cómo diablos me lo llevo?

.
.
.

.

.

Tardé una eternidad pero por fin llegué a casa. Rapmon me recibió como siempre, con una cola muy agitada.

─Hola, amigo─ lo saludé de vuelta y deje caer el peso que cargaba mi espalda a la mesa de madera que había en mi sala.
─Rapmon adivina qué ─ tosí un poco ─¡SEREMOS RICOS!─ El perro salto al ritmo mío. Estaba tan contento como yo lo estaba.

OH CIELOS, TENIA TANTO TRABAJO POR HACER.

𝙀𝙡 𝙘𝙖𝙡𝙤𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙥𝙤𝙧𝙘𝙚𝙡𝙖𝙣𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora