Contrato Por Amor ✦ Vsoo/Taesoo ✦ Adaptación

Capítulo Quince

Jisoo llevaba más de la mitad de la carrera de obstáculos, y Taehyung no podía por menos sentirse impresionado. La fuerza de la chica dejaba mucho que desear, pero si calificara por determinación, y tomando en cuenta que era un grado de fuerza sorprendente dado a su estatura y peso, tendría que darle las mejores notas. Desgraciadamente, no era así.

El circuito estaba situado detrás del edificio de la compañía. Se permitían cuatro horas para terminarlo, pero la mayoría de los que lo completaban con éxito lo hacían en tres.

Jisoo lo hizo bien en los retos de equilibrio. Era obvio que corría mucho. Y lo había hecho mucho mejor de lo esperado en los obstáculos de agua y barro. Su gran reto era la fuerza. Estaba a mitad de camino de la pared que había subir con cuerda y los brazos le temblaban por la tensión.

—¿Quieres dejarlo? —le gritó él.

Le faltaba todavía un tercio del circuito, y era imposible que lo terminara en el tiempo que le quedaba.

—¡No! —gritó ella a su vez.

—¡Llevas tres horas cuarenta y dos minutos!

Ella siguió subiendo sin contestar. Cuando llegó arriba, él por una parte, quería aplaudir, y por otra quería gritarle que se rindiera de una vez. Era imposible que lo consiguiera.

Ella plantó un pie en la soga para bajar y se agarró con la mano. Movió el otro pie y agarró el siguiente asidero y después otro.

Pero entonces perdió equilibro y por un segundo terrorífico quedó colgando de una mano antes de que la soga se le resbalara de los dedos.

Estaba cayendo y Taehyung echó a correr, desesperado por cazarla al vuelo y parar al menos en parte su caída. Pero estaba demasiado lejos, no llegaría.

Ella aterrizó de pie sobre el montón de heno, se le doblaron las piernas y cayó de espaldas.

—¡Jisoo! —gritó él, cayendo de rodillas— ¡No te muevas!

—Estoy bien —musitó ella. Parpadeó.

—Te has caído diez metros. ¿Puedes mover los dedos?

—Sí —ella comenzó a sentarse.

—No te muevas —Taehyung necesitaba saber si se había roto, lastimado, o safado algo.

—¿Eso es legal? ¿Hay un límite a la distancia desde la que puedo saltar?

—Tú no has saltado.

—Sí he saltado —se incorporó, sentada— ¿Estoy descalificada?

—No. Te has caído. Necesitas un médico.

—Lo veré luego —repuso ella, tambaleante al ponerse de pie—. Soy una agente de seguridad y puedo seguir.

—Te quedan quince minutos.

Ella echó a andar hacia la viga de equilibrio, pero sacudió la cabeza y se puso al trote.

Taehyung quería pararla. Todos sus instintos le decían que ella no debería estar allí, que aquello no era para una mujer. Y después de la viga de equilibrio tenía que arrastrarse entre barro y alambre, hacer cien flexiones, cargar con el muñeco y subir neumáticos. Y todo eso ante de correr tres kilómetros hasta la línea de meta.

Estaba arrastrándose cuando sonó la bocina. Se detuvo, suspiró y plantó la cara en el barro.

Cualquier persona con cordura se habría alegrado de que terminara aquello. Ella no parecía alegrarse. Y por otra parte, tampoco parecía tener cordura.